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Avelino Corma, el español que suena para el Nobel: “Compensamos la falta de recursos con imaginación”

Premio Fronteras del Conocimiento a la catálisis heterogénea, que ha revolucionado la química y la industria como pocos avances lo han conseguido

Avelino Corma en los Premios Fronteras del Conocimiento de 2025 Fundación BBVAFundación BBVA

Curiosamente, los premios Nobel interesan más a los periodistas científicos que a los mismos científicos. Sabemos que, en ciencias, nuestro país solo ha recibido un Nobel y medio si sumamos el de Cajal al que Ochoa ganó desde Estados Unidos y, por lo tanto, cada octubre esperamos con fetichismo que algún sueco tropiece con una eñe o una doble erre al proclamar los premiados. Durante un tiempo Francis Mojica encabezaba las quinielas y, tras galardonar a Emmanuelle Charpentier y Jennifer Deuda en 2020 por sus contribuciones a la técnica de edición genética “CRISPR”, nuestros candidatos han menguado. Juan Ignacio Chirac, Eva Nogales, Pablo Jarillo… resuenan ahora en los mentideros y, aquella tarde tenía ante mí a uno de aquellos genios “novelables” (con b de Nobel).

Su nombre es Avelino Corma y es profesor de Investigación de Química en el Instituto de Tecnología Química ITQ (CSIC-UPV), centro que fundó y dirigió entre 1990 y 2010. Avelino, ha publicado alrededor de 900 artículos, cuenta con más de 100 patentes y, recientemente, le han otorgado el premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA, considerado oficiosamente como la antesala a los Nobel. Precisamente, era ese galardón el que nos había hecho coincidir en aquel edificio, frente a la bilbaína plazuela de San Nicolás. Tras una breve presentación, encendí la grabadora y decidí empezar por aclarar la jerigonza que le había valido el premio: la catálisis heterogénea.

Más rápido, más eficiente

“Cuando queremos llevar a cabo una reacción química (molécula A más molécula B para conseguir molécula C) difícilmente obtenemos solo la molécula C”, comenzó a decir Avelino. “En la mayoría de los casos producimos otras sustancias que no nos interesan y los químicos queremos reducir los productos indeseados. Los catalizadores hacen precisamente eso: aumentan la velocidad de la reacción, pero también la eficiencia al reducir los productos indeseados. En el caso de la catálisis heterogénea, el catalizador es sólido y los reactivos son líquidos o gases, y, al ser sólido, se puede separar mejor de los productos de la reacción”. En cuatro frases Avelino había despojado al lobo terminológico de toda su fiereza y lo que hasta hace un párrafo intimidaría a muchos, ahora era comprensible.

Pero la explicación no había terminado, porque una cosa es el “qué” y otra el “para qué”. “Hemos pasado de reacciones en las que, con cada kilo de la molécula deseada, obteníamos 20 kilos de ‘desperdicios’ a tan solo 2 gramos por kilo. Y eso se ha conseguido porque hemos ido encontrando catalizadores más adecuados”, concluyó elevando el tono. Durante la respuesta, una sonrisa se había ido dibujando en la cara de Avelino y, sus 74 años parecían ahora 54. La pasión por la química y el orgullo por sus propios logros parecían revertir el envejecimiento y no pude evitar preguntarle por sus inicios.

La antigua cajas de herramientas

Sin perder la sonrisa, Avelino dejó escapar un leve suspiro y sus pupilas apuntaron al techo, como si el pasado se escondiera tras alguna de las molduras de la sala. “En mi primera investigación estudiamos un proceso industrial que rompía moléculas grandes en otras más pequeñas para que pudieran servir como combustible. Necesitábamos una teoría que explicara cómo y por dónde se rompen para deducir qué productos obtendríamos. La teoría que había lo explicaba al 95%, pero había un 5% que se le escapaba, y puede parecer una incertidumbre minúscula, pero ese 5% se vuelve crucial cuando trabajas con toneladas. Pues bien, nosotros desarrollamos una teoría que, combinada con la que ya había, explicaba el 100% de los productos. Eso hizo que todas las compañías en ese campo vinieran a trabajar con nosotros… Y cuando digo ‘todas’, digo ‘todas’.”

“Cuando empecé la tesis doctoral, lo que realmente me apasionaba era ver que podía acelerar algunas reacciones químicas, haciendo que ocurriera en minutos lo que normalmente tardaría meses” añadió Avelino, volviendo a la catálisis. “En aquel momento no teníamos el conocimiento suficiente para entender lo que estaba ocurriendo en la superficie de estos catalizadores sólidos y mucho menos para predecir lo que ocurriría en otras reacciones. Trabajábamos por prueba y error: hacíamos hipótesis y, según los resultados, nos replanteábamos el enfoque”. Sin embargo, desde entonces han pasado casi 50 años y es mucho lo que ha cambiado la química.

“Ya podemos ver las moléculas interactuando con los catalizadores sólidos y podemos hacer predicciones” continuó Avelino. “Comprobar que tus hipótesis son correctas es impagable. ¡Ya no vamos a ciegas!” La emoción crecía en su voz a medida que comparaba la química que es con la que una vez fue. “Ahora vemos a nivel molecular lo que antes escapaba a nuestros ojos, y eso aumenta nuestro nivel de excitación como químicos. Antes preparábamos materiales como quien llenaba una caja de herramientas y, cuando teníamos un problema, íbamos a la caja a ver si alguna servía de ayuda. Ahora estamos empezando a crear los materiales según los necesitamos, diseñados exactamente para resolver nuestros problemas”.

Planificación y esfuerzo

Avelino se detuvo y, solo entonces, me di cuenta de que apenas había respirado durante aquel viaje al pasado. Sospecho que él también se dio cuenta, porque no tardó en encogerse de hombros y, con cierta timidez, justificar su entusiasmo: “Yo soy un apasionado de lo mío y, cuando te apasionas por algo, difícilmente cortas a las 5 de la tarde para irte a casa. Hasta que no consigues tus respuestas no te vas. Es como leer un buen libro, no paras para merendar solo porque sean las 5, pasas a la siguiente página, y a la siguiente, y a la siguiente… Hay un componente clave, que es la pasión”. Una pasión que atravesaba su vida, ya fuera durante aquella entrevista, o entre las poyatas del laboratorio. “La investigación es competitiva, no basta con llegar, tienes que llegar el primero o de lo contrario la investigación se convierte en una práctica de laboratorio. Para eso se necesita trabajo y sacrificio”.

Y, si hay algo que define la investigación científica en España es el esfuerzo. “Te diré una cosa”, sentenció Avelino. “En nuestro país hemos tenido que compensar la falta de recursos con imaginación y con trabajo para ser competitivos. Cuando se hacen estadísticas de rendimiento por euro invertido hay dos países que están claramente por encima de los demás: Inglaterra y España”. Como quien compensa la ceguera afinando el resto de sentidos, los investigadores españoles han tenido que poner de su parte lo que no han puesto los gobiernos.

Desde mi punto de vista, lo ideal está en conseguir más medios, pero manteniendo el mismo esfuerzo.” Por primera vez, su sonrisa desapareció y la entrevista cobró una solemnidad que podía sentir en los huesos. “Lo digo aquí y lo digo delante de la clase política. Hay que dotar a la investigación de fondos que no dependan de si se renueva o no los presupuestos, que no dependan de si está el partido A o B en el poder. En España necesitamos planificación a corto medio y largo plazo. Solo así podremos saber, con antelación, con qué medios contamos cada año. Ya se pedirán cuentas luego, pero necesitamos planificación”. La sala quedó en silencio y, entonces, llamaron a la puerta, había pasado media hora y teníamos un horario que cumplir. La entrevista había terminado, estreché su mano y me despedí esperando que, algún otoño, sus reivindicaciones ganen el altavoz mediático que solo un Nobel puede conseguir.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La falta de premios Nobel españoles en ciencia no es solo una cuestión de inversión. Como cualquier otra institución humana, los premios Nobel se ven afectados por sesgos culturales (de sexo, de país, étnicos…). En un presente donde la ciencia con mayúsculas la hacen equipos de decenas o incluso centenares de personas, concentrar los reconocimientos en dos o tres nombres es conflictivo. Sin embargo, podemos entender estos premios como herramientas para dar visibilidad, no solo a algunas las personas, sino a su trabajo y las reivindicaciones que tengan en cuestiones de investigación científica.

REFERENCIAS (MLA):

  • “Premio Fronteras del Conocimiento a Avelino Corma, John Hartwig y Helmut Schwarz por sentar las bases de los catalizadores que hacen posible una química más eficiente y sostenible.” Premios Fronteras del Conocimiento, 25 Mar. 2025, https://www.premiosfronterasdelconocimiento.es/noticias/xvii-edicion-ciencias-basicas-a-avelino-corma-john-hartwig-helmut-schwarz-quimica-catalisis/.
  • “Avelino Corma.” Premios Fronteras del Conocimiento, n.d. Accessed 24 June 2025, https://www.premiosfronterasdelconocimiento.es/galardonados/avelino-corma/.