
Cultura
Ni San Clemente de Tahull ni Santa María del Naranco: Esta es la preciosa iglesia románica española preferida por los internautas
Su espectacular portada es lo que más a enamorado a los lectores de las principales revistas de viajes de nuestro país

El Románico es uno de los estilos arquitectónicos que más seducen a los turistas. Pese al tiempo que ha pasado, cientos de años, son muchos los ejemplos que seducen a los visitantes. Pero de entre todos ellos, los internautas de las principales revistas de viajes de nuestro país "Viajar" y "Condé Nast Traveler" han elegido una impresionante iglesia de una pequeña ciudad como uno de los monumentos más bonitos de España, y no es ni la catalana de San Clemente de Tahull ni la asturiana de Santa María del Naranco.
La arquitectura románica fue el primer gran estilo arquitectónico creado en la Edad Media en Europa después de la decadencia de la civilización grecorromana. Su desarrollo estaba completamente establecido alrededor de 1060, pero los primeros signos de cambio fueron diferentes según las regiones y no hay consenso sobre una fecha para sus inicios, que van desde el siglo VI hasta el siglo XI. Tendrá varias etapas, fundamentalmente dos, conocidas como primer románico (o románico temprano o lombardo) y segundo románico (o alto románico o románico maduro).
El dinamismo monástico, las profundas aspiraciones religiosas y morales y la espiritualidad de las rutas de peregrinación en una Europa que había recobrado la paz, y contribuyeron a convertirlo en un estilo verdaderamente nuevo, dotado de una profunda originalidad. La voluntad de liberar a la Iglesia de la tutela de los poderes seculares, las Cruzadas, la Reconquista cristiana en España con el colapso del califato de Córdoba, la desaparición del patrocinio real y principesco hicieron del románico el arte de toda la cristiandad medieval.
La arquitectura románica se desarrolló en una vasta área que iba desde la mitad norte de España hasta Irlanda, Escocia y la mitad de Escandinavia. Este espacio correspondía a la influencia de la Iglesia romana en la Edad Media, al área ocupada por la gran familia de los pueblos romano-germánicos, de los eslavos occidentales y de algunas reliquias étnicas.
Los primeros centros del arte románico ya eran visibles alrededor del año mil: en Cataluña, en las estribaciones norte y sur de la parte oriental de los Pirineos; en la Lombardía, que se extendía desde la llanura central del Po hasta la Italia meridional; en Borgoña, en la zona fluvial del Saona; en Normandía, cerca del Canal de la Mancha; en el curso del bajo Rin hasta el Mosela; en la Alta Renania, desde Basilea hasta Maguncia; y en la Baja Sajonia entre el Elba y el Weser, según asegura Wikipedia.
Pese al tiempo que ha pasado, más de diez siglos, muchas son las joyas arquitectónicas de este estilo que inundan nuestro país y que atraen, año tras año, a más turistas, pero de entre todas ellas la preferida de los internautas es un espectacular templo de Soria, la Iglesia de Santo Domingo.
Iglesia de Santo Domingo
Es difícil acreditar el origen de este impresionante templo, pero históricamente se habla de que a comienzos del siglo XII se erigió en este lugar una modesta iglesia románica, de la que sólo se conserva la actual torre, en honor a Santo Tomé. En torno a ella nació una collación con el mismo nombre que estaba junto a la muralla, y situada frente a una de sus puertas, la Puerta del Rosario.
A finales de ese siglo el templo fue remodelado profundamente ampliándose las naves y levantándose la monumental fachada que hoy se puede contemplar, posiblemente bajo el mecenazgo de Alfonso VIII y su esposa Leonor de Plantegenet. En 1556 se funda junto a este edificio un convento de dominicos que ante la falta de presupuesto para construir una capilla propia se acordó el uso de la parroquia de Santo Tomé.
Esto conllevaría, con el tiempo, a rebautizarla como de Santo Domingo. Ya instalados los dominicos, se lleva a cabo el derribo de la cabecera románica y la construcción del último tramo de la nave, el crucero y la actual cabecera bajo la dirección de Francisco de Revilla. En 1586 se autoriza la unión entre cenobio y templo.
Con la desamortización de Mendizábal en 1836 los dominicos se vieron obligados a abandonar el edificio hasta que llegaron en 1853 los nuevos inquilinos, una comunidad de Hermanas Clarisas. En 1894 el obispo de Osma, don Victoriano Guisasola, suprime la iglesia parroquial de Santo Tomé, pasando a ser desde entonces exclusivamente conventual. En nuestros días continúa siendo la sede de la Orden de Santa Clara y fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2000.
El templo tiene planta de cruz latina, con tres naves, crucero que queda hacia el tramo medio a causa de la ampliación y ábside pentagonal. La parte más antigua corresponde al muro norte y a la torre, de comienzos del siglo XII. A finales de esta centuria se levantan la fachada y el resto de las naves. Las dos laterales se cubren con bóvedas de cañón cuyos arcos fajones se apoyan sobre mensuras con rostros bárbaros y alojan sendas capillas del siglo XVI, la del Santo Cristo y la del Rosario que junto a la capilla mayor, al ser renacentistas desafinan con el resto del ambiente románico.
La nave central se divide en tres tramos con bóveda de cañón ligeramente apuntado, separándose este espacio de las laterales por arcos formeros sustentados en haces de 12 o 14 columnas que forman una robusta pilastra. Esta nave se ilumina con el gran rosetón que porta cristalería del año 1917 mientras que las laterales se quedan con una ligera luz procedente de dos pequeñas ventanas con arco de medio punto.
Varios sepulcros de la familia de los San Clemente se incorporaron en las paredes. En el siglo XVI se reconstruyó la cabecera cubriéndose con una bóveda de crucería estrellada y decorándose posteriormente con un bello retablo barroco en el que destaca la talla de Santo Tomé, obra de Francisco Cambero, escultor, y Constantino del Castillo, pintor, entre otros. La capilla mayor actualmente queda separada del resto por una verja que dota a las monjas clarisas de una mayor intimidad.
La torre es muy robusta y de planta cuadrada con dos pisos con arcos ciegos sin adornos. Separa el piso superior una imposta decorada. En el piso superior hay unos arcos grandes ciegos y sobre estos los arcos de medio punto de las campanas.
Destaca sobre todo su espléndida fachada monumental, para muchos una de las mejores portadas del Románico español, de influencia francesa (Nuestra Señora de Poitiers), lo cual explica el concepto de la participación de la reina Leonor en la ampliación y remodelación de la iglesia en la segunda mitad del siglo XII.
Tiene forma de frontón triangular coronado por una cruz florenzada, con un gran rosetón en el centro y filas de arcos ciegos en los laterales distribuidos en dos pisos superpuestos. La portada, conocida como la Biblia en Piedra, tenía el cometido de ilustrar a los fieles incultos de la época medieval la historia sagrada.
En el tímpano, aparece Cristo sedente con el Niño en sus piernas, cuatro ángeles portando los símbolos de los evangelistas, el profeta Isaías y la Virgen María. En las jambas de la entrada los capiteles están decorados con escenas bíblicas del Génesis y de la vida de Cristo. La riqueza de las arquivoltas la convierten en unas de las más alabadas del Románico español. La 1ª representa los 24 ancianos músicos del Apocalipsis, la 2ª la Matanza de los inocentes, la 3ª escenas que comprenden la vida de la Virgen, el nacimiento e infancia de Jesús y la 4ª la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
Horario
Abierto de lunes a domingo de 08:00 a 21:00 horas
Entrada gratuita
Cantos de las Hermanas Clarisas de 9:00 a 19:00 horas, los domingos
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