Paleontología

Encuentran un “gatito” con dientes de sable

El Diegoaelurus vanvalkenburghae no era realmente un “gatito”, pero promete arrojar luz sobre los félidos primitivos.

Recreación artística del Diegoaelurus vanvalkenburghae.
Recreación artística del Diegoaelurus vanvalkenburghae.Museo de Historia Natural de San DiegoCreative Commons

Nos gustan los orígenes, los necesitamos para contar nuestras historias. En ellas, todo debe tener un comienzo y por eso los buscamos desesperadamente entre los estratos de un pasado remoto. Pero… ¿Dónde comienza una historia? Si queremos explicar cómo somos, tendremos que remontarnos en la cadena de causas que nos han moldeado y eso puede significar retroceder tanto como el mismo tiempo pueda permitirnos y, así, hablar de las propias leyes que gobiernan este mundo. Hay que “forzar” puntos de partida más recientes, eventos que traicionen la continuidad de nuestra evolución y que puedan ser presentados como hitos aislados.

Tal vez por eso decidimos llamar “Eoceno” a la época que empezó hace 56 millones de años y que terminó hace tan solo 33, porque era un buenpunto de inflexión desde el que contar nuestra historia, un segmento del tiempo en el que se desarrollaron los antepasados cercanos de muchas de las formas de vida que ahora dominan el globo. Y eso es lo que significa el prefijo “Eo-”: alba, amanecer. Una idea que acaba de reforzarse al encontrar, en esta época, lo que parece ser el primer félido hipercarnívoro de la historia. Podríamos compararlo con un tigre dientes de sable en miniatura y falleció hace 42 millones de años. Su nombre es Diegoaelurus vanvalkenburghae.

La historia está en los dientes

La especie acaba de ser descubierta y todo lo que tenemos de ella es media mandíbula. Puede parecer poco, pero, posiblemente sea de las partes del cuerpo que más información pueden darnos. Los hábitos alimenticios se revelan analizando el aspecto de los dientes y los distintos tipos que componen su dentadura (la fórmula). Por otro lado, las mandíbulas suelen incluir detalles interesantes que nos ayudan a ubicar al animal en el vasto árbol de la vida y permiten estimar con bastante precisión el tamaño del ejemplar. Incluso, si se estudia su estructura al microscopio, podríamos distinguir si era un adulto, un juvenil o una cría y así corregir la estimación que hayamos hecho sobre su tamaño.

En este caso, los investigadores han podido identificar al ejemplar como un parte de un género de félidos conocidos como macairodontinos, parecidos a los populares “tigres dientes de sable”. Una de las pistas que, incluso el ojo inexperto puede ver, es que, en el extremo anterior de su mandíbula, parece que el hueso comienza a crecer hacia abajo, dándole una barbilla prominente. Esto es algo que podemos ver en muchas otras especies con dientes de sable y, en principio, ayudaría a que sus largos caninos superiores no sobresalieran bajo la barbilla, lo cual los dejaría expuestos y frágiles. Así pues, el hueso los protegía lateralmente mientras tuviera la boca cerrada.

Un gatito hipercarnívoro

La palabra “hipercarnívoro” suena realmente imponente y tal vez nos choque escuchar “gatito” e “hipercarnívoro” en la misma frase, pero lo cierto es que nuestros gatos domésticos también son hipercarnívoros, esto es: están preparados para alimentarse exclusivamente de carne. Y, si bien el Diegoaelurus vanvalkenburghae no era un gato en sentido estricto, su tamaño reducido (cercano al de un lince pequeño) y su mandíbula preparada para alimentarse únicamente de carne, hacen muy evocadora la imagen del “gatito hipercarnívoro”.

Su fórmula dentaria de su mandíbula consiste en un par de incisivos, dos caninos de un centímetro de longitud y una batería tres carnasiales, preparados para cortar carne como si fueran tijeras. Esta combinación no es nueva, pero parece ser de las primeras veces que está presente en un mamífero. Antes que en ellos, los caninos de sable ya se habían dado en animales poco familiares para nosotros, como los monstruosos gorgonópsidos. La coincidencia no es tal, sino producto de un proceso que conocemos como evolución convergente y, gracias al cual, dos especies diferentes encuentran de forma independiente una misma solución para determinado problema, bien porque esta es el “apaño” óptimo, o porque sus antepasados comunes (sean tan remotos como fueran) limitan las soluciones que pueden desarrollar (si tienes cuatro extremidades muy difícilmente evolucionarás para añadir un tercer par).

EE. UU., tierra de hipercarnívoros

Los restos han sido hallados en Estados Unidos, concretamente la actual San Diego, al sur de California. A juzgar por las últimas décadas, este lugar es especialmente importante para comprender la evolución de los félidos. Una tierra que, allá por el eoceno, era húmeda y mucho más cálida, en parte porque el clima global también lo era, pero también porque se encontraba más hacia el ecuador.

Por aquel entonces, el asfalto no existía y lo que ahora son veredas antes eran humedales patrullados por extrañas ovejas, primitivos tapires y algún que otro rinoceronte en miniatura. Era el principio de algo, uno de los muchos, pero el que nosotros hemos elegido para comprender el bestiario que, ahora, puebla nuestro planeta.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • El tigre dientes de sable no es una especie en concreto, sino el sobrenombre que le hemos dado de forma popular al conjunto de macairodontinos que han desarrollado caninos largos, pero lo que solemos ver como “dientes de sable” en las películas y series son especies del género Smilodon.

REFERENCIAS (MLA):