Cataluña

La CUP obliga a rescatar el referéndum con los presupuestos de la Generalitat

Los anticapitalistas exigen acelerar el “procés” y Esquerra se abre a trabajarlo para poder aprobar las cuentas

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés conversa con el conseller de Economia Jaume Giró (i).
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés conversa con el conseller de Economia Jaume Giró (i).Quique GarciaEFE

Parecía que la negociación de los presupuestos de la Generalitat se centrarían exclusivamente en cuestiones sociales y económicas y dejarían de lado el proceso independentista, pero nada más lejos de la realidad. La CUP ha conseguido volver a situar el referéndum en el centro de las conversaciones con el Govern después de que pareciera que pasaba a un segundo plano al inicio de la legislatura. De hecho, tanto Esquerra como JxCat tumbaron una propuesta parlamentaria de los anticapitalistas para celebrar un referéndum antes de 2025 (antes de que concluya la legislatura).

Pero, al ver cómo la CUP presiona con incluir avances en el proceso independentista para aprobar los presupuestos, Esquerra no ha tenido más remedio que plegarse a ello y ha ofrecido crear grupos de trabajo que ayuden a avanzar por esa senda. «Necesitamos grupos de trabajo que nos permitan identificar cuáles son las condiciones que hagan posible un nuevo embate democrático», ha asegurado la secretaria general de ERC, Marta Rovira, en una entrevista en «NacióDigital». Tras esto, en el Govern están a la espera de la respuesta de los cuperos, a ver si les satisface o no, aunque también es cierto que, en privado, en las filas republicanas avisan que solo regresarán a un referéndum cuando se den las condiciones para ello. Es decir, echan el freno y sospechan que la CUP lo plantea como una forma de reforzar su posición negociadora en los presupuestos.

De esta manera, los cuperos han conseguido rescatar el referéndum para esta legislatura y avivar un «procés» que está en declive y que, cada vez, ocupa menos atención del Govern. En este sentido, los anticapitalistas se han mostrado hasta ahora muy descontentos con la actitud del Govern y su relación con el Gobierno, aunque también se muestran insatisfechos con otros muchos asuntos de carácter social y económico. Entre ellos, la polémica candidatura de Barcelona para organizar en los Pirineos los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030: hoy mismo, la CUP ha impulsado una moción de rechazo a este proyecto, pero JxCat y Esquerra se han posicionado a favor de celebrarlo. Además de la CUP, el otro potencial socio del Govern, los Comunes, está en contra de este tipo de macroproyectos de ocio, que incluye el Hard Rock de Salou o la ampliación del aeropuerto de El Prat.

De momento, el Govern se encuentra a 72 horas de la votación sin los apoyos necesarios, aunque se da por hecho que no tendrá problemas en superar el escollo del lunes de las enmiendas a la totalidad. Las negociaciones con la CUP se mantienen vivas mientrasla Generalitat explora ya un posible acuerdo con los Comunes, que parece factible. Según explican desde la formación morada, si «hay voluntad política» se puede llegar a un pacto. Sobre todo, porque el listón tampoco está muy alto porque el proceso de aprobación de unos presupuestos tiene dos fases: una primera que incluye una votación al conjunto del proyecto que propone el Govern; y, una segunda donde se pueden introducir enmiendas parciales para modificar determinadas partidas del ejecutivo y ya se realizaría la votación definitiva. Es ahí, en la segunda fase, donde se pueden reasignar partidas y se entra al detalle de los números.

En todo caso, hoy han habido varias reuniones, aunque ninguna se ha saldado con acuerdos. Por la mañana, se han visto las caras representantes de la Conselleria de Economía y de Presidencia con miembros de los Comunes y, por la tarde, se han citado dirigentes de JxCat con la CUP. Esta segunda cita ha tenido como objetivo reconducir las relaciones entre ambos partidos porque, en las últimas horas, están muy deterioradas. Los posconvergentes tienen la responsabilidad de que los presupuestos prosperen porque lideran la conselleria de Economía, con Jaume Giró al frente, y se están dando de bruces con un partido con unas exigencias muy elevadas.

Además de los macroproyectos y el referéndum, los cuperos también apuestan por un aumento de la presión fiscal (en Patrimonio e IRPF) para recaudar más y poder aplicar «políticas nuevas»; retirar las acusaciones de la Generalitat contra activistas independentistas; y, destinar a vivienda 1.000 millones de euros (ahora hay 770 millones presupuestados). Estas cinco exigencias esperan aún respuesta por parte del departamento de Economía y de ahí la reunión de ayer por la tarde entre JxCat y la CUP.

Aunque el Govern pueda aprobar los presupuestos fácilmente, porque tiene tres potenciales socios (CUP, Comunes y PSC), tan solo quiere a uno: a los anticapitalistas. El ejecutivo catalán quiere conservar la mayoría parlamentaria independentista y evitar depender de partidos del Gobierno porque son conscientes de que pueden quedar hipotecados durante esta legislatura y eso obligaría a renunciar a compromisos en materia del «procés». De momento, tan solo han quedado descartado del todo los socialistas.