Cataluña

La ANC planea que las calles rujan en la Diada del 11 de septiembre para asfixiar la mesa de diálogo

La Asamblea Nacional Catalana ya trabaja en la convocatoria de una gran manifestación independentista

Aspecto de la concentración que se lleva a cabo en la plaza de la Universitat de Barcelona durante la jornada de huelga general convocada en el marco de las protestas contra el juicio del "procés" que se celebra estos días en el Tribunal Supremo.
Aspecto de la concentración que se lleva a cabo en la plaza de la Universitat de Barcelona durante la jornada de huelga general convocada en el marco de las protestas contra el juicio del "procés" que se celebra estos días en el Tribunal Supremo.Marta PérezEFE

La Asamblea Nacional Catalana (ANC), entidad que lleva liderando desde 2012 multitudinarias movilizaciones independentistas, ha comenzado a preparar la habitual manifestación de la Diada (11 de septiembre), aunque apurarán los plazos para anunciar cómo será ante la inesperada quinta ola de coronavirus que ha irrumpido en Cataluña.

La entidad, de entrada, cuenta con un escenario de “normalidad al 99%”, pero el aumento de contagios en las dos últimas semanas puede hacer tambalear sus planes. Si finalmente puede consumarlos, el objetivo es regresar a una gran movilización que sirva para presionar a los partidos con la independencia y en contra de la mesa de diálogo.

En la ANC rechazan la mesa de diálogo porque no creen que vaya a arrojar “nada positivo” ya que Pedro Sánchez ha trazado sus líneas rojas y son conscientes que, de ahí, no se va a mover. Por ello, se marcan como objetivo apretar a los partidos para arrastrarlos a posiciones más unilateralistas, aunque se antoja complicado porque Esquerra, por ejemplo, ya ha demostrado que es capaz de aguantar la presión y va a mantener su estrategia gradualista.

En este sentido, la Diada será justo antes de la reactivación de la mesa de diálogo y, en función de la movilización que se registre, puede convertirse en un claro mensaje al Govern sobre el rumbo a tomar. De hecho, el propio ejecutivo de Aragonès puede tomar el 11-S como termómetro para pulsar la calle y, a partir de ahí, afrontar la negociación con la Moncloa. La vía dialogada nunca ha sido la apuesta de la ANC y menos aún cuando el contexto actual para el independentismo es muy propicio: cuentan por primera vez con más del 50% de los votos y prevén victorias jurídicas a nivel internacional como la del reciente informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que pide a España que reforme el delito de sedición y retire el proceso de extradición contra Carles Puigdemont.

Voces internas de la ANC interpretan que ahora están en una “posición interesante” porque el Estado “está débil” y el independentismo va ganando “autoridad moral para impulsar determinadas iniciativas”, aunque evitan concretar cuáles. Se limitan a exigir que los partidos muestren disposición para hacer la independencia y abandonar los “fuegos artificiales”: es decir, dejar a un lado los simbolismos que han acompañado al independentismo durante la mayor parte del “procés”.

No obstante, reconocen el momento complicado que atraviesa el independentismo con los partidos, que ahora mismo “se ven con poca fuerza así mismos”, y las bases empiezan a dar síntomas de desmovilización porque tampoco “entienden qué está ocurriendo”. “Hay una decepción general”, admiten y, en este punto, apuntan que también es responsabilidad de la ANC volver a marcar el camino, pese a que asumen las limitaciones que tienen ya que al final la última palabra siempre estará en manos de las instituciones.

En cualquier caso, lo cierto es que en la ANC, de cara a la próxima Diada, están “a la expectativa” porque hay quien ya se ha empezado a poner algo “inquieto” sobre la viabilidad de la manifestación si los contagios continúan al alza.