
Historia
La historia oculta de la Ronda de Dalt: así se construyó una de las vías clave de Barcelona
Las disputas vecinales contra la construcción que casi detiene la creación de una de las principales arterias catalanas

Todos conocemos la famosa Ronda de Dalt -oficialmente conocida como B-20-, una de las arterias principales de Barcelona. Diseñada para descongestionar el tráfico urbano y mejorar la movilidad metropolitana, aunque de vez en cuando no consiga su objetivo, esta ronda está llena de historia y un pasado urbanístico fascinante.
Su construcción y uso actual por parte de cualquier persona que intente acceder a la ciudad condal esconden una historia de planificación, desafíos y transformaciones que han moldeado la ciudad tal como la conocemos hoy.
Orígenes y planificación
La idea de crear una vía de circunvalación en Barcelona surgió a finales de los años sesenta, con el objetivo de aliviar el tráfico en el interior de la ciudad.Sin embargo, no fue hasta la preparación de los Juegos Olímpicos de 1992 que este proyecto cobró impulso definitivo.
La construcción de las rondas de circunvalación, incluyendo la Ronda de Dalt y la Ronda Litoral, se convirtió en una prioridad para modernizar las infraestructuras urbanas de cara al evento internacional.
Construcción y desafíos
La Ronda de Dalt se inauguró en 1992, presentando una longitud de 26 kilómetros y tres carriles por sentido en todo su recorrido.Esta vía rápida recorre el norte de la ciudad, desde el Nudo de la Trinidad hasta el cruce con la A-2, pasando por la falda de la Sierra de Collserola.
Lo que prácticamente nadie conoce -pues se intentó mitigar a toda costa- es que la construcción no estuvo exenta de desafíos. Especialmente, en términos de integración urbana, ya que la vía atravesaba diversos barrios generando barreras físicas y afectando la cohesión entre comunidades. El día a día de los vecinos era cada vez más difícil y la conciliación urbanística entre personas y empresas de construcción estuvo a punto de no acabar de la mejor de las maneras.
No obstante, tras su inauguración, la Ronda de Dalt se consolidó como una infraestructura vital para Barcelona, captando un tráfico diario de aproximadamente 165.000 vehículos.No obstante, su presencia también evidenció problemas relacionados con la fragmentación urbana y el ruido.
Esto llevó a que finalmente y con el tiempo, se plantearan soluciones para mitigar estos efectos, como la cobertura de tramos de la vía y la urbanización de su superficie, con el objetivo de crear espacios más amigables para los peatones y mejorar la calidad de vida en las zonas afectadas.
Reivindicaciones vecinales y proyectos de cobertura
Desde su construcción, vecinos de distritos como Horta-Guinardó han reclamado la cobertura de la Ronda de Dalt para reducir el impacto ambiental y mejorar la conectividad entre barrios.Estas demandas han llevado a la implementación de proyectos para cubrir tramos de la vía, transformando áreas antes dominadas por el tráfico en espacios públicos de calidad.Estas iniciativas reflejan la evolución de la planificación urbana en Barcelona, buscando equilibrar la funcionalidad de las infraestructuras con el bienestar de sus habitantes.
La historia de la Ronda de Dalt ejemplifica cómo las grandes infraestructuras pueden beneficiar el devenir de una ciudad pero desafiar la cohesión entre urbanismo y sociedad, y cómo la participación ciudadana y la planificación estratégica son esenciales para adaptar Barcelona a las necesidades cambiantes de sus habitantes.
✕
Accede a tu cuenta para comentar