Paleontología

Un nuevo dinosaurio obliga a replantearse casi todo a los expertos de la isla de Wight

Ha sido descubierto un nuevo iguanodóntido que llevará a reclasificar multitud de fósiles encontrados en Gran Bretaña.

Reconstrucción artística de un Brighstoneus simmondsi y, bajo él, un Mantellisaurus
Reconstrucción artística de un Brighstoneus simmondsi y, bajo él, un MantellisaurusJohn SibbickCreative Commons

Hay un lugar donde las rocas esconden fantasmas de un tiempo anterior a la propia humanidad. Espíritus petrificados que cobran vida en los sueños de los niños y a la luz del celuloide. Una solitaria isla, algo menor que la ciudad de Málaga, se extiende al sur de Gran Bretaña. A pesar de su modesto tamaño, la isla de Wight ha sido uno de los lugares más relevantes para la paleontología desde sus albores como ciencia. Era 1842 y Richard Owen acababa de acuñar el nombre “dinosaurio” para referirse a las extrañas criaturas cuyos huesos llevaba años estudiando. En concreto, tomó como ejemplo tres especies: un iguanodón, un megalosaurio y un Hylaeosaurus. Parte de sus restos provenían precisamente de esta isla. Así que, de algún modo, podemos decir que allí empezó todo, y hoy, casi 180 años después de que se usara por primera vez la palabra dinosaurio, los expertos siguen volviendo la mirada de cuando en cuando a la isla de Wight.

La última noticia que nos han traído sus rocas ha sido la de una nueva especie de dinosaurio, un dinosaurio iguanodontiano que obligará a los expertos a reclasificar gran parte de los fósiles encontrados en la isla hasta ahora. Y la tarea no será sencilla, porque como cualquier aficionado a los dinosaurios sabe, la isla de Wight es uno de los lugares más prolijos, tanto en cantidad como en variedad de fósiles y, de hecho, en los últimos meses han encontrado en ella de otras 4 especies nuevas de dinosaurios. Sus características geológicas hacen de esta isla un lugar ideal para conservar restos en las condiciones necesarias para que lleguen a fosilizarse y, por lo tanto, sobrevivan hasta nuestros días. Pero, centrándonos en este caso concreto, es hora de hablar sobre Brighstoneus simmondsi.

Reescribiendo el pasado

Uno de los detalles que más suelen sorprender a los profanos es que, los restos de este nuevo dinosaurio no acaban de ser encontrados. En no pocos casos, pasa un buen tiempo desde que las campañas de excavación extraen los huesos hasta que estos son clasificados. No obstante, en este caso ha habido una vuelta de tuerca más, y es que en realidad estos huesos ya habían sido catalogados en 1978. La novedad es que, un joven estudiante de doctorado llamado Jeremy Lockwood dio con ellos, reparó en que había ciertas irregularidades difíciles de aceptar como simples variaciones de su supuesta especie. La clasificación de Keith Simmonds debía estar equivocada y, lo que era más sorprendente, aquellos restos tampoco parecían encajar del todo con el resto de las especies de dinosaurios iguanodontianos que habían sido identificadas en la isla.

De hecho, hasta entonces, la tendencia era a que, si se encontraba un resto de un iguanodontiano, este era clasificado como Iguanodon si sus huesos parecían robustos y grandes, pero si eran gráciles y pequeños se clasificaban como del género Mantellisaurus. Las diferencias más evidentes saltaban a la vista de cualquiera. Por ejemplo, su fórmula dentaria no coincidía. Los Mantellisaurus tenían unos 24 dientes, pero este fósil alcanzaba los 28. La forma de su morro también difería, siendo más bulboso que el de los dos géneros clásicos en los que habíamos dividido hasta ahora a los iguanodontianos de la isla de Wight. Para el experto ojo de Lockwood, era evidente que las diferencias no terminaban aquí y, a ellas, ha añadido una larga lista de características que respaldan la idea de que, aquel espécimen encontrado por Simmonds en 1978 era, en realidad, un género nunca visto. Desde el presente, Lockwood ha decidido honrar al pasado bautizando a la especie como Brighstoneus simmondsi. Por un lado, esto hace referencia a Brighstone, cerca de donde fue encontrado el ejemplar. Por otro, es un epónimo de su descubridor: Keith Simmonds

Hora de cambiarlo todo

Para los paleontólogos está claro lo que esto significa. Si esta nueva especie propuesta por Lockwood es aceptada por la comunidad, habrá que volver a analizar todos los restos de dinosaurios iguanodontianos encontrados en la isla de Wight, porque aquella clasificación inocente entre Mantellisaurus e Iguanodon tendrá que enfrentarse a una nueva pata que complica los criterios de identificación. Ya no podrán valerse solo de la robustez de los huesos, sino que habrá que listar una serie de características nuevas que permitan diferenciarlos de los posibles ejemplares de Brighstoneus simmondsi que puedan haberse estado escapando.

Es más, como ya hemos dicho con otras noticias de la isla de Wight, este nuevo descubrimiento no hace más que confirmarnos todo lo que nos falta por descubrir, todas las especies incógnitas que nos aguardan bajo las rocas de Wight. Quién sabe, puede que, a fin de cuentas, Brighstoneus simmondsi no sea la última palabra en este juego de clasificaciones. No sería la primera vez que un supuesto avance paleontológico ha tenido que recular tiempo después.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • A pesar de que siempre existe cierto grado de incertidumbre, los expertos en paleontología están formados para reducir esto hasta cotas con las que es posible trabajar. Esto es, que si bien esas diferencias entre el ejemplar de Simmonds y los géneros ya conocidos pueden deberse a otros aspectos y no a que sea una especie diferente, ya han tenido en cuenta todo ello y, rigiéndose por lo que parece más probable, pueden decir con rigor que, posiblemente, estemos ante un nuevo género de dinosaurios iguanodontianos.

REFERENCIAS (MLA):