Entrevista

La expedición española que cruzará Groenlandia a lomos del viento: Entrevista a Lucía Hortal

El equipo organizado por al Asociación Exploración Polar de Ramón Larramendi ultiman los preparativos para lanzarse a una aventura sin igual.

Trineo de Viento
Trineo de VientoRosa Martín Tristán.

“Todavía no me lo creo”. Así nos responde Lucía Hortal, líder científica de la expedición que cruzará Groenlandia en un descomunal trineo tirado por el viento. Una parte de ella no quiere hacerse ilusiones y nos explica que “tras el mazazo emocional que fue la cancelación del año pasado, uno procura no creérselo mucho”.La pandemia truncó sus planes y la aventura de sus vidas tuvo que esperar un poco más. Todos hemos hecho algún viaje inolvidable, pero enfrentarse a la inhóspita blancura de Groenlandia durante un mes entero, viviendo y durmiendo sobre un trineo, es una aventura de esas que no están al alcance de todos. Si lo ponemos en distancia, “el viaje durará 1500 kilómetros y atravesará la parte sur de la isla, desde su costa este hasta la oeste”.

A esto tenemos que sumarle otro aspecto clave, y es que, durante la expedición, el equipo “tomarán medidas cruciales para investigaciones relacionadas con el cambio climático y la exploración planetaria realizadas, respectivamente, en la Universidad Autónoma de Madrid y el Centro de Astrobiología de Madrid”.Lucía nos lo cuenta con entusiasmo, su formación como química orgánica especializada en la búsqueda de vida en otros planetas casa a la perfección con estos experimentos y es inevitable que se le escape la emoción. “Cada día que pasa nos acercamos más a la fecha de salida, todo se va haciendo más real y los nervios aumentan”.

La hoja de ruta

Los participantes de la expedición SOS ARCTIC 2022 (que así se llama), ya están preparados para ponerse en marcha. “El 25 de abril comenzarán nuestro viaje hacia tierras groenlandesas y, tras unos preparativos en la base, empezaremos la travesía el 5 de mayo a bordo del trineo de viento polar”. El nombre es llamativo y la propia Lucía se da cuenta de ello, por lo que, tras un silencio casi imperceptible, retoma la conversación para aclarar el conceptos. “Lo inventó el líder de la expedición, Ramón Larramendi, uno de los mayores expertos mundiales en entornos polares”, y añade “se trata de un modo de desplazamiento revolucionario, entre otras cosas, por permitir transportar cargas pesadas sin emitir gases contaminantes”. Y tan pesadas, porque hablamos de un vehículo de 14 metros de largo 3 de ancho, capaz de transportar el equipo humano, las provisiones y todo tipo de materiales.

El trineo está formado por cuatro módulos. Al frente va la cabina de pilotaje, desde donde se desplegará una suerte de parapente de 150 metros cuadrados. Este estará unido por una cuerda de entre 100 y 500 metros y será utilizado, sobre todo, para vientos de baja velocidad. En total, está equipado con doce «cometas» que emplearán según las condiciones atmosféricas y, para operarlas, se harán turnos de diez horas donde tres tripulantes ocuparán la cabina de pilotaje. “Cuando llegue el día me pelearé con mi compañera para ser la primera española en pilotar el trineo de viento”, bromea Lucía.

El segundo y tercer módulo cumplen la función de almacény, sobre ellos, se encuentran un par de paneles solares que alimentarán el aparataje eléctrico que requiera la expedición. Finalmente, el cuarto módulo cuenta con una tienda de campaña donde realizar todo el resto de los quehaceres.

La cruel realidad

Sin embargo, estas son las expectativas, y la realidad puede tronzarlas con suma facilidad. Lucía lo sabe y, de hecho, es una de sus mayores preocupaciones. “Esperemos que no haya muchas variaciones del plan original. Todavía no hemos empezado la expedición y ya hemos cambiado de plan tropecientas veces”. Y es que, en unas condiciones tan extremas, todo se vuelve incierto. “La fecha de vuelta es muy volátil, por ejemplo, puede ser cualquier cosa entre finales de mayo y mitad de junio; porque dependemos de la meteorología e intuyo que no lo sabremos hasta una semana antes de volver a la base”.

No saber cuándo volverán es la primera de las incertidumbres, pero no la última. “Ahora mismo, en mi mente, la frase que más se repite es: tiene que salir todo bien”, nos explica Lucía. “Que a nadie le de un dolor de muelas y que no pierdan una extremidad por congelación”. Si solo nos dejásemos llevar por sus palabras, podría parecer que bromea con algún extraño y macabro tipo de humor, pero su voz lo deja claro: está absolutamente en serio, la congelación es una posibilidad y su obligación es ser muy consciente de todos los riesgos que corren. “Desde que empecé a interesarme por este proyecto, a cada pasito que doy, siempre voy muy preocupada por no fastidiarla” una sensación que nos acompaña a todos siempre que asumimos nuevos retos, pero que no siempre tenemos la valentía de reconocer en público.

“Para mí esto es un trabajo a pesar de que no me pagan, pago yo”, confiesa la líder científica de esta expedición española. Y es que, si esto ha sido posible, ha sido gracias a varias entidades colaboradoras, como la empresa tecnológica GMV, el ayuntamiento de Tres Cantos, el canal de divulgación MiDietaCojea, la plataforma de cursos Amautas y una serie de donaciones de particulares a través de una campaña de GoFundMe se encuentran entre los colaboradores de este proyecto. No ha sido fácil hacer todo esto realidad, pero Lucía solo pide dos cosas a cambio. Por un lado, traer datos valiosos que contribuyan a aumentar nuestro conocimiento del mundo, de los peligros del cambio climático y de la habitabilidad del cosmos. Por otro, “Que volvamos todos sanos y salvos”.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • A pesar de lo espectacular y revolucionario que resulta este tipo de vehículo, su velocidad se ve limitada por el viento y el peso de este de tal modo que alcanza apenas los 15 kilómetros por hora en las mejores condiciones. Un trineo de perros puede llegar a superar los 20 kilómetros por hora con relativa facilidad. Sin embargo, la comparación es compleja. Por un lado, el total de kilómetros diarios recorridos por un trineo de perros depende del cansancio de los animales y el de un trineo de viento de la disponibilidad de las corrientes. Por otro lado, el peso del aparataje de esta misión es otro factor a tener en cuenta y, en resumen, debemos entender que estos medios de transporte tienen sus pros y sus contras, no siendo sustituibles entre sí.

REFERENCIAS (MLA):