Genética

El ADN de tu gato podría tener una “miautación”, según científicos japoneses

La mutación responsable de los gatos naranjas y podría ayudarnos a entender nuestro cáncer de piel y la alopecia.

El profesor Hiroyuki Sasaki, genetista de la Universidad de Kyushu con debilidad por los gatos, entabla rápidamente amistad con uno de los gatos carey de un refugio local mientras busca el gen responsable del pelaje anaranjado.
El profesor Hiroyuki Sasaki, genetista de la Universidad de Kyushu con debilidad por los gatos, entabla rápidamente amistad con uno de los gatos carey de un refugio local mientras busca el gen responsable del pelaje anaranjado.Hiroyuki Sasaki / Universidad de KyushuEurekalert

El avance de la ciencia es caprichoso. Solemos pensar que resolvemos todas las preguntas fáciles antes de responder a las difíciles, pero no siempre es así. Aquí estamos, detectando huellas de moléculas orgánicas en planetas a 100 años luz de la Tierra, pero sin saber de dónde viene el naranja de los gatos. En realidad, la ciencia y la tecnología avanzan por donde la financiación les permite, en función de las herramientas disponibles y, en numerosas ocasiones, por golpes de suerte. En cualquier caso, el golpe de suerte ha llegado y al fin tenemos respuesta a una de esas preguntas que, si bien no nos quita el sueño, puede amenizarnos alguna que otra sobremesa: ya entendemos el pelaje de Garfield.

Un grupo de investigadores japoneses de la Universidad de Kyushu ha identificado la mutación responsable de la coloración naranja o, como ellos han querido bautizarla en la nota de prensa: una “meow-tation (“miautación” en castellano). El estudio ha sido publicado Current Biology. Es más, investigadores de la Universidad de Stanford han confirmado los resultados y acaban de publicar su investigación el mismo día en la misma revista. Y, aunque pueda parecer un dato curioso más, la coloración naranja de los gatos era uno de los ejemplos más frecuentes de herencia sexual en los libros académicos de genética. Porque, aunque nadie había logrado identificar el gen concreto hasta ahora, sí sabíamos que debía estar en el cromosoma X. Solo faltaba una pequeña pieza y ha resultado estar donde menos esperaban encontrarla.

Pareja de X

Es probable que hayas escuchado que todos los gatos a parches naranjas y negros son hembras y que casi todos los gatos naranjas rayados son machos y, para variar, por una vez las redes tienen razón. Hace tiempo que esto les dio a los genetistas las pistas suficientes para sospechar que el gen del pelaje naranja debía estar en el cromosoma X. El ADN se divide en cromosomas y los tenemos por pares, uno heredado de nuestra madre y otro de nuestro padre. Los cromosomas sexuales son la pareja que determina si somos cromosómicamente machos o hembras: XX sería hembra y XY macho.

Pues bien, para que un macho fuera totalmente naranja, como los gatos naranjas rayados, solo necesitaría que su madre le transmitiera un cromosoma X con la mutación naranja. Si fuera una hembra, en cambio, aunque un progenitor le transmitiera un cromosoma X mutado, tendría otro cromosoma X normal compitiendo. Necesitaría tener la mutación en ambos cromosomas, lo cual, es la mitad de probable. Por eso hay muchos más gatos naranjas machos que hembras. De hecho, si una gata tiene un solo cromosoma X con la mutación, sus células “silenciarán” uno de los dos cromosomas X “aleatoriamente”, formando parches en su pelaje, algunos que expresan el naranja y otros colores como el negro o el blanco. Todo eso sabían los genetistas, pero faltaba encontrar al verdadero responsable dentro del cromosoma X.

Un gen intocable

Tras analizar el ADN de 18 gatos, el equipo nipón descubrió que los 10 que tenían pelaje naranja poseían una mutación en el gen ARHGAP36. Un gen difícil de pronunciar, pero tan importante para el correcto funcionamiento del organismo que cualquier mutación podría haber traído problemas. En palabras del profesor Hiroyuki Sasaki, autor principal del estudio: “nunca me imaginé que [ARHGAP36] pudiera ser el gen naranja. Las mutaciones en la estructura de la proteína [generada a partir de ARHGAP36] probablemente serían perjudiciales para el gato”. Sin embargo, así es. La mutación en cuestión es una deleción, esto es: la pérdida de un fragmento del gen.

Y que esta mutación no entrañe riesgos para la salud del gato debe a que no modifica las partes del gen que indica cómo construir la proteína. La alteración se encuentra en una zona no codificante que regula la producción de la proteína, pero no contiene “las instrucciones”, por decirlo así. “Esto es clave”, explica Sasaki, porque “ARHGAP36 es esencial para el desarrollo, con muchas otras funciones en el cuerpo” Así pues, el fragmento que desaparece en la mutación actuaría como una suerte de freno, controlando que no se produzca mucho pigmento rojizo en la piel. La mutación levanta el pie del freno y aumenta el pigmento dándoles su característico color.

Y, como suele ocurrir en toda investigación genética con mamíferos, los resultados no solo nos hablan sobre gatos. Nosotros mismos tenemos el gen ARHGAP36 y sabemos que está relacionado con enfermedades como el cáncer de piel y la alopecia. Comprendiendo mejor su funcionamiento y su regulación, quizás podamos desarrollar nuevas estrategias para enfrentarnos a esas patologías. Pero, como para eso falta bastante y podemos encontrar muchos imprevistos por el camino, casi mejor que disfrutemos de la curiosidad que, en este caso, tiñó al gato.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Aunque rarísimos, sí existen machos con pelaje calicó/carey (parches naranjas y negros en función de si tienen o no blanco respectivamente). Casi todos se deben a alteraciones cromosómicas o genéticas que permiten que el gato porte “dos X” en sus células. Entre las anomalías suman 1 por cada 3000 casos, por lo que podríamos decir que, en la práctica, todos los gatos con parches naranjas son hembras.

REFERENCIAS (MLA):

  • Toh, Hidehiro, et al. "A deletion at the X-linked ARHGAP36 gene locus is associated with the orange coloration of tortoiseshell and calico cats."Current Biology, 15 May 2025, https://doi.org/10.1016/j.cub.2025.03.075.