Urbanismo

El barrio de Barcelona que fue epicentro de la droga en los 80 y hoy lucha por reinventarse

Durante décadas fue sinónimo de marginalidad y violencia, hoy este barrio intenta borrar su estigma

La rambla del Raval, en el centro de Barcelona
La rambla del Raval, en el centro de BarcelonaGoogle

Conocido entonces por su degradación, la presencia de la heroína, el abandono institucional y un elevado índice de delincuencia,el Raval vivió una de las etapas más oscuras de la ciudad. Hoy, más de cuarenta años después, sus calles han cambiado de rostro, aunque aún lucha por superar el estigma que lo marcó durante generaciones

Un pasado marcado por la heroína y la exclusión

El Raval, y en especial su zona más próxima a las Ramblas, se convirtió durante los años 80 en el epicentro del tráfico y consumo de drogas en Barcelona, especialmente de heroína. Las jeringuillas en las aceras, los pisos ocupados y las redadas policiales eran escenas cotidianas.

Según informes históricos de los Mossos d'Esquadra y de entidades vecinales recogidos, durante la década de los 80, el barrio concentraba más del 40% de los delitos relacionados con drogas de toda la ciudad. A ello se sumaban altos índices de pobreza, prostitución y abandono institucional, lo que convirtió al Raval en una zona olvidada y temida.

La transformación: urbanismo, cultura y diversidad

Todo comenzó a cambiar con los grandes planes de transformación urbana previos a los Juegos Olímpicos del 92. Aunque el foco estuvo en otras zonas, el Raval entró en el radar de las instituciones y, a partir del año 2000, empezó un proceso de renovación con la llegada del MACBA, el CCCB, nuevas bibliotecas, universidades y centros cívicos.

Estos equipamientos culturales ayudaron a dignificar el barrio y atraer un nuevo perfil de residentes y visitantes, aunque también llegaron acompañados de tensiones, como el aumento del precio del alquiler o la gentrificación.

Hoy, el Raval es un barrio multicultural, con más de 140 nacionalidades distintas, donde conviven comercios centenarios, tiendas de alimentación de medio mundo y nuevos espacios de creación artística.

Los retos del presente: pobreza, vivienda y seguridad

Pese a los avances, el Raval aún arrastra muchas de sus heridas estructurales. Según los últimos datos del Ajuntament de Barcelona (2024), el barrio sigue teniendo uno de los índices de renta familiar más bajos de la ciudad y un acceso limitado a la vivienda digna. A ello se suma una alta densidad de población y problemas de convivencia derivados de la presión turística y el ocio nocturno.

La inseguridad también sigue presente: aunque ha disminuido respecto a décadas anteriores, los datos de los Mossos indican que sigue siendo uno de los distritos con más denuncias por hurtos y robos en la vía pública.

Un barrio que no se rinde

Pese a todo, el Raval no se deja definir por su pasado. Asociaciones vecinales, colectivos culturales y entidades sociales trabajan día a día para construir un barrio más justo, inclusivo y habitable. Iniciativas como la Fundació Tot Raval, el Casal dels Infants o el Pla de Barris del Ayuntamiento son solo algunos ejemplos de los esfuerzos que se hacen para cuidar el tejido comunitario y acompañar a los vecinos en riesgo de exclusión.

A día de hoy, el Raval sigue siendo un espejo de las luces y sombras de Barcelona: historia, resistencia, contrastes y una energía única que sigue atrayendo a quien lo descubre sin prejuicios.