
Ecología
Así se relaciona el cambio climático con la depresión y la ansiedad según un la Universidad de Stanford
Los eventos climáticos extremos pueden poner en riesgo nuestra salud mental, presentándose en casi una cuarta parte de los afectados

El cambio climático marcará nuestro siglo XXI de formas que todavía no somos capaces de imaginar. Y es que más allá de la fusión de los casquetes polares y la pérdida de especies, las consecuencias sociales amenazan con ser desproporcionadas. Hambrunas, aumento de algunas enfermedades mortales, éxodos masivos de la costa al interior… Por no hablar del impacto económico que tendrán todos estos cambios. No obstante, hay una problemática que estábamos pasando por alto hasta hace poco: la salud mental. Porque si estamos viviendo una era marcada por el cambio climático y las crisis ecológicas, también estamos tomando conciencia de la importancia que tiene la salud mental.
Un reciente estudio publicado en la revista PLOS Climate ha analizado, precisamente, la intersección entre estos dos mundos: el clima y la salud mental. Y, aunque el artículo no es especialmente rotundo, apunta en la dirección correcta, exponiendo situaciones altamente estresantes que pueden afectar a nuestro bienestar. En concreto, han analizado a unos 25.000 individuos de California con el propósito de establecer una relación entre problemas de salud mental y haber experimentado un evento climático extremo. Los resultados, según los propios investigadores, indican que, efectivamente, los eventos climáticos extremos son un factor de riesgo para desarrollar patologías mentales, como depresión, ansiedad y estrés postraumático.
El cambio climático no solo calienta
El término “Cambio climático” hace referencia al aumento medio de temperatura del planeta, pero no significa que, en todos los lugares y en cualquier momento del año, vaya a hacer más calor que nunca. También implica lluvias torrenciales, vientos huracanados e incluso olas de frío. Básicamente, podemos entenderlo como un cambio progresivo de las tendencias meteorológicas que hemos estado viviendo, extremando la intensidad y la frecuencia de eventos extremos entre los que, por supuesto, se encuentran las olas de calor.
Eso explica que el tiempo atmosférico pueda comportarse de manera errática, trayendo olas de calor y de frío en momentos atípicos y que, a su vez, en general, el clima se vuelva más cálido. En cualquier caso, lo que está claro es que, precisamente nosotros, en España, somos un lugar geográfico especialmente castigado por el calentamiento global, por lo que, aunque no podamos extrapolar los resultados obtenidos en este estudio de California a nuestro caso, está claro que nos interpela.
Los problemas del estudio
Según el estudio, el 53% de los encuestados indicó haber sido afectado por eventos climáticos puntuales, como haber perdido la casa en una riada. De todos ellos (unas 12.955), 2955 han reportado problemas de salud mental relacionados con la experiencia. Dicho en porcentajes, eso es un 22,8%, prácticamente 1 de cada 4 personas. Los investigadores, no obstante, hacen énfasis en que este estudio solo analiza el impacto del cambio climático en la salud mental a través de sus consecuencias más inmediatas y que no han valorado la influencia de los cambios más progresivos y “crónicos”, usando sus propias palabras.
El problema es que, en el estudio no se ha determinado qué porcentaje del 47% no afectado ha presentado también problemas de salud en los últimos meses o años. Actualmente, el porcentaje de personas diagnosticadas con problemas de salud mental está en aumento, en gran medida porque la concienciación permite que le pongamos nombre a lo que, antes, sufríamos en silencio. Otros problemas que sí reconocen los propios autores son, por ejemplo, que no se mide realmente si tienen o no problemas de salud mental, sino si son conscientes de ello. Ese sesgo puede explicar que, la población más afectada, parecen ser mujeres blancas de entre 30 y 39 años con estudios superiores. Por lo tanto, la visión que aporta este estudio no refleja fielmente la realidad, aunque nos invita a reflexionar sobre ese punto de contacto entre dos de las mayores crisis de la actualidad.
Ecoansiedad
Como añadido, conviene tener presente que, durante los últimos años, un número creciente de personas dice sentir ansiedad al pensar en la crisis climática. Y no hablamos de un sutil desasosiego que desaparece tan pronto como cambiamos de actividad, hablamos de verdadera ansiedad, capaz de afectar al desarrollo normal de nuestro día a día. Es lo que las redes han decidido llamar “ecoansiedad”. Con suerte, durante los próximos años aumentarán los estudios relacionados con este tipo de patologías y, poco a poco, comprenderemos mejor el panorama de consecuencias climáticas que definirán nuestro futuro.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Mucha gente tiende a preguntar si ya hemos pasado el punto de no retorno con el cambio climático y la respuesta es “sí y no”. Hemos pasado una serie de puntos de no retorno por los cuales, por mucho que reduzcamos las emisiones, las temperaturas seguirán subiendo durante un tiempo con consecuencias preocupantes. Ahora bien, las cosas podrían ir peor, y esos son los puntos de no retorno que todavía no hemos superado. Debemos tomar medidas para no seguir quemando etapas y frenar antes de que la situación sea incluso peor.
REFERENCIAS (MLA):
- Devyatkina, Daria. "Firefighters from Stockton, Calif., put out flames off of Hidden Valley Rd. while fighting a wildfire, Friday, May 3, 2013, in Hidden Valley, Calif." CC-BY 2.0, https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/.
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