Exclusión

Cáritas denuncia que las prestaciones económicas no llegan a quienes las necesitan

Según los datos recogidos por la entidad en 2024, el 76% de las familias atendidas estaban en situación de pobreza severa, la mitad de ellas con menores, y solo el 12,6% recibieron la renta mínima garantizada o el ingreso mínimo vital

La exclusión residencial se extiende más allá de Barcelona
La exclusión residencial se extiende más allá de Barcelona Archivo

Pese a que los indicadores marcoecómicos apuntan a una recuperación económica de las familias, las cifras que maneja Cáritas demuestran que esta recuperación no es equitativa y ello se traduce en una cronificación de la pobreza estructural y una fractura social persistente.

Así, el año pasado, la entidad atendió a 93 626 familias en toda Cataluña, una cifra muy similar a la del año anterior, para lo que contó con 53,2 millones de euros, de los cuales un 81% se destinaron íntegramente a acción social. En números concretos, Cáritas Cataluña ofreció apoyo a 237 662 personas, entre las que un 44% se encontraban en situación administrativa irregular -3 puntos más que en 2023-, un 59% eran mujeres y una de cada cinco eran menores de edad, mientras que un 16% estaban entre los 18 y los 29 años de edad, lo que pone de manifiesto una "pobreza feminizada y juvenil", tal y como señaló María Pous, miembro del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas Cataluña.

En este mismo sentido, según los datos del año pasado, el 52% de las familias atendidas tenían niños o adolescentes a su cargo y un 19% eran familias monoparentales encabezadas sobre todo por mujeres. Y esos datos resultan especialmente preocupantes puesto que, como comentó Salvador Busquets, presidente de Cáritas Cataluña, "los menores que viven carencias durante su infancia tienen el doble de probabilidades de convertirse en familias pobres en el futuro". En definitiva, la desigualdad se perpetúa generación a generación.

Al respecto, Busquets recordó que el 76% de las familias que recibieron en 2024 el apoyo de la entidad se encontraban en situación de pobreza severa, de las cuales cerca de la mitad (47%) tenían menores a su cargo. En este contexto, un 52% de las personas en edad laboral estaban en el paro, mientras que el 23% tenían un trabajo precario, y un 51% no disponía de una vivienda digna, siendo pues la vivienda uno de los principales factores de exclusión social.

La vivienda, el gran problema

En este sentido, es tal el esfuerzo que las familias deben realizar para poder hacer frente a los gastos de la vivienda que muchas veces no pueden costear aquellos vinculados a otras necesidades básicas. Así, en 2024, en un 51% de los hogares acompañados por Cáritas no se podía garantizar una alimentación básica, 6 de cada 10 tenían dificultades para asumir gastos derivados de la vivienda y un 37% no tenía capacidad para pagar los gastos escolares. Y lo que resulta especialmente alarmante es que el 41% de estas familias no podía comprar medicamentos por falta de recursos, de manera que, como subrayó Pous, "la pobreza no solo puede generar problemas de salud por una mala alimentación o por malas condiciones residenciales, entre otros factores, sino que además dificulta el acceso a los tratamientos".

Pero pese a esta complicada situación económica que viven muchas personas atendidas por Cáritas, solo un 12,6% son perceptoras de la renta mínima garantizada o el ingreso mínimo vital, que, para Busquets, son "las principales herramientas para luchar contra la exclusión". "El hecho de que en una entidad como Cáritas, en la que el 76% de las familias se encuentra en situación de pobreza severa, el 87,4% de las personas atendidas no reciba este apoyo es muy preocupante", denuncia el presidente de la entidad.

En la misma línea, Pous alerta que "el escudo social es insuficiente y las ayudas no llegan a quienes las necesitan".