
Política
Los líderes municipales de Junts exigen a la dirección un cambio de rumbo
Las encuestas vaticinan malos resultados electorales en las últimas encuestas

El mapa político catalán ha entrado en una fase de convulsión en la que Junts per Catalunya, partido de Carles Puigdemont y Jordi Turull, se enfrenta a un dilema interno: cómo responder al avance de Aliança Catalana, la formación ultranacionalista liderada por Sílvia Orriols, que ha logrado capitalizar buena parte del descontento ciudadano en la Cataluña interior. Desde hace meses, alcaldes, regidores y cargos territoriales de Junts trasladan su inquietud a la dirección: reclaman un cambio de rumbo, un discurso más conectado con los problemas del día a día y una estrategia clara de pactos que evite que los posconvergentes se vean arrinconados en el terreno electoral.
El nerviosismo se explica, en primer lugar, por los datos. Encuestas recientes apuntan a que Junts podría perder un número significativo de diputados en el Parlament, mientras Aliança ganaría terreno hasta situarse como tercera o incluso segunda fuerza en algunos territorios. Un sondeo reciente llegó a darle a Aliança hasta 19 escaños, frente a la posible caída de Junts hasta la veintena.
La presión de los alcaldes
El epicentro del descontento se encuentra en los municipios. Junts gobierna buena parte de la Cataluña interior, donde los problemas vinculados a la inmigración, la seguridad, la multirreincidencia o la presión demográfica golpean con más fuerza. En esas localidades, los alcaldes aseguran que el discurso del partido está desconectado de la realidad.
El alcalde de Figueres, Jordi Masquef, expresó esa sensación en el consejo nacional celebrado en su ciudad: «Quien no venga a aportar a nuestra sociedad, quien venga a vivir del cuento, no puede tener cabida en nuestro país y menos aún mantener multirreincidentes extranjeros con nuestros impuestos en prisiones catalanas». Y añadió una petición: «Volver a ser pragmáticos».
De ahí que en las últimas semanas un grupo de alcaldes, Marc Buch (Calella), Albert Castells (Vic), Òscar Fernández (Cabrera de Mar), Agustí Arbós (Olot), Arnau Rovira (Manlleu) o Jordi Camps (Vidreres), haya dado un paso al frente y solicitado reuniones con Jordi Turull y con el propio Puigdemont para trasladar sus preocupaciones. El encuentro con Turull ya se ha celebrado, en Manresa, y aunque oficialmente se enmarcó en la normalidad de las reuniones periódicas con el mundo municipal, lo cierto es que sirvió para verbalizar un malestar que se arrastra desde hace meses, según apuntan algunas informaciones.
Seguridad, inmigración y pragmatismo
La demanda principal es clara: volver al pragmatismo. Junts nació en 2017 como un paraguas amplio para el independentismo, con Puigdemont en el centro, pero muchos alcaldes recuerdan la tradición de Convergència i Unió, que se presentaba como «un partido de orden», de centro-derecha. Esa herencia, sostienen, debe recuperarse si se quiere frenar el avance de Aliança y capitalizar el descontento ciudadano con los problemas reales. Los alcaldes han sido los primeros en plantear públicamente medidas polémicas, como la expulsión de inmigrantes multirreincidentes o la prohibición del velo en escuelas, propuestas que después llegaron al debate político catalán.
Ese pulso discursivo se ha trasladado también al Congreso de los Diputados, donde Junts ha tensado la negociación con el PSOE sobre el traspaso de competencias en inmigración. La propuesta de la formación fue rechazada, lo que reforzó la sensación en sectores locales de que Madrid bloquea soluciones y de que el partido debe dar un paso más allá en firmeza.
La cuestión de los liderazgos
El malestar no se limita al relato. También afecta a la arquitectura interna. La marcha de figuras como Jaume Giró, Miquel Buch o David Saldoni ha dejado cicatrices y la sensación de que el partido se va quedando sin activos importantes.
A ello se suma la ausencia de una figura clara en el Parlament. Puigdemont no puede ejercer como jefe de la oposición, y la vacante se ha mantenido abierta deliberadamente. Pero en el ámbito local, muchos piden que se designe un referente visible. Entre los nombres que circulan aparece Salvador Vergés, diputado por Girona, que se ha ganado crédito como enlace con el mundo municipal. La incógnita, sin embargo, está ligada al futuro retorno de Puigdemont a Cataluña si finalmente se aplica la amnistía.
La respuesta de la dirección
La cúpula de Junts, por ahora, ha intentado rebajar la tensión. Turull recuerda que hay encuestas «de todos los colores» y ha puesto en valor nuevas incorporaciones. Tras las reuniones con alcaldes, tanto la dirección como los propios ediles han emitido notas asegurando que todo forma parte de la normalidad interna. Nadie plantea un pulso directo a Puigdemont, definido por todos como «incuestionable».
Pero el malestar existe. La dirección es consciente de que el futuro del partido depende en gran medida de lo que ocurra en el ámbito municipal. Por eso se están impulsando candidaturas sólidas con alcaldes experimentados y perfiles transversales, capaces de proyectar utilidad y minimizar la fuga hacia Aliança.
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