Arte, Cultura y Espectáculos

Poniéndole rostro a Francesc Macià

La Fundació Vila Casas entrega a la Generalitat de Cataluña, a las puertas del aniversario de su muerte, un busto de quien fuera presidente republicano realizado en mármol por el veterano artista Mariano Andrés Vilella

Entrega del busto de Francesc Macià en el Palau de la Generalitat
Entrega del busto de Francesc Macià en el Palau de la GeneralitatMiquel González/ShootingLa Razón

El 25 de diciembre de 1933, a los 74 años y todavía en activo como presidente de la Generalitat, Francesc Macià fallecía en Barcelona. Convertido en un verdadero mito en vida, su entierro en el cementerio de Montjuïc fue uno de los más multitudinarios de cuantos han tenido lugar en Barcelona. Cuando el presidente interino del Govern Joan Casanoves anuncia la defunción a los catalanes apunta que «espero que tots els catalans sabran, en aquesta hora de dol nacional, retra al Primer President de la Generalitat el tribut que mereix per les seves altes virtuts, els seus grans sacrificis i l’amor ardent amb què va estimar Catalunya».

En la construcción del imaginario del mito de Macià tras el anuncio de su muerte, un escultor realizó una mascarilla mortuoria del veterano político. Esa obra fue la base para un retrato en mármol que ha sido presentado en el Palau de la Generalitat donde se quedará para formar parte de sus colecciones. Se trata de un viejo sueño del escultor aragonés Mariano Andrés Vilella. La obra llega al histórico edificio de la plaza Sant Jaume gracias a la generosidad y mecenazgo de la Fundació Vila Casas. Durante la recepción de la obra, el presidente de la Generalitat Quim Torra apuntó la posibilidad de que el busto pueda quedarse en exposición permanente en la llamada Sala dels Diputats, anteriormente conocida como Sala de la Verge de Montserrat.

Esté donde esté, para Mariano Andrés Vilella la entrega de esta escultura cierra un ciclo. «Han sido 35 años desde que logré una mascarilla deteriorada de Francesc Macià y pude hacer este busto de mármol. Ha pasado mucho tiempo en el taller mientras trabajaba a ratos en él, incluso los domingos. Para mí es un orgullo muy grande que pueda quedarse en este edificio. Es el final de una aventura tras 35 años. Sí, ha merecido la pena. Espero que ya no se mueva», dijo.

La máscara de Macià fue localizada en un sótano en muy mal estado. Vilella explicó que se la presentó un marmolista que trabajaba en un cementerio. Probablemente fuera un empleado del cementerio de Montjuïc donde está enterrado el antiguo presidente de la Generalitat, aunque el escultor no pudo precisar con detalle sobre este hecho. Para el artista fue «un desafío» poder trabajar con una mascarilla de «gran expresividad». Fue a raíz del regreso de Josep Tarradellas a Cataluña como presidente de la Generalitat, en 1977, que Vilella se puso manos a la obra.

El busto presidencial poco tiene que ver con lo que es la producción de este escultor que siempre se ha movido en la abstracción con un gran reconocimiento internacional. «Toda mi obra es abstracta. En figurativo me he limitado a realizar reproducciones que me pedían los grandes escultores catalanes que siempre tenían prisas para que las tuviera finalizadas», explicó con humor este creador.

La Fundació Vila Casas es en la actualidad una de las instituciones que posee más obra del artista. Àlex Susanna, director de la fundación, anunció ayer que el próximo año podrá visitarse una exposición monográfica alrededor del trabajo de Mariano Andrés Vilella en Can Mario, la sede que la institución posee en Calella de Palafrugell. «Es un honor que un museo con tanto prestigio en el mundo me dedique una exposición. Mi obra ha gustado mucho. Es importante que tenga un estilo propio y que logre tener aceptación porque hay que comer», añadió con ironía un autor que puede presumir de tener obra por Estados Unidos, «de Malibú a Tijuana». «El summum es poder presentar tu obra al mundo y que guste. Llevo desde los 13 años picando piedra. Mi oficio es un compendio de muchas cosas hasta que puedes dedicarte a esto», apuntó.

Mientras llega la exposición en Can Mario, el retrato de Macià por Vilella se queda en la Generalitat.