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El PP exhibe su modelo de “éxito” en Madrid para aplicar en Cataluña rumbo a las elecciones

Ayuso irrumpe en la precampaña electoral y se reúne con hosteleros catalanes, muy perjudicados por las restricciones de la Generalitat

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se reúne con jóvenes integrantes de S'ha Acabat!
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se reúne con jóvenes integrantes de S'ha Acabat!Servicio Ilustrado (Automático)COMUNIDAD DE MADRID

La segunda ola del coronavirus ha proyectado a Isabel Díaz Ayuso y el PP de la Comunidad de Madrid como un modelo de referencia en la gestión. Tanto es así que la propia Generalitat ha seguido la estela de la CAM en algunas de las decisiones tomadas –cribados masivos con tests de antígenos– y voces autorizadas en el ámbito sanitario catalán, como el prestigioso investigador Oriol Mitjà, han alabado a Madrid. Los populares catalanes tratan ahora de capitalizar ese fulgurante «éxito» para exhibirse como una garantía para la gestión rumbo a las elecciones del 14 de febrero, que estarán muy marcadas, precisamente, por el coronavirus y sus efectos y el caos en la Generalitat en los últimos tiempos marcados por las divergencias entre JxCat y Esquerra.

De hecho, desde hace semanas, desde la sala de máquinas del PP en Cataluña reivindican que son la «única fuerza de centroderecha» en Cataluña después de que la extinta Convergència –ahora dividida en JxCat y PDeCat– haya abandonado ese espacio y tratan de marcar perfil ideológico después de que el «procés» independentista también haya ido perdiendo cierto peso en el día a día de la política catalana. Los populares catalanes, en este sentido, han venido rescatando banderas como la bajada de impuestos -un activo de éxito del PP de Madrid-, la lucha contra la «okupación» –han liderado también el recurso contra la Ley que limita el precio del alquiler–, o, más recientemente, una gestión de la pandemia mucho menos restrictiva y más parecida a la que ha hecho Madrid, más empática con los sectores económicos –desde el primer momento, el PP ha hecho una cerrada defensa de mantener los bares y restaurantes abiertos, contra el criterio de la Generalitat–.

En este marco, el PP catalán ha echado mano de Ayuso, cuya popularidad crece por la buena gestión en la Comunidad de Madrid y por sus encontronazos con el Gobierno –ahora por los impuestos y la «armonización fiscal»–, que ha desembarcado hoy en Cataluña para arropar al candidato del partido a la Generalitat, Alejandro Fernández. En su visita, Ayuso se ha reunido con hosteleros, a los que ha expuesto las medidas que ha tomado en Madrid. «Lo fácil hubiera sido cerrar Madrid, pero ésta no era la solución», ha asegurado Díaz Ayuso, que ha reivindicado que «la iniciativa pública y privada deben ir de la mano» y las restricciones que se aprueben deben buscar «la mesura».

Ayuso también ha mantenido un encuentro con la organización de jóvenes constitucionalistas S’Ha Acabat!, una entidad que es objeto de numerosos ataques del independentismo radical juvenil y que, poco a poco, se ha ido convirtiendo en una plataforma de referencia. La presidenta de la Comunidad de Madrid ofrecerá mañana por la mañana una rueda de prensa en Barcelona, mientras Pablo Casado estará junto a Fernández en Tarragona. El PP se está volcando con las elecciones catalanas ya que su repercusión a nivel nacional será muy relevante y, tal y como apuntan todas las encuestas, permitirá confirmar la tendencia al alza del partido. En este sentido, además de los desembarcos de los primeros espadas populares, también está tomando la iniciativa en numerosos ámbitos, como recientemente con las enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado, que incluyen un refuerzo económico a instituciones de peso del Estado, como jueces, fiscales, Guardia Civil, Policía Nacional o la alta inspección educativa.

En paralelo a la visita de Ayuso, también ha desembarcado hoy el líder de Vox, Santiago Abascal, que ha arropado al candidato a la Generalitat, Ignacio Garriga, y celebraron una reunión de trabajo para preparar las elecciones catalanas. Abascal ha pedido unas elecciones «libres», exentas de ataques y agresiones a los dirigentes de su partido, como ocurrió en el País Vasco.