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Entrevista

Lluís Castells: "Hay que seguir concienciando a la gente de la importancia de cuidar el hígado"

"La incidencia de la hepatitis A ha aumentado mucho, especialmente en hombres de entre 15 y 45 años"

Lluís Castells, presidente de Mutual Médica y  jefe de sección de Medicina Interna-Trasplante Hepático de Vall d’Hebron Propias

En el marco del Día Mundial de la Hepatitis, desde Mutual Médica insisten en la importancia de apostar por una serie de medidas destinadas a controlar la enfermedad.

¿Qué es la hepatitis?

Es la inflamación del hígado y puede producirse por diferentes causas, pero la más frecuente son los denominados virus de la hepatitis, aunque muchos otros virus también pueden ocasionar inflamación del hígado. La hepatitis no solo se produce por virus, sino que también puede producirse por tóxicos, entre los que destacan por su frecuencia el abuso del alcohol y el consumo de determinados fármacos. Así mismo, puede estar producida por un aumento del depósito de grasa, algo que está creciendo de forma significativa en nuestra sociedad, y hay otras causas, menos frecuentes, que pueden ser de origen inmunológico o genético. Pero cuando hablamos de hepatitis la asociamos a las infecciones crónicas o agudas por virus de las hepatitis.

¿Cuántos tipos de virus de la hepatitis se conocen y cuáles son las diferencias entre ellos?

Hay virus que se transmiten por vía fecal oral, como es el de la hepatitis A o la E, mientras que el virus B y el C se transmiten por vía parenteral o sexual. Sea por el mecanismo que sea, la hepatitis puede producir una lesión aguda, que puede dar un cuadro desde poco importante a muy sintomático, pero en determinadas ocasiones, como pasa con la hepatitis B o la C, el diagnóstico pasa muchas veces desapercibido y acaba dando una lesión crónica y el diagnóstico se da en fases más avanzadas de la enfermedad. En cuanto a las principales diferencias, la hepatitis A suele dar un cuadro agudo, que se cura y no deja lesión crónica. Para la B hay tratamiento pero éste no cura la infección, sino que la mantiene inactiva, evitando que progrese y, por lo tanto, que se desarrolle una lesión hepática más importante. En cuanto a la hepatitis C, fue la principal causa de enfermedad hepática crónica, terminal, y la principal indicación de trasplante hepático y esto era porque los tratamientos que teníamos eran muy tóxicos y poco eficaces. Pero en 2014, con la aparición de los nuevos fármacos de acción antiviral, se produjo un cambio espectacular porque eran seguros, muy eficaces y con poco tiempo de tratamiento conseguían erradicar la infección. Muchos pacientes que estaban condenados a tener una enfermedad crónica y complicaciones, incluso riesgo de desarrollar un cáncer de hígado, con estos medicamentos lograron evitar la progresión. Fue un trabajo que se realizó en el marco del Plan Nacional de la Hepatitis C, que fue ejemplar para Europa, porque se aunaron los esfuerzos de todo el mundo para lograr un objetivo común y fue un éxito.

La incidencia de la Hepatitis A ha aumentado mucho en los últimos años. ¿A qué se debe y cómo es de importante?

El aumento se ha observado especialmente en hombres de entre 15 y 45 años y eso se ha relacionado con la hipótesis de un aumento de la transmisión de hombres que tienen sexo con hombres, poblaciones en las que la tasa de vacunación es baja y eso hace que sean más susceptibles cuando llevan a cabo prácticas de riesgo. Por eso, es importante potenciar los programas de vacunación, especialmente en las poblaciones de riesgo.

Sin embargo, esta es una infección que cursa de forma leve, el paciente se recupera y además hay vacuna para la prevención

El paciente se cura siempre y solo en menos del 1% de los casos puede llegar a hacer una hepatitis aguda grave. La mayoría de las veces pasa de forma poco sintomática y se cura siempre, sin dejar una lesión crónica, a diferencia de otras hepatitis. Además se puede hacer prevención con la vacuna y lo que hay que tener en cuenta es que, en pacientes con inmunodepresión, la presentación clínica puede ser más grave, pero normalmente la propia evolución de la enfermedad se autolimita. En definitiva, el problema con la Hepatitis A no es tanto la salud del paciente como la transmisión epidemiológica en los subgrupos de pacientes.

¿Preocupa más la prevalencia de la Hepatitis B?

La infección crónica por el virus de la hepatitis B presenta una gran tendencia a cronificar y esto facilita que la infección pueda pasar desapercibida durante muchos años porque pasa de forma asintomática, por lo que el diagnóstico llega en fases avanzadas, cuando se desarrolla cirrosis o incluso un cáncer de hígado. Este virus por sí solo no puede hacer nada y necesita de la coinfección con el virus D para poder desarrollarse y favorecer una progresión más rápida hacia la cirrosis y la aparición del carcinoma. Pero hay un descenso progresivo de la prevalencia de la infección por el virus de la hepatitis B y esto es gracias a la implementación de diferentes programas de salud pública, como son los programas de vacunación en la adolescencia, los de detección en poblaciones de riesgo, así como en la población general para intentar detectar el mayor número posible de casos, que la mayoría de las veces son asintomáticos. En cuanto a los tratamientos frente a la hepatitis B, son efectivos no para eliminar el virus, sino para mantenerlo inactivo y tenerlo controlado, evitando que progrese.

Ante esta realidad, ¿qué iniciativas hay que poner en marcha para frenar el avance de esta enfermedad?

Se tiene que seguir concienciando a la gente de que hay que cuidarse el hígado, dar educación sanitaria para reducir las conductas de riesgo con el fin de disminuir la transmisión del virus, mantener los programas de vacunación global y los de screening para detectar los pacientes que están asintomáticos, así como facilitar el acceso al diagnóstico. Y todo ello, en línea con el programa de la OMS para la erradicación de la hepatitis en 2030.