Música

Cultura y comunicación

El profesor y periodista Federico Navarro: “Hoy en día conversar tranquilamente sobre cultura es un lujo”

Pide más reconocimiento para el mundo de los cómics y se declara fan absoluto de “2001: Una Odisea En El Espacio” y “El Planeta De Los Simios”

Federico Navarro es uno de los mayores expertos de España en John Lennon
Federico Navarro es uno de los mayores expertos de España en John LennonRamón Hortoneda

Probablemente un análisis de sangre de Federico Navarro Varas (Barcelona, 1973) diera como resultado una mezcla de café y letras. El primero es su única adicción confesa mientras que las segundas son las que se encuentran tras sus licenciaturas en Historia y Periodismo además de la base de sus tres libros publicados hasta la fecha: “Buscando a Paul encontré a John” (Lenoir, 2011), “Conexión Orbison. Más allá de Pretty Woman” (2015) y un cuento para niños con dibujos de la ilustradora Lorena Prieto titulado “La sombra de Cecilia y Simon & Garfunkel” (2019). La imaginación al poder. Actualmente ejerce la docencia, escribe letras para el músico Ree Kohl y colabora en la revista Popular 1 y en la web Dirty Rock Magazine y todavía encuentra unas horas para estudiar Filología Inglesa. Sin duda, el café debe funcionar para que este hombre no caiga agotado en cualquier momento.

- Hola Federico, ¿qué tal es tu día a día con la pandemia?

-Fuera de mis colaboraciones periodísticas, soy profesor de Historia en un instituto público. Lógicamente, en las actuales circunstancias todo es mucho más complicado que antes de que llegara el coronavirus. Además de impartir clase, debes tomar la temperatura al alumnado cuando entran y asegurarte en todo momento de que llevan la mascarilla bien puesta. Pero me apasiona mi trabajo y eso hace que las dificultades no lo parezcan tanto. Añado que tanto el profesorado como el personal de administración y servicios están realizando un gran trabajo para que los centros escolares públicos sean entornos seguros. También hay que considerar que, como adolescentes, la pandemia les ha impedido pasar esos buenos momentos que otros disfrutamos con entera libertad y creo que, en general, están actuando con responsabilidad. Hay que transmitir un mensaje de paciencia y esperanza porque con la vacuna se empieza a ver la luz al final del túnel. Por suerte y prudencia, nunca me pongo enfermo y procuro llevar una vida saludable. El tiempo libre lo dedico a escribir para Popular 1 y la web Dirty Rock Magazine además de esos libros que publico de tanto en tanto. De hecho ambas actividades están vinculadas a la cultura, con lo que me siento totalmente realizado en ese aspecto.

- Antes de hablar contigo, me ha apetecido ver el clip de “Cold War”, junto a Ree Kohl. ¿Qué te pareció la experiencia? Os une una buena amistad.

-Ree Kohl y yo nos conocemos desde antes de que diera forma a ese proyecto, cuando actuaba bajo el nombre de Syd Barretina y hacía versiones muy personales de temas de Pink Floyd. Somos casi como hermanos. Fui yo quien le animó a crear a Ree Kohl porque su talento como músico y compositor es enorme y no podía quedar circunscrito sólo a ser un tributo. A ambos nos une la pasión por la Historia, por lo que temas como “Cold War” incluso sirven para explicar en el aula lo que supuso la Guerra Fría. Desde 2008 hasta la actualidad he escrito con él varias letras y he colaborado de una manera u otra, en todos sus discos, lo que supone todo un orgullo. Creo que es un artista que merece mucho más reconocimiento del que tiene porque graba cada disco con auténtico mimo y profesionalidad y, en ese orden de cosas, me duele que mi faceta como letrista quede a la sombra de la de redactor.

-Tu relación con la música es muy profunda, como melómano y escritor. Pienso que es la combinación perfecta.

-Yo hablaría de mi relación con la cultura en general. Además de la música adoro el cine, la historia, la pintura, la escultura, la arquitectura por no hablar de la literatura y el cómic, que son el combustible que utilizo para escribir más o menos correctamente y, si es posible, gustar a los lectores. Los viajes suponen mi otra fuente de alimentación a nivel de conocimientos. En ese sentido, Popular 1 es la revista perfecta porque va más allá de la música, es una revista de cultura que toma el Rock como el epicentro de su contenido. En el pasado también fui crítico gastronómico, con lo que conocí a chefs de la talla de Ferran Adrià o Luis Aduritz.

-¿Cuándo y porqué empezaste a escribir sobre música?

-Cuando era adolecente ya di alguna conferencia en un centro cívico y luego vinieron las primeras experiencias propiamente periodísticas, cuando en 1995 empecé a hacer radio en Radio Carmel, una pequeña emisora del Carmelo, un barrio de Barcelona. A partir de ahí pasé a otros medios de comunicación como Orbita.Bcn, Ciutat Nord y B-Guided hasta que Popular 1 se cruzó en mi camino. Piensa que yo llegué a Popular 1 prácticamente sin saber donde me metía y eso que la redacción estaba en la misma manzana donde vivía, con lo que eso facilitó mucho quedar con César Martín porque éramos vecinos. De hecho muchos domingos quedábamos en la cola donde comprábamos un pollo con patatas ya cocinado que era delicioso y allí me pasaba los compactos para que escribiera las reseñas.

-¿Qué te gustaba al principio? ¿Ya tenías claro el Beatle en solitario que te gustaba más?

- Bueno, los Beatles son la primera banda que realmente me impactó y sin duda Paul McCartney me parece el mejor de los cuatro porque es el músico más completo de la banda. Siempre he admirado la manera en la que encara las grabaciones siendo en muchas ocasiones el productor de sus álbumes, teniendo esa visión global de los temas, colocando mentalmente cada instrumento en su sitio. Eso lo hermana con Brian Wilson, otro genio que también entiende la música de esa manera; en sus cerebros las notas musicales y las melodías se mezclan con las neuronas dando como fruto discos y canciones inmortales.

-Me apetece hablar de los Beatles solitario. ¿Puedes escoger cinco discos de ellos de sus carreras? De los cuatro, y también cuentan Wings y Travelling Wilburys. Y explica un poco el motivo de cada uno.

- En el caso de McCartney creo que “Band On The Run” es el disco que lo cambió todo porque todo el arte que ya empezó a percibirse en sus dos predecesores brilla en todo su esplendor. No sólo está el tema que le da título, sino piezas como “Let Me Roll It”, “Bluebird” o “Nineteen Hundred and Eighty Five” que han alcanzado la categoría de clásicos. Con Harrison creo que “All Thing Must Pass” contenía toda esa inspiración que Paul y John no le dejaron mostrar cuando formaba parte de los Beatles, con lo que calló la boca de todo el mundo con aquel alud de talento. Con Lennon me quedaría con “Walls & Bridges” porque “Steel and Glass” es mi pieza favorita aunque confieso que otros discos como “Imagine” son algo más redondos en su conjunto. Respecto a Ringo, “Ringo Rama” me pareció un trabajo tremendamente maduro y el inicio de una racha de buenos discos que, con algún que otro altibajo, se mantiene hasta la actualidad. De todas formas, durante los setenta lo tuvieron muy complicado porque competían contra otros músicos y bandas que estaban en su mejor momento. Piensa en Elton John, David Bowie, Led Zeppelin, Yes… Con los Travelling Willburys, la cosa es muy sencilla, pues en el primer disco Tom Petty, George Harrison, Bob Dylan, Jeff Lynne y, por supuesto, Roy Orbison, unen sus talentos en un trabajo único.

- Precisamente dedicaste tu segundo libro a Roy Orbison.

-Sí, tras la buena acogida que tuvo “Buscando a Paul encontré a John”, surgió la idea de “Conexión Orbison. Más allá de ‘Pretty Woman’” con dos premisas claras. La primera era dar a conocer a un músico cuyas canciones son extremadamente populares pero cuya figura había quedado en un segundo plano en parte por haber sido siempre una persona muy discreta. ¿Cuántas de las personas que han cantado “You Got It” saben quién es su intérprete? Y la segunda era hacerlo de una manera original, no siguiendo el clásico recorrido cronológico sino explicando esos cruces de caminos que Roy tuvo con otros artistas como David Lynch, Bob Dylan o George Harrison.

- Tu último proyecto hasta la fecha me ha parecido tremendamente original: ¡un cuento basado en las canciones de Simon & Garfunkel!

Siempre intento sorprender a mis lectores y creo que el hecho de que trabajara codo a codo con la ilustradora Lorena Prieto ha sido clave para que “La sombra de Cecilia y Simon & Garfunkel” gustara tanto. Ha sido un trabajo en equipo donde mis ideas caminaban parejas a sus dibujos y, además, añadir al cuento para niños un apéndice ilustrado que contara anécdotas sobre las canciones le da ese toque de originalidad que diferencia a mis libros de los otros.

-¿Qué otros artistas musicales o no, están entre tus favoritos?

-La lista sería tan larga que necesitaríamos otro libro.

- ¿Alguna otra biografía pensada? ¿Ratt, quizá?

Nunca hablo de mis proyectos de futuro porque nunca se sabe si estos van a llegar o no a buen puerto. Entre que uno se pone a escribir y un libro sale publicado pueden pasar muchas cosas, así que soy de los que piensan que en boca cerrada no entran moscas. En ese sentido soy muy prudente y sólo anuncio algo cuando está al alcance del público o la fecha de presentación ya está fijada. Hasta ahora me ha ido bien siguiendo esa filosofía y pienso seguir con esa costumbre.

-Tu lista de entrevistados tumba de espaldas. Están Juan Marsé, Fernando Trueba, Willy DeVille, Javier Gurruchaga, Ian Hunter, Ana Maria Matute, Carmen Posadas, Art Garfunkel... ¿Con quienes estabas más emocionado cinco minutos antes de la entrevista?

-Sin lugar a dudas, Carmen Posadas. Su prosa y su manera de ser aúnan elegancia y talento literario de una manera extraordinariamente natural. Creo que es una escritora muy versátil, capaz de navegar por diferentes géneros sin naufragar y siendo siempre ella misma. Posee una prosa que combina estética y claridad, algo que humildemente también he tratado de conseguir y que logró de manera magistral Miguel Delibes.

-Pregunta clásica. Entrevista deseadas: una persona viva y otra que ya no esté entre nosotros.

-Entre las vivas, por supuesto Paul McCartney. Entre los fallecidos la lista sería larguísima e iría desde Elvis Presley pasando por Marlon Brando, José Luis López Vázquez hasta llegar a Manuel Azaña, John Fitzgerald Kennedy, Patricia Highsmith, John Ford, Jeanne Moreau o Adolfo Suárez. Y créeme, mañana, podría darte otros nombres porque mi curiosidad es insaciable.

-¿Qué significa para ti formar parte de Popular 1?

Estar en el lugar adecuado.

-Destaca algunos discos que hayan sido importantes en tu vida.

-Entre los discos citaría “Abbey Road” de los Beatles porque es el que abrió la puerta a todos los demás. Estaba en casa de mis padres y crucé aquel famoso paso de cebra para irme a un mundo donde conocería otras grandes obras como “Pet Sounds” de los Beach Boys o “The Dark Side Of The Moon” de Pink Floyd, dos obras fundamentales para entender la historia de la música. Por supuesto “From Elvis In Memphis” significó el renacer del Rey tras los años rodando películas y nos regaló un disco maravilloso desde el primer al último segundo. Sería un pecado no mencionar a David Bowie y “The Rise and Fall Of Ziggy Stardust” y a Frank Sinatra, del que podríamos coger cualquier álbum porque siempre será la Voz.

- ¿Y novelas?

- Si tuviera que escoger novelas diría que “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury porque define mejor que ninguna otra mi amor por la literatura. Se la he regalado a todas las mujeres que han sido mi pareja para que entendieran la razón por la que llevo siempre un libro a cuestas. Bradbury es un referente de la ciencia ficción, alguien que supo mezclar poesía y futurismo en “Crónicas marcianas”, otra novela que se debe leer antes de abandonar este mundo. En lo que se refiere a novela negra, “El largo adiós” de Raymond Chandler sería una buena elección aunque durante los últimos años he estado muy enganchado a las novelas de Fred Vargas, James Ellroy y Philip Kerr. Luego estarían mis historiadores preferidos, donde elegiría a Paul Preston.

- Siendo un amante del cine tendrás películas que sean verdaderos referentes.

-Muchísimas. En casa de mis padres crecí viendo cine desde pequeño con lo que hablábamos de Burt Lancaster, Robert Mitchum o Claudia Cardinale durante la cena como si fueran amigos de toda la vida y pudieran aparecer por la puerta en cualquier momento. “El gran dictador” de Charles Chaplin contiene humor y tragedia mezcladas de una manera que sólo un genio como Chaplin puede conseguir. El cine de ciencia ficción tuvo un antes y un después con “2001. Una Odisea en el espacio”, pero ese mismo 1968 se estrenó “El planeta de los simios”, de la que soy un devoto absoluto. A todos los de mi generación nos marcó “Pulp Fiction” y mentiría si no confesara que su huella sigue ahí pasado tanto tiempo. También soy muy seguidor del cine francés y cualquier película de François Truffaut tiene siempre un lugar en mi altar, caso de “Domicilio conyugal”, lo mismo que el cine italiano con Fellini y su “Dolce Vita” como principal ejemplo. Tampoco hay que olvidar que en España se ha hecho muy buen cine y que Luis García Berlanga nos regaló obras maestras como “El verdugo” mientras que Carlos Saura rodó un film que a día de hoy sigue resultando impactante: “La caza”.

- Esta charla quedaría huérfana si no me hablaras de cómics.

Son los cimientos de todo mi edificio. Sin Tintín, Astérix, Blueberry o Lucky Luke no estaríamos hablando ahora; todas esas aventuras plasmadas en unas viñetas son las que luego me llevaron a los libros, el viaje y la escritura. Si Bob Dylan ganó el Premio Nobel de Literatura ya va siendo hora de que un guionista de cómics —sería perfecto si también fuera dibujante—obtuviera ese reconocimiento. Hergé, Goscinny, Franquin y Giraud hubieran sido candidatos perfectos porque son narradores que pueden mirar cara a cara a Ernest Hemingway o Günter Grass.

-Es muy gratificante hablar con una persona que ha escrito sobre figuras básicas de la música como John Lennon y Roy Orbison.

Muchas gracias, el sentimiento es mutuo: hoy en día conversar tranquilamente sobre cultura es algo cada vez más complicado, incluso diría que es un lujo. Hay demasiado ruido, muchos gritos; sentarse a hablar y leer un libro deben ser costumbres que se deben recuperar. Las redes sociales tendrían que ser lugares para intercambiar opiniones y conocimientos, pero tienden a ser focos de insultos, ignorancia y crispación.