Salud

Los anticuerpos por infección por SARS-CoV2 pueden persistir dos años después de pasar la enfermedad

Un estudio desarrollado por ISGlobal entre personal sanitario no vacunado que superó la COVID-19 con sintomatología demuestra que el 90% mantuvo memoria inmunológica durante al menos 20 meses, aunque los niveles de anticuerpos fueron decreciendo progresivamente

Atención a un paciente Covid
Atención a un paciente CovidRamón de la RochaAgencia EFE

A día de hoy, aún hay un 35% de la población mundial que no se ha vacunado frente a la COVID-19, de manera que es muy relevante conocer cuánto dura la respuesta inmune tras la infección por el SARS-Cov2 y cómo es ésta de efectiva con el paso del tiempo, especialmente en lo que se refiere a este colectivo cuya inmunidad ante el virus depende única y exclusivamente de la infección, pero esta información puede ser útil también a la hora de planificar las estrategias de vacunación.

Se han desarrollado algunos estudios ya en esta línea, como el realizado recientemente por investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ‘la Caixa’, con una cohorte de población catalana con una edad comprendida entre los 40 y los 70, que puso entonces de evidencia que una de cada tres personas no vacunadas ya no tenía anticuerpos detectables en sangre un año después de la infección. Pero este dato está siempre condicionado por características particulares del individuo, como sus enfermedades de base, su edad, el tabaquismo...

En este contexto, el equipo liderado por Carlota Dobaño, jefa del grupo de investigación de inmunología de ISGlobal, puso en marcha al inicio de la pandemia un estudio focalizado en una cohorte de personal sanitario, concretamente de la atención primaria, de tres centros catalanes, con el fin de valorar “hasta qué punto la infección y la vacunación confieren la respuesta de anticuerpos y también celular -aunque esta última no la hemos empezado a medir pero tenemos las muestras para hacerlo en breve- entre una población joven y más expuesta al virus, que padeció la infección de forma sintomática, y de la que se pudo coger muestras regulares durante casi dos años”, explica Dobaños.

El objetivo principal de este estudio era “medir en esta cohorte la evolución del los anticuerpos por infección, que sabemos que son importantes a la hora de neutralizar el virus, y ver cómo se mantienen en el tiempo para poder luego informar acerca de cómo evolucionan los anticuerpos en diferentes perfiles de personas y cómo y cuando sería el mejor momento para poderlos vacunar”, indica la investigadora

Así pues, desde marzo de 2020 hasta noviembre de 2021, justo antes de que llegara la variante Ómicron, se hizo un seguimiento de estos 247 sanitarios no vacunados pero que habían pasado la infección de forma sintomática, es decir que en el momento que se infectaron ya tuvieron una respuesta bastante robusta, para evaluar cómo estaban sus niveles de anticuerpos 20 meses después del inicio de la pandemia y la conclusión es que “el 90% de ellos, aunque los anticuerpos van bajando gradualmente, todavía mantienen niveles de anticuerpos detectables en sangre, es decir que tienen aún la memoria inmunológica”, anuncia Dobaños, quien al respecto matiza que “una cosa es tener anticuerpos y otra que estén protegidos ante el virus, porque aún no conocemos a partir de qué nivel de anticuerpos estamos protegidos y además está el condicionante de las diferentes variantes del virus”.

Además, en el marco de esta investigación, también se observó que cada una de las personas que participaron en el estudio y que demostró mantener anticuerpos en sangre tras 20 meses de seguimiento “tenía diferentes niveles de anticuerpos en función de factores como la edad o el tabaquismo”. “Cuanto más mayores, menos niveles de anticuerpos, sin embargo, si cuando se produjo la infección, la persona la sufrió de forma más fuerte y, por ejemplo, requirió hospitalización o tuvo síntomas como fiebre o pérdida de olfato y/o gusto, generó más anticuerpos que se mantuvieron más con el paso del tiempo”. “Es decir, que dependiendo de las características de la primera COVID que tuvo la persona, así como de sus características demográficas, va a tener más o menos anticuerpos al cabo de los meses”, explica la investigadora.

Por último, este estudio permitió detectar a ocho de las 247 personas que participaron en el mismo que tuvieron una reinfección, de nuevo de forma sintomática, “lo que significa que en cerca de un 3% de las personas analizadas no funcionó la inmunidad”, señala la investigadora para a continuación develar que “mirando más en detalle qué tenían de especial estas personas, vimos que todas carecían de niveles de anticuerpos, es decir que eran de las pocas que los habían perdido durante estos 20 meses”. “Por lo tanto, se ve una asociación entre el tener mayores niveles de anticuerpos y una mayor protección ante las nuevas variantes del virus, como la Delta”, concluye para a continuación recordar que el estudio finalizó en noviembre de 2021, con lo que éste no incluye todas las posibles reinfecciones que pudieron producirse por la variante ómicron.

En definitiva, las conclusiones de este estudio aportan nuevos datos e informaciones que pueden ser útiles en lo que se refiere a la gestión de la pandemia y el virus SARS-CoV2. “En la inmunología de los virus sabemos que, en general, las infecciones generan una respuesta bastante robusta que suele mantenerse en el tiempo y ahora, con este estudio, constatamos que la infección natural también da una buena respuesta en el caso de la COVID-19, pero que ésta no es suficiente en sí misma porque va bajando gradualmente con el tiempo y eso es especialmente evidente en personas con determinadas características”.

Por ello y porque esta inmunidad natural, pese a que confiere protección frente a la reinfección, no siempre es suficiente, sobre todo ante nuevas variantes, los investigadores señalan la importancia de la vacunación incluso entre la población que ha pasado la enfermedad, ya que la inmunidad híbrida “eleva mucho más los anticuerpos y te pone a un nivel de protección mayor”. “Aunque la infección permita mantener los niveles de anticuerpos, ello no es razón para no vacunarse, sino que la vacunación te va a permitir tener una mayor protección, como se observó también en el marco de este estudio con la cohorte que sí que se vacunó, sobre todo frente a las variantes”, concluye Dobaño.