Astrofísica

La NASA alerta del inminente impacto de una tormenta solar sobre la Tierra

Una `tormenta geomagnética´ es una perturbación del campo magnético de la Tierra que surge como consecuencia de una explosión en la superficie del Sol

Una tormenta solar es una perturbación del campo magnético de la Tierra que surge como consecuencia de una explosión en la superficie del Sol | Fuente: Dreamstime
Una tormenta solar es una perturbación del campo magnético de la Tierra que surge como consecuencia de una explosión en la superficie del Sol | Fuente: DreamstimeLa RazónLa Razón

La NASA ha avisado de que hoy impactará sobre nuestro planeta un “filamento en forma de serpiente” procedente del Sol. Aunque también están abiertos a la posibilidad de que el impacto no se produzca hoy, sino que se produzca mañana o pasado mañana (días 20 y 21 de julio). La tormenta será de clase G1, que es de la menor intensidad posible. Sin embargo, la doctora Tamitha Skov asegura que será un “golpe directo” que podría provocar “interrupciones de la señal (de las operaciones de los satélites) en la parte nocturna de la Tierra”.

¿Qué es una tormenta geomagnética?

Una `tormenta geomagnética´ o `tormenta solar´ es una perturbación del campo magnético de la tierra, que surge como consecuencia de una explosión en la superficie del Sol que libera energía magnética que ha ido acumulando la atmósfera de la estrella.

Para poner en su justa perspectiva las magnitudes de estas explosiones, es importante entender que una de ellas equivale a millones de bombas de hidrógeno detonando al mismo tiempo sobre la superficie de la estrella. La enorme potencia de esta explosión solar da lugar a un incremento brusco de las partículas cargadas de la energía que constantemente produce el Sol.

En la imagen, fotografía de archivo de una tormenta solar proporcionada por la NASA | Fuente: Reuters/Nasa
En la imagen, fotografía de archivo de una tormenta solar proporcionada por la NASA | Fuente: Reuters/NasaHOREUTERS

Y este incremento brusco de partículas conforma -a su vez- una “eyección de masa coronal”, que no es otra cosa que una gran masa de plasma muy caliente e ionizado que viaja superpuesta al viento solar, a una velocidad de entre 300 y 1.000 kilómetros por segundo. Si la Tierra está en la trayectoria de estas eyecciones de masa coronal, las partículas pueden tardar entre 15 y 72 horas en llegar a la superficie terrestre (de ahí el abanico en los cálculos del día del impacto).

En este caso, el filamento de plasma y energía magnética conocido como “prominencia” y que impactará en algún momento de esta semana sobre la Tierra, saltó del Sol el pasado 15 de julio. El Dr. Sebastian Voltmer, que captó una imagen de la prominencia, declaró a SpaceWeather que “el tamaño de la prominencia es impresionante” (...)Fue espectacular ver cómo una parte muy rápida se eyectaba y se desprendía hacia un lado”.

En condiciones normales, este `viento solar´ choca contra el campo electromagnético terrestre, que desviaría la energía electromagnética hacia los polos. Cuando este fenómeno se hace visible, es lo que conocemos como auroras boreales (hemisferio norte) y auroras australes (hemisferio sur).

Pero cuando estas radiaciones son especialmente fuertes (como durante una tormenta solar), la magnetosfera no es capaz de desviar las radiaciones hacia los polos y el fenómeno se traslada hacia zonas más próximas al “paralelo 0º” o “ecuador”. Es decir, qué es posible que en los próximos días puedan ser visibles auroras en lugares tan remotos como Australia, Escocia, el sur de Suecia o los estados del norte de Estados Unidos.

En la imagen, una aurora boreal sobre un lago de Canadá
En la imagen, una aurora boreal sobre un lago de Canadálarazon

¿Cómo puede afectarnos?

Esta es la consecuencia más benigna que podríamos ver en los próximos días. En realidad, una tormenta solar podría generar daños en la electrónica de las naves espaciales, sobrecargas en la red eléctrica (que podría provocar incendios en los transformadores), pérdida de la señal GPS, interferencias en las señales de radio, (...). Todo ello podría a su vez generar dificultades para la navegación aérea, daños en el cableado terrestre y la mala conectividad en los daños submarinos.

Y si la tormenta solar fuera extrema, toda la red de energía y comunicaciones podrían interrumpir totalmente su servicio. Afortunadamente, las previsiones no apuntan a que algo así pueda dejar de ser algo puramente teórico. Sin embargo, existe la posibilidad. Y si algo así llegase a suceder, estamos hablando de que se trataría de una catástrofe de primera magnitud... para la que no estaríamos -en absoluto- preparados.