Espacio
Así ha alunizado Athena, otro paso hacia una base en la luna
La misión IM-2 cartografiará el agua en la luna, un recurso clave para nuestros futuros asentamientos en el satélite
Hoy se marca un antes y un después en la exploración espacial. A las 18:32 de esta jornada, la misión IM-2 (con el módulo de aterrizaje Nova-C “Athena” a la cabeza) ha logrado un arribo impecable en la superficie lunar, concretamente en la región de Mons Mouton, situada en el lado visible del satélite y próxima al polo sur. Este evento, que en apariencia parece un simple hito técnico, es en realidad determinante para el ambicioso sueño de levantar bases lunares que, aunque aún distantes, podrían convertirnos en la civilización espacial con la que algunos sueñan.
El aterrizaje de “Athena” ha sido el resultado de una meticulosa planificación y ejecución. Hace apenas una semana, un Falcon 9 despegó del Centro Espacial Kennedy para poner en marcha la misión IM-2. Durante su descenso, deberá reducir su velocidad a unos 1.800 metros por segundo, un frenazo en toda regla que le permitirá alunizar sano y salvo, a pesar de la compleja orografía de esta región lunar. Utilizando una combinación de precisos sensores, cámaras de última generación y algoritmos de navegación, “Athena” ha sorteado los desafíos geográficos propios de Mons Mouton, culminando su descenso en condiciones óptimas y añadiendo otro pequeño grano a nuestra montaña de éxitos espaciales, contribuyendo a normalizar estas hazañas otrora épicas.
Durante los momentos posteriores al aterrizaje, se perdió temporalmente la comunicación con el módulo, generando cierta incertidumbre en el control de misión. No obstante, en los últimos minutos, se han recibido señales del aterrizador, lo que indica que probablemente ha alunizado correctamente. Actualmente, los equipos en Tierra están analizando la telemetría para confirmar el estado del módulo y obtener más información sobre su funcionamiento.
En busca de agua
La misión tiene como principal objetivo la verificación y análisis del agua en forma de hielo atrapado en el regolito lunar. El experimento PRIME-1, que acompaña la misión, se apoya en un taladro capaz de perforar hasta un metro de profundidad (TRIDENT) y en un espectrómetro de masas (MSolo) que analizará la composición de las muestras extraídas. La presencia y accesibilidad del agua en la Luna es esencial, ya que este recurso no solo se podría destinar a la hidratación de los colonizadores o al cultivo de alimentos, sino que es la piedra angular para producir combustible, aire respirable e incluso materiales de construcción sin depender del transporte desde la Tierra.
Otro aspecto clave de la misión IM-2 es el sistema LTE 4G desarrollado por Nokia, que promete revolucionar las comunicaciones entre la Tierra y la Luna. Con una conectividad robusta y de alta velocidad, este avance permite no solo el control en tiempo real de las operaciones en la superficie lunar, sino también la integración de futuras redes que soportarán la operación de bases y colonias. La idea es que, en una era no muy lejana, la Luna se convierta en un nodo activo en una red de comunicaciones interplanetarias, facilitando el intercambio de datos y la coordinación de misiones que permitan consolidar una presencia humana continua en el satélite. Además, “Athena” desplegará un conjunto de dispositivos robóticos que incluyen un rover (el Mobile Autonomous Prospecting Platform) y un mini-hopper destinado a explorar cráteres aledaños.
El sueño lunar
Si bien la idea de erigir bases permanentes en la Luna puede parecer todavía un sueño lejano, cada avance en la exploración espacial acerca esta visión a la realidad. La misión IM-2, con su aterrizaje exitoso, se erige como un punto de inflexión. La construcción de una base lunar implicaría, sin duda, desafíos colosales: desde la protección contra la radiación y las temperaturas extremas hasta la necesidad de generar energía de manera sostenible. Sin embargo, contar con un recurso tan vital como el agua, extraída y procesada en el propio satélite, podría marcar la diferencia.
En este sentido, “Athena” no solo realiza una misión científica, sino que se convierte en un precursor de una nueva era de asentamientos humanos, donde la Luna podría convertirse en el primer eslabón en la cadena de la civilización cósmica. El éxito de esta misión también tiene importantes repercusiones en el ámbito geopolítico y económico. Con la colaboración de entidades públicas y privadas (la NASA, Intuitive Machines y SpaceX) se refuerza el papel de Estados Unidos y de la industria comercial en el dominio del espacio.
Las naciones y las empresas privadas están ahora más interesadas que nunca en asegurar un papel protagónico en esta nueva carrera espacial, que promete transformar la economía global y el equilibrio geopolítico de los próximos años. Aunque aún queda mucho camino por recorrer, el éxito de IM-2 refuerza la idea de establecernos fuera de la Tierra La integración de tecnologías avanzadas en comunicaciones, exploración de recursos y robótica abre la puerta a un universo de posibilidades para la construcción de nuestro futuro.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Aunque está cada vez más de moda la narrativa interplanetaria, lo cierto es que presenta un futuro inasequible para la mayoría. Cuando hablamos de colonias en Marte o en la Luna no podemos imaginar en ellas un segundo hogar para la humanidad. Lo más probable, por cuestión de espacio, recursos y trasporte, es que se conviertan en residencias para una pequeña parte de la población, una tan insignificante que sería absurdo imaginarlas como la solución a nuestros problemas medioambientales en la Tierra.
REFERENCIAS (MLA):
- Lanzamientos Espaciales. "Falcon 9 B5 | PRIME-1 (IM-2)." Lanzamientos Espaciales, 2025, https://lanzamientosespaciales.com/calendario/falcon-9-b5-prime-1-im-2/.
- NASA Space Science Data Coordinated Archive (NSSDCA). "PRIME-1." NASA GSFC, 2025, https://nssdc.gsfc.nasa.gov/nmc/spacecraft/display.action?id=PRIME-1.
- SpaceX. "Falcon 9." SpaceX, 2025, https://www.spacex.com/vehicles/falcon-9/.