
Sociedad
La Universidad Isabel I celebra el III Congreso Internacional de Igualdad, centrado en los desafíos digitales y la violencia de género
Bajo el lema ‘Transformación digital y no discriminación’, el encuentro aborda los retos emergentes en la era digital

¿Cómo se transforma la violencia de género en un mundo interconectado? ¿Qué riesgos plantea la inteligencia artificial para la igualdad real? Estas y otras preguntas clave marcaron el inicio del III Congreso Internacional de Igualdad, celebrado esta semana en la Universidad Isabel I, donde una quincena de ponentes nacionales e internacionales abordaron, desde un enfoque jurídico, criminológico, filosófico y educativo, los nuevos desafíos que impone el entorno digital en la lucha por la igualdad.
El rector de la Universidad Isabel I, Alberto Gómez Barahona, inauguró el congreso subrayando el carácter pionero del encuentro: “Hablar de igualdad de género es también hablar de historia, como la de la reina Isabel I, precursora de los derechos humanos. Hoy debatimos sobre violencia digital y sesgos en la inteligencia artificial, temas urgentes que debemos encarar con decisión”.
Le acompañó el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas, José Manuel López, también coordinador del Observatorio de Igualdad y organizador del evento junto a la docente María Hernández Moreno y a Montse Fernández. López enfatizó el papel de la universidad en la generación de conocimiento aplicado: “Desde la academia, debemos seguir concienciando y ofreciendo herramientas útiles frente a una realidad que evoluciona cada día”.
Este congreso ha sido patrocinado por la Junta de Castilla y León, Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León, Nos Impulsa, el Pacto de Estado y el Observatorio de Igualdad de la Universidad Isabel I.
La conferencia inaugural corrió a cargo de la magistrada Blanca Subiñas Castro, presidenta de la Audiencia Provincial de Burgos, quien ofreció una detallada radiografía de los retos que plantea la violencia de género en el entorno digital. “Antes era impensable un atentado sexual sin contacto físico. Hoy es una realidad. Las tecnologías han modificado los delitos, y también deben transformar nuestras respuestas judiciales y sociales”, advirtió. Subiñas explicó que delitos como el sexting no consentido, deepfakes sexuales o el cibergrooming están en aumento, especialmente entre jóvenes. Destacó también el alcance de la nueva Ley Orgánica 1/2024, que amplía la protección jurídica más allá de las relaciones afectivas, e insistió en la necesidad de cooperación internacional para combatir este fenómeno transnacional.
Paneles de debate: tecnología, género y justicia
Bajo el título “La igualdad en la era digital”, el Panel 01 abordó los efectos de la digitalización en los derechos de las mujeres. Nuria Puentes Ruiz abrió el turno con una reflexión sobre la cooperación internacional como vía para la alfabetización tecnológica femenina, clave para una transición digital inclusiva. Marina Martín Moro ofreció una ponencia sobre cómo los sesgos de género, presentes en la Inteligencia Artificial, tienen raíces en estructuras jurídicas tan antiguas como el Derecho Romano. Le siguió Erica Florina Carmona Bayona, quien puso sobre la mesa los riesgos del teletrabajo en clave de género, y cerró la sesión matinal Andrea Cabezas Mateos, presidenta de Stop Violencia Vicaria, quien denunció que “estamos rodeadas de códigos que no nos protegen; la tecnología no siempre está de nuestro lado”.
El Panel 02: “Violencias digitales: desafíos para la igualdad en el siglo XXI” arrancó con una potente intervención de la criminóloga Nereida Bueno Guerra de la Universidad de Comillas, quien propuso una mirada interseccional a la vulnerabilidad digital. En esa misma línea crítica, Sandra Suárez Castro analizó el auge de la pornografía en menores desde una perspectiva de género, mientras que María Hernández Moreno, advirtió sobre la violencia de los deepfakes y la urgencia de un marco normativo y forense que proteja a las víctimas. La jornada se cerró con la profesora italiana Laura Guercio, de la Universidad Niccolò Cusano de Roma, quien abordó el impacto de las nuevas tecnologías en los menores afectados por conflictos armados, subrayando la importancia del gender mainstreaming en contextos de guerra.
Filosofía, educación y nuevos feminismos: segunda jornada
El congreso continuó en esta jornada con el Panel 03: “Filosofía, política y nuevas tecnologías”, moderado por Sheila López Pérez y Marta Sánchez Viejo, que integró un enfoque más teórico y educativo. En la conferencia inaugural, la profesora Beatriz Revelles Benavente, de la Universidad de Granada, presentó los nuevos materialismos feministas como metodología crítica transversal para pensar las desigualdades contemporáneas.
La jornada incluyó también la ponencia de Marisa Bartolomé Cano, jefa de hospitalización pediátrica en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid, que reivindicó la necesidad de visibilizar otras brechas no digitales. Y cerró la mesa Seila Aixa Soler, quien ofreció un análisis histórico sobre la condición de la mujer en la educación española del siglo XX y cómo esta historia sigue condicionando el presente.
La clausura del congreso, a cargo de Reinaldo Batista, decano de la Facultad de Criminología y María Hernández Moreno, coordinadora de investigación de la Universidad Isabel I, concluyó con un firme compromiso hacia la promoción de la igualdad en diversos ámbitos. Durante el evento, se destacó la profundidad y competencia de los conferenciantes, quienes abordaron temas complejos desde perspectivas jurídicas, humanísticas y criminológicas. Igualmente se resaltó la importancia de comprender la igualdad no solo como un concepto histórico, sino como una necesidad actual que requiere reflexión y acción multidisciplinaria. El congreso evidenció cómo fenómenos contemporáneos, como la representación de la mujer en la pornografía o la manipulación algorítmica en redes sociales, perpetúan desigualdades que deben ser abordadas con urgencia.
Con más de 100 personas inscritas, 15 ponencias y participación internacional, el congreso, apoyado por la Junta de Castilla y León, ha demostrado que el compromiso con la igualdad requiere análisis profundo, colaboración interdisciplinar y políticas valientes.
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