Opinión

101 relatos judiciales

Hace unos meses recibí una llamada de una persona muy amable que se presentó como el responsable de la editorial Vinatea.

Busto probablemente de Escipión el Africano
Busto probablemente de Escipión el AfricanoWIKIPEDIA

Hace unos meses recibí una llamada de una persona muy amable que se presentó como el responsable de la editorial Vinatea. Entonces, me expuso el proyecto de publicar un libro editado por la Fundación Vinatea para enviar tablets a las escuelas ucranianas con los beneficios que se obtengan.

Se les había ocurrido que 101 juristas de los más variados ámbitos –abogados, jueces, fiscales o notarios– que preferentemente hubiéramos escrito libros sobre motivos no estrictamente jurídicos, escribiésemos cada uno de nosotros sobre un personaje histórico sometiéndolo a juicio.

Naturalmente, dije de forma inmediata que sí y me llegó el listado de personajes entre los que debía escoger uno y escribir sobre él. Decidí hacerlo sobre Escipión el Africano, no solo porque me fascina el personaje, sino también porque es un vivo ejemplo de cómo la clase política ha utilizado tantas veces a los militares. Y lo hago extensible hoy en día a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, para dejarles tirados después, igual que sucedió con Escipión por los celos ante los éxitos obtenidos. Lejos de agradecerle, como en su caso, que salvara Roma, se dedicaron a conspirar contra él.

«Lo saben. Mi nombre es Publio Cornelio Escipión», así se presenta mi personaje sobre el que ficcioné el alegato final frente a las injustas acusaciones de los senadores, convertidos en jueces.

«Ser soldado no es fácil, porque diariamente tienes que dejar a los que amas por proteger a quienes te odian».

«El pueblo romano sabe que es el soldado, no el político, el que garantiza su libertad. Que es el soldado quien camina y camina sobre la tierra. Y es en la tierra en la que queda su cuerpo inerte tras la batalla, porque cuando el pueblo está en peligro se recurre a los dioses y a los soldados, pero cuando el peligro pasa, los dioses se olvidan y el soldado… es juzgado».

Son algunos de los párrafos que pongo en boca de Escipión.

Sé que mi decisión choca frontalmente con los textos escogidos por otros colegas, pero yo elegí en mi vida defender solados con uniformes muy diversos y he querido en la figura de Escipión rendir homenaje a quienes sacrificaron su libertad o dieron su vida por nosotros.

Esta semana presentaré el libro junto al magistrado, tocayo y amigo José María Asencio, un tipo excepcional, una eminencia del derecho, joven, apasionado y valiente, con el que he compartido tertulias, puros y gin tonics, mientras él tocaba la guitarra y nosotros lanzábamos al viento unas canciones.

El Círculo Ecuestre nos acogerá el miércoles 15 de febrero a las 19.30h (previa inscripción), allí no cantaremos canciones, pero no lo duden, nadaremos a contracorriente