Igualdad de género

Igualdad efectiva

Varias mujeres se manifiestan el 8 de marzo en Bilbao en pro de la igualdad
Varias mujeres se manifiestan el 8 de marzo en Bilbao en pro de la igualdadlarazon

El principio de igualdad es fundamental en nuestro ordenamiento jurídico y queda recogido en la mismísima Constitución. Pero, ¿entendemos qué quiere decir en forma y fondo? A la luz de los argumentos esgrimidos por algunos grupos políticos entorno a cuestiones de género, cláramente no.

Existe la igualdad en términos absolutos y la igualdad en términos relativos. La igualdad absoluta es una interpretación extremista muy extendida. Mismo trato para absolutamente todos los casos. Sin embargo, nuestro ordenamiento considera una visión relativa. ¿Somos todos iguales ante la ley? Depende. En circunstancias iguales sí, pero en circunstancias distintas, no. Por tanto, al valorar un mismo hecho objetivo se deben tener en cuenta las circunstancias en las que éste se produce. Es responsabilidad del legislador dar una protección especial a aquellos colectivos en circunstancias de vulnerabilidad. Y es basándose en esta interpretación que tiene cabida la tristemente discutida “Ley de violencia de género”. Una visión puramente formalista, absoluta (y perversa) del principio de igualdad defiende que se trata de una discriminación hacia los hombres por razón de sexo. Esta visión niega una realidad social; que el lenguaje es sexista; que la mujer es tratada como objeto en la publicidad, en la música, en la moda o en los grupos de watsapp; que en el 90% de los casos de violencia familiar, ésta es ejercida por hombres. Vivimos en la aceptación inconsciente de que la nuestra es una sociedad patriarcal. Hemos avanzado mediante cambios formales necesarios para garantizar la igualdad pero es un hecho que no hemos logrado una igualdad efectiva.

Defender el principio de igualdad hoy es ser feminista. Defender un concepto de igualdad absoluta no es más que una forma machista de perpetuar una realidad injusta. El machismo, como el fascismo (a menudo visten el mismo traje), utilizan la ridiculización, el desprecio y el insulto ante la imposibilidad de articular un discurso que se sostenga.