Genética

Cuando España devolvió a la vida una especie extinta… durante pocos minutos

El bucardo se extinguió dos veces, un intento fallido de desextinguir a una especie mediante la clonación

Pintura de un rebaño de cabras montesas usualmente identificadas como bucardos. Realizado en 1898 por Joseph Wolf.
Pintura de un rebaño de cabras montesas usualmente identificadas como bucardos. Realizado en 1898 por Joseph Wolf.Joseph WolfCreative Commons

Esta es la historia de cómo decidimos luchar contra la muerte, y no de un individuo, sino de toda una subespecie. No es un secreto que nuestra civilización está causando estragos en la biodiversidad y que son ya muchas las especies que han desaparecido por nuestra culpa. España no se libra y mientras nos preocupábamos por la supervivencia del carismático lince, otras especies igualmente importantes para el ecosistema estaban sufriendo en silencio. No eran tan adorables como para aparecer en las portadas y a la gente le removía más la conciencia pensar que podía perderse un peluche de ojos grandes que un insecto que apenas podían distinguir del resto. Así fue como el bucardo se extinguió entre las sombras. Para ser precisos, no se trataba exactamente de una especie, sino de una subespecie de cabra montés.

En la península ha habido cuatro subespecies de cabra montés (Capra pyrenaica), la hispanica, que se extiende por las cordilleras mediterráneas, ocupando especialmente Sierra Nevada. La victoriae, que puebla, sobre todo, la Sierra de Gredos. Las otras dos especies están tristemente extintas. En 1892 perdimos a la lusitánica, característica de las montañas que separan Galicia de Portugal y en enero de 2000 vimos extinguirse a la Capra pyrenaica pyrenaica, más conocida como “bucardo”. Esta última se caracterizaba por su largo pelaje y la cornamenta más ancha y larga de las cuatro subespecies. Por suerte, algunos expertos habían tomado muestras de la última cabra viva ya por el año 1999. ¿El propósito? Devolverla a la vida mediante la clonación, recuperando a la subespecie de la extinción.

Una lenta extinción

Ya en 1918, el Parque Nacional de Ordesa había prohibido su caza, tratando así de proteger a los pocos ejemplares que quedaban. Por desgracia, la subespecie siguió menguando y en 1992 hubo que recurrir a estrategias más agresivas. Varios ejemplares fueron capturados para llevar a cabo un proyecto de cría mediante técnicas de reproducción asistida. Esta estrategia no fue suficiente y en 1996, viendo la escasez de machos se decidió introducir en el Parque Nacional de Ordesa dos machos de Capra pyrenaica hispanica.

Nada parecía funcionar, por lo que, ante la falta de opciones y la inminente extinción del bucardo, los expertos decidieron apostar fuerte y tomar muestras de piel de Celia, la última hembra conocida (capturada en 1999 y liberada inmediatamente después) para poder clonarla en un futuro.

Clonación caprina

Un futuro que no se hizo esperar, en 2001, tan solo un año después de la primera extinción, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón comenzó un proyecto de desextinción en conjunto con el Instituto Nacional de Investigación Tecnología Agraria y Alimentaria, el Instituto Nacional de Investigación Agroalimentaria, la Universidad de Lieja y la Universidad Autónoma de Barcelona. Para ello, hubo de adaptarse la información genética de las células de piel de bucarda para poder introducirlas en un óvulo de cabra doméstica (sustituyendo el núcleo del óvulo por el de la célula de bucarda)

A continuación, se implantaron los óvulos generados de este modo en cabras, tanto de la subespecie hispánica por ser las más parecidas genéticamente al bucardo, como en híbridos de hispánica y doméstica. En el primer intento se implantaron 54 embriones en 13 cabras. De todas ellas solo dos entraron en gestación y ninguna llegó a término. En un segundo intento se tomaron 44 cabras las cuales fueron implantadas con 154 embriones. De las cinco gestaciones resultantes cuatro terminaron en aborto. El único feto que sobrevivió se encontraba en el útero de una cabra híbrida a la cual se le practicó una cesárea en 2003. Había nacido un bucardo y una subespecie había vuelto de la extinción por primera vez en la historia de la vida en la Tierra.

Un final amargo

Por desgracia el clon de bucarda murió pocos minutos después del nacimiento por una insuficiencia respiratoria, reextinguiendo a la subespecie. Desde entonces, el experimento no ha sido repetido y el bucardo sigue extinto, pero por algún motivo, hemos considerado esta historia como un éxito. Tras preñar a 57 cabras, el único feto que llegó a término murió en pocos minutos, dejándonos sin bucardo y con serias dudas acerca de la viabilidad del proyecto.

Por otra parte, incluso en el caso de poder traer a la vida una copia exacta de la última bucarda, estaríamos en un problema si pretendiéramos recuperar la subespecie entera, pues tendríamos el material genético de una única hembra. Se ha planteado hacer cruzamientos con Capra pyrenaica hispánica, pero sería imposible recuperar simultáneamente la pureza y la variabilidad genética de la especie. Podríamos tener, o bien rebaños de clones idénticos, o bien una buena variedad de ejemplares de lo que podríamos considerar una subespecie diferente, a medio camino entre el bucardo y la hispanica. Ninguno de estos panoramas es compatible con poder decir que hemos recuperado totalmente a la subespecie.

Tal vez debamos aceptar que el bucardo se fue y que, aunque las técnicas de ingeniería genética puedan luchar contra la extinción en un futuro, el episodio que tuvo lugar en nuestro país a principios de este siglo no fue el punto de inflexión que todavía está por llegar.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La biodiversidad es un concepto mucho más complejo de lo que la gente suele concebir. No se trata únicamente de la diversidad de especies de seres vivos. Como hemos visto, la biodiversidad también incluye a las subespecies, pero es que si somos más estrictos habremos de tener en cuenta incluso la variabilidad genética de una población. Un grupo reducido de ejemplares que han tenido que cruzarse mucho entre sí tendrán una información genética bastante parecida, la biodiversidad de su comunidad se habrá visto afectada, podríamos decir. Este es uno de los problemas que habría reintroduciendo al bucardo a partir de un único ejemplar.

REFERENCIAS (MLA):