Al choque

ERC y JxCat llaman a la “confrontación” con el Estado en la nueva estrategia independentista para el Govern

Redefinen el rumbo del “procés” en un pacto triple para la investidura de Aragonès, el Ejecutivo de coalición y una hoja de ruta que contempla solicitar la intervención internacional para “lograr” un referéndum

“Movilización ciudadana” y “confrontación democrática y cívica” contra un “adversario político” y un “represor” común: el Estado, definido así por el secretario general de JxCat, Jordi Sànchez. Esta es la principal idea que se desprende del acuerdo atado entre JxCat y Esquerra para la investidura de Pere Aragonès, la formación de un Govern de coalición y la definición de la hoja de ruta del “procés” para retomar el impulso desde las instituciones y la calle.

Un documento de 46 páginas remitido a última hora de anoche a los medios y que arranca con un punto referente a la “estrategia independentista para hacer la República catalana”. “El objetivo es conseguir la independencia de Cataluña”, reza uno de los primeros propósitos. Y es que posconvergentes y republicanos reivindican en varios puntos del pacto del nuevo Ejecutivo de coalición la mayoría del 52% amarrada tras el paso por las urnas.

De hecho, el acuerdo recoge la síntesis y el trabajo de hacer converger la estrategia basada en la negociación de Esquerra con la apuesta por el choque del partido de Puigdemont: “Compartimos la apuesta por el diálogo y la negociación política para resolver el conflicto político existente así como la necesidad de una confrontación cívica y pacífica para forzar al Estado a asumir la realidad hasta ahora negada”. Y la hoja de ruta pasa por aunar ambas estrategias, como reconocieron ayer Aragonès y Sànchez con importantes ambigüedades y piruetas en el discurso para mantener a salvo la apuesta por la mesa de diálogo de ERC y el choque y «embate» que piden Junts, y también la CUP.

O, en palabras del futuro president de la Generalitat: «Nos conjuramos para hacer una apuesta decidida por el dialogo», para, de forma seguida, asegurar que el nuevo Ejecutivo de coalición defenderá «la necesidad de una confrontación cívica y pacífica para que el Estado acepte esta mayoría independentista del 52%».

¿Otro 1-O?

La pregunta es cómo y con qué relato. JxCat y ERC dejan claro que la autodeterminación “es la única vía democrática para la resolución del conflicto” y subrayan que “sólo un referéndum acordado con el Estado” puede sustituir “el mandato político del 1-O” de trabajar “para hacer real la República” catalana.

Entre las primeras acciones concretas a llevar a cabo, ambos partidos se conjuran para «coordinar la estrategia antirrepresiva y establecer las bases de una litigación estratégica en el marco de la causa general contra el independentismo, en el ámbito interno y externo».

El pacto incluye novedades importantes sobre la organización interna del «procés» y la hoja de ruta a seguir a partir de ahora. Esquerra logra blindar su apuesta por la mesa de diálogo –al menos durante los próximos dos años– y las votaciones en el Congreso se irán consensuado –no se garantiza votar lo mismo como exigían los posconvergentes, una línea roja de Pere Aragonès–, mientras ambos partidos crearán un espacio de coordinación y consenso para definir y avanzar en la estrategia y en un «embate democrático por la independencia» con un objetivo destacado: “estudiar e impulsar una acción internacional orientada a solicitar, llegado el caso, la intervención de los organismos europeos para alcanzar un referéndum acordado y vinculante”. Otra de las novedades del acuerdo.

Dirección colegiada a cinco

En el nuevo foro a cinco del «procés» también estarán presentes la CUP, la ANC y Òmnium, y trabajará en coordinación con el Consell per la República de Carles Puigdemont hasta que este ente se “reformule”. Es decir, no estará supeditado a él, pero sí influirá en la estrategia a seguir junto al resto de actores protagonistas. Precisamente, este espacio da respuesta a uno de los grandes escollos de las negociaciones: el rumbo que tomará a partir de ahora el «procés» y quién dirigirá la estrategia independentista. Finalmente, JxCat y Esquerra han optado por una solución salomónica: un mando colegiado a cinco con un reparto equitativo de puestos y sillas.

Además, fija los pasos inmediatos a llevar a cabo cuando se conforme el Govern de coalición entre posconvergentes y republicanos: en este sentido, incluye “promover en el marco del Parlament de Cataluña un reconocimiento y validación del inicio del proceso de negociación y constituir una comisión con el objetivo de hacer seguimiento, rendición de cuentas y comparecencias de expertos sobre procesos de negociación”. También constatar en el seno del Govern -en el Consejo Ejecutivo, con la presencia de todos sus nuevos miembros- la “voluntad de establecer un marco negociación con el Gobierno español para la resolución democrática del conflicto político”. Y por último, “trabajar por el Acuerdo Nacional por la Autodeterminación y la Amnistía [el compromiso de mínimos alcanzado la semana pasada entre JxCat, ERC y la CUP para reconducir las negociaciones] como espacio amplio y plural de reflexión con la sociedad catalana y dotar al proceso de negociación de la máxima fortaleza”.

Sobre el “embate democrático de confrontación cívica y pacífica”, el independentismo reconoce en el acuerdo alcanzado que debe sumar “más apoyos” y fía la estrategia y las acciones a seguir al citado espacio de coordinación a cinco. “La voluntad es ir aproximando las dos estrategias porque el objetivo es el mismo y el adversario político, el represor, también”. “Y solo desde la unidad lo conseguiremos”, resumió a mediodía Jordi Sànchez con el asentimiento de Pere Aragonès, el futuro president.