Sucesos

El interno que salió de la prisión para ir a la playa en Cataluña y nunca regresó vuelve tras tres años fugado

La excusa fue ir a comprar un helado, pero su plan era otro. Samir Dumitru, un peligroso preso fugado de la cárcel de Mas d'Enric, ha sido capturado en Francia tres años después de su cinematográfica huida

Los Mossos
Dumitru se valió de la excusa de comprar un helado para pedir permiso a los funcionariosAgencia EFE

No fue en un tiroteo de película ni tras una compleja operación de inteligencia. La fuga de Samir Dumitru, uno de los prófugos más buscados de España, terminó de la forma más mundana posible: durante un simple control policial en una carretera de Montpellier, en Francia. Así se ponía fin, casi tres años después, a la huida de un recluso de 38 años que había logrado poner en jaque a las autoridades desde el verano de 2022.

Y es que el inicio de su escapada fue tan audaz como insospechado. Ocurrió el 15 de junio de 2022, en plena playa y durante una salida programada de reinserción del centro penitenciario de Mas d'Enric, en Tarragona. Con una tranquilidad pasmosa, Dumitru se valió de la excusa de comprar un helado para pedir permiso a los funcionarios, un gesto infantil que escondía un plan de fuga perfectamente meditado.

Aquel momento de confianza fue suficiente para que se esfumara sin dejar rastro, activando de inmediato una Orden Europea de Detención y Entrega que lo mantuvo con el estatus de fugitivo de alta prioridad. Su desaparición no solo evidenció una brecha en los protocolos de vigilancia, sino que dio comienzo a una vida en la clandestinidad que se ha prolongado por toda Europa hasta su reciente detención en suelo francés.

El perfil de un delincuente peligroso

En este sentido, Dumitru no era un preso cualquiera. Detrás de la aparente simpleza de su fuga se escondía un delincuente con un historial de notable gravedad. Cumplía una condena superior a los nueve años de cárcel por delitos de proxenetismo y robo con violencia, lo que justificaba la envergadura del dispositivo de búsqueda desplegado para su captura.

Además, su expediente criminal era considerablemente abultado, ya que acumulaba más de catorce antecedentes policiales por diversas causas. Este bagaje delictivo lo convertía en un objetivo prioritario para la policía, no solo por el quebrantamiento de su condena, sino por el riesgo que su libertad suponía para la seguridad ciudadana en cualquier país donde pudiera ocultarse.

Finalmente, el círculo se cerraba de la forma más rotunda. Tras su arresto, los mecanismos de extradición se activaron con celeridad, culminando con su entrega a la policía española el pasado 16 de octubre. En un giro final casi irónico, reingresó en la misma prisión de Tarragona de la que se había escapado. Allí deberá no solo terminar de cumplir su pena original, sino también hacer frente a las nuevas responsabilidades penales derivadas de su sonada fuga.