Nutrición y prevención

Desayunar y cenar temprano y dejar más tiempo de ayuno en medio reduce el riesgo cardiovascular

Una investigación apunta a la idoneidad de adelantar la hora de la cena a las 8 de la noche y prolongar el ayuno nocturno, sin prescindir del desayuno, que no debería retrasarse hasta más allá de las 9 de la mañana

Los seis alimentos que debes evitar en el desayuno
El desayuno es un comida imprescindible pero no hay que retrasarla para evitar el riesgo cardiovascularSandra R. PovedaSandra R. Poveda

Mucho se ha escrito e investigado acerca de cómo afectan los horarios de las diferentes ingestas del día en la salud del individuo y, al respecto, hay que tener en cuenta que cerca de 7,9 millones de muertes anuales por enfermedades cardiovasculares en el mundo, que ascienden a unos 18,6 millones, son atribuibles a la dieta. En este contexto, se acaban de publicar en la revista Nature Communications los resultados de un estudio que ponen de manifiesto que la hora en la que comienza y termina la ventana de alimentación diaria y el periodo de ayuno en medio son dos factores claves para nuestra salud cardiovascular.

Tal y como revela este trabajo, realizado por investigadores el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa, el Iserm y la Universidad Sorobonne Paris Nord, “el hecho de tener unos hábitos de comidas tardíos, realizando una primera comida más tarde de las 8 de la mañana o una cena más tarde de las 8 de la noche, se puede asociar con un mayor riesgo a desarrollar enfermedades cardiovasculares, especialmente entre las mujeres”, tal y como señala Anna Palomar, investigadora del ISGlobal

Desayunar y cenar pronto

Por lo tanto, esta investigación, realizada sobre una muestra de 103.389 personas de la cohorte NutriNet-Santéa a las que, tras facilitar un documento en el que especificaban sus horarios de comidas, se les realizó una seguimiento entre 2009 y 2022 para comprobar si habían desarrollado alguna patología cardiovascular, confirma la importancia de adoptar patrones de horarios de alimentación más tempranos. Señalar que para reducir el riesgo de posibles sesgos en el estudio, los investigadores tuvieron en cuenta un gran número de factores de confusión, especialmente sociodemográficos - la edad, sexo o la situación familiar-, así como la calidad de la dieta, el estilo de vida y el ciclo del sueño

En esta línea, la investigación señala que “realizar la primera comida del día, la cual es importante porque es la que rompe el ayuno nocturno y tiene una afectación sobre la regulación de los relojes biológicos, más tarde se asocia con factores de riesgo cardiometabólicos como un aumento de la presión arterial, una mayor inflamación un elevado nivel de insulina”, indica Palomar. Concretamente, por cada hora de retraso del desayuno, el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular aumenta un 6%

Sobre la cena, la investigadora comenta que su trascendencia radica en que “si ésta se hace muy tarde, cuando nuestro cuerpo debería estar en reposo, puede causar alteraciones en en nuestro reloj biológico e influir en nuestro sueño”. Además, “una última comida tardía se asocia con factores de riesgo cardiovasculares, incrementando en un 28% ese riesgo por cada hora de retraso, y una intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina, mayores niveles de colesterol y un aumento de índice de masa corporal”.

Así pues, este trabajo, que necesita replicarse en otros estudios, refuerza la idea de la importancia de adoptar patrones de horarios de alimentación más tempranos, lo que implicaría desayunar antes de las 8 de la mañana y cenar antes de las 8 de la noche, y además también sugiere la idoneidad de realizar un ayuno nocturno prolongado, adelantando la hora de la cena, pero sin saltarse la primera comida del día. Al respecto, Palomar añade que “parece que también tiene un impacto el tiempo que dejamos entre que cenamos y nos vamos a dormir, así que cenando temprano también alargamos ese intervalo de tiempo antes de acostarse”.