28-M

La posible condena a Borràs abre en canal a Junts antes de las municipales

La sentencia puede llegar a principios de abril, justo en la antesala de las municipales. La posconvergencia busca liderazgos

Junts decide salir del Govern de Cataluña y romper relaciones con ERC, con Laura Borràs a la cabeza
Laura Borràs junto a Jordi TurullEnric FontcubertaAgencia EFE

El juicio a Borràs ha quedado visto para sentencia esta semana pasada después de que sus dos ex colaboradores en la Institució de les Lletres Catalanes la inculparan de haber dirigido el fraccionamiento de contratos y su posterior adjudicación a dedo sin pasar por concurso público. Más allá de lo ocurrido dentro de la sala, las dos semanas en el TSJC también han servido para constatar una realidad: la soledad de la presidenta dentro y fuera del partido, una circunstancia que va camino de agudizarse ante una posible condena y que divide a Junts antes de las municipales del 28 de mayo.

ERC y la CUP plantaron a la posconvergente en el inicio del juicio, y la dirigente solo ha podido exhibir el apoyo de su círculo más cercano, con los diputados Albert Batet y Francesc de Dalmases a la cabeza. El ala moderada de Junts no asistió al TSJC –tampoco lo hicieron los cargos locales de peso– mientras que dirigentes como el secretario general Jordi Turull sí estuvieron, pero apenas se dejaron ver en público junto a Borràs.

Ahora, las previsiones judiciales apuntan a principios de abril. Se espera que la sentencia se haga pública en un plazo aproximado de un mes, aunque no hay «tempos» establecidos. Eso sí, la sala presidida por Jesús María Barrientos es una de las que trabaja con mayor celeridad, por lo que el fallo podría llegar antes de Semana Santa. Si la sentencia es condenatoria –la Fiscalía pide para Borràs seis años de cárcel y 21 de inhabilitación y cuenta con la mencionada confesión de sus dos ex colaboradores en la ILC– y pese a poder recurrirse ante el Supremo, lo cierto es que la maquinaria política se activará de inmediato para proceder a su relevo en el Parlament. La Junta Electoral Central le retirará el acta de diputada y ordenará sustituir su escaño, mientras los partidos deberán pactar un nombre para presidir la Cámara con la vista puesta en el PSC y ERC.

En clave interna, Junts tendrá que decidir qué hacer con su presidenta sea cual sea el alcance de la sentencia. Su imagen ha quedado muy maltrecha a lo largo de un juicio por corrupción en el que varios funcionarios de la entidad cultural también la han señalado por «mala praxis» en sus años al frente de la gestión. El partido aprobó en el congreso del pasado verano un alambicado reglamento interno para proteger a la dirigente en caso de condena y será la dirección de la formación posconvergente la que deberá resolver si mantiene en el cargo a Borràs con las consecuencias que ello puede conllevar.

De hecho y pese al llamamiento de Turull de cerrar filas con la dirigente, lo cierto es que su figura despierta más de un recelo en los sectores conservadores del partido, en clara expansión con la llegada de Xavier Trias, la recuperación de Artur Mas para la causa posconvergente y la cercanía de unas municipales claves para su supervivencia. Ningún candidato quiere verse salpicado por el caso Borràs, y su estrategia de confrontación y choque permanente colisiona con los postulados de los dirigentes más pragmáticos, mayoría en el ámbito local. A largo plazo, el futuro de Borràs también influirá en un partido que va camino de abrirse en canal por las permanentes discrepancias entre familias. Pese a que cobra enteros la carta de Josep Rull una vez levantada su inhabilitación, lo cierto es que los posconvergentes no tienen candidato para la Generalitat ni una unión entre sectores que garantice su paz interna.