Arte

Científico español resuelve un misterio que el Louvre estaba pasando por alto

El doctor Javier Burgos ha encontrado la tercera de las cinco monomanías perdidas de Géricault que llevaba años expuesta a plena vista en el Louvre

El Hombre de la Vendeen, de Jean Louis Théodore Géricault, pintado en 1822 como parte de la serie de las monomanías.
El Hombre de la Vendeen, de Jean Louis Théodore Géricault, pintado en 1822 como parte de la serie de las monomanías.(Museo del Louvre, París) Wikimedia Commons

Nadie lo había visto hasta ahora o, al menos, nadie lo había visto con los ojos del doctor Javier Burgos. Llevaba años oculto a simple vista, expuesto en una sala del Louvre, el museo más visitado del mundo. Cada año 2,8 millones de personas, o lo que es lo mismo, más de 5 millones y medio de ojos, pasaban por alto la respuesta a uno de los grandes misterios de la historia del arte. Todo comenzó hace doscientos años, con el pintor más famoso del romanticismo francés: Théodore Géricault. Tres años después de que terminara su obra magna, La balsa de la medusa, un alienista (que así eran llamados los psiquiatras) llamado Georget le encargó que retratara a diez de sus enfermos.

La Balsa de la Medusa (Museo del Louvre, 1818-1819) Pintado por Jean Louis Théodore Géricault.
La Balsa de la Medusa (Museo del Louvre, 1818-1819) Pintado por Jean Louis Théodore Géricault.Jean Louis Théodore GéricaultPublic Domain

El encargo Georget no solo buscaba la estética, sino la didáctica, y así lo cuenta el Dr. Burgos en su libro Geografía de la locura. Por aquel entonces estaba muy en boga una pseudociencia conocida como fisiognomía. Ésta sostenía que los rasgos faciales podían revelar información sobre la mente que había tras ella: el tamaño de la nariz, la curvatura de las cejas, las proporciones de la frente. Básicamente se asociaba la fealdad con la enfermedad y el vicio y, bajo esta premisa, Georget pretendía que Géricault plasmara el rostro de la locura retratando a una decena de sus pacientes, para ayudar a que otros psiquiatras la diagnosticaran. Sin embargo, la mitad de esos retratos se perdieron en algún momento y, hasta hace dos años, solo conocíamos cinco de las monomanías pintadas por Géricault: la envidia, la cleptomanía, la ludopatía, la fijación obsesiva y la pedofilia. Por suerte, hoy mismo se ha anunciado la octava. Y es que, en estos dos años, un científico sin formación artística ha dado con tres de los cinco retratos perdidos.

De izquierda a derecha y de arriba abajo: Monomanía de la envidia – Celos neuróticos, mide 72 x 58 cm y se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Lyon; Monomanía de robo – Cleptomanía, mide 61 x 50 cm y está en el Museo de Bellas Artes de Gante; Monomanía de juego – Ludopatía, mide 77 x 64 cm y puede verse en el Louvre de París; Monomanía de creerse militar – Fijación Obsesiva el cual mide 81 x 65 cm y forma parte de la colección privada de Oskar Reinhart; Monomanía del robo de niños – Pedofilia, mide 65 x 74 cm y está en el Museo de Bellas Artes de Springfield, en Masachusets. Pintados por Jean Louis Théodore Géricault entre 1822 y 1823.
De izquierda a derecha y de arriba abajo: Monomanía de la envidia – Celos neuróticos, mide 72 x 58 cm y se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Lyon; Monomanía de robo – Cleptomanía, mide 61 x 50 cm y está en el Museo de Bellas Artes de Gante; Monomanía de juego – Ludopatía, mide 77 x 64 cm y puede verse en el Louvre de París; Monomanía de creerse militar – Fijación Obsesiva el cual mide 81 x 65 cm y forma parte de la colección privada de Oskar Reinhart; Monomanía del robo de niños – Pedofilia, mide 65 x 74 cm y está en el Museo de Bellas Artes de Springfield, en Masachusets. Pintados por Jean Louis Théodore Géricault entre 1822 y 1823.Jean Louis Théodore GéricaultPublic Domain

El origen de una obsesión

No podemos decir que el doctor Burgos sea, precisamente, una rata de laboratorio. Es Investigador Distinguido de la Unidad Predepartamental de Medicina de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universitat Jaume I de Castellón, sí. Ha dedicado buena parte de su vida a investigar la enfermedad de Alzheimer, pero también ha ostentado cargos de Alta Dirección en empresas de biotecnología, en fundaciones de investigación biosanitaria y en la Administración Pública. Sin embargo, por variado que haya sido su currículum, lo que ni siquiera él mismo esperaba es que acabara ganando reconocimiento en un campo tan distinto como el de la historia del arte.

El científico Javier Burgos
El científico Javier BurgosArchivoArchivo

«He leído mucho sobre las monomanías, pero no desde los ojos de aquel que conoce el arte, sino desde los ojos de quien investiga un tema relacionado con la enfermedad mental», dice Javier Burgos, con la humildad genuina de quien no busca reconocimiento, sino resultados. Desde 2017 hasta 2019, el doctor Burgos era solo un aficionado más a la obra de Géricault, pero entoncesencontró la primera pista. Navegando en internet una madrugada, dio con una exposición que reunía en Rávena multitud de obras relacionadas con la salud mental y, entre ellas, había una extrañamente familiar. No conocía el cuadro, pero sí su estilo y encajaba a la perfección con la serie de las monomanías.

Retrato de un hombre: Hombre melancólico (1822-1823 Colección privada) Pintado por Jean Louis Théodore Géricault
Retrato de un hombre: Hombre melancólico (1822-1823 Colección privada) Pintado por Jean Louis Théodore GéricaultJean Louis Théodore GéricaultPublic Domain

No hay dos sin tres

El doctor Burgos lo cuenta con la emoción de quien ha tenido que pelear para lograr sus metas «Desde que veo mi primera pista en el verano de 2019 hasta que consigo localizar el cuadro en enero de 2020 yo estuve persiguiendo a todo el mundo: al comisario de la exposición, a la fundación que ha puesto el dinero para hacer la exposición, al museo de Rávena...» Finalmente logró verlo y publicó es hallazgo en Lancet, una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo. Había encontrado al hombre melancólico, aquejado de una enfermedad que, por aquel entonces, se conocía como “lipemanía”. Ni siquiera el mismo doctor Burgos esperaba que, unos meses después, fuera a encontrar la séptima monomanía. A raíz del artículo en TheLancet, un galerista en Versalles se puso en contacto con él para decirle que creía tener otro retrato de la misma serie. Tras volar a París, el doctor Burgos pudo constatar que estaba, efectivamente, ante la séptima monomanía, la de un alcohólico que también acabaría apareciendo en The Lancet.

El alcohólico (monomanía pintada por Géricault) Esta pintura (51 0 × 70 5 cm) se encuentra en la Galería Meier (Versalles, Francia)
El alcohólico (monomanía pintada por Géricault) Esta pintura (51 0 × 70 5 cm) se encuentra en la Galería Meier (Versalles, Francia)Galería Meier (Versalles, Francia)Creative Commons

Ahora, algo menos de un año después de que anunciara el descubrimiento del alcohólico, ha sumado una octava monomanía a la serie y añadido una tercera muesca a su cinturón: El Hombre de Vendeen, que está expuesto en el Louvre. «El cuadro muestra un homrbe con barba mal afeitada, moreno, de ojos negros». Un aspecto que coincide a la perfección con la descripción que hace de un enfermo el alienista Esquirol en su tratado Mental Maladies. El doctor Burgos explica que «Georget estuvo trabajando interno con Esquirol en su establecimiento, pero es que, además, vivían juntos al lado de su clínica. Esquirol llegó a ser jefe de la Salpêtrière y Georget su mano derecha». Y, en definitiva, gran parte de los pacientes que relataron en sus libros coincidían. En este caso, Esquirol indicaba que el paciente tenía una suerte de estrés postraumático que en aquella época llamaban monomanía de los acontecimientos políticos, al haber presenciado de niño la guerra. ¿Podría ser aquel hombre mal afeitado una de las monomanías que trató Georget?

De catálogo en catálogo

Lo cierto es que en el mismo tratado se indica que el sujeto era un hombre de la Vendeen y, casualmente, el retratado lleva un sombrero típico de esa región. Por si fuera poco, «Esquirol comenta que este hombre se volvió loco con motivo de la guerra de la Vendeen, que ocurrió entre 1793 y 1796, cuando el paciente todavía era un niño y que al ser diagnosticado tenía unos 30 años, por lo que cuadran las fechas si se pintó en 1823, como el resto de las monomanías. La composición y la paleta de colores se parece al resto de monomanías. Incluso va vestido de invierno, como los demás retratos de la serie».

El Hombre de la Vendeen, de Jean Louis Théodore Géricault, pintado en 1822 como parte de la serie de las monomanías.
El Hombre de la Vendeen, de Jean Louis Théodore Géricault, pintado en 1822 como parte de la serie de las monomanías.(Museo del Louvre, París) Wikimedia Commons

Con tantas coincidencias, lo más sorprendente no es que no se hubiera identificado antes, sino que algunos expertos en arte llevaran años negando de raíz que pudiera tratarse de una monomanía. «En el catálogo de Grunchec, este decía que ni el estilo ni las dimensiones coincidían con el resto de la serie, y se remitía a otro catálogo de un tal Berger en el que también se descartaba que el hombre de Vendeen fuera una monomanía». Eldoctor Burgos sabía que algo estaba fallando, porque las dimensiones del cuadro eran casi idénticas a las de la monomanía del Comandante Militar. «Solo se distinguen en medio centímetro de ancho», añade el doctor. Así que buscó el catálogo de Berger y vio que, en él, se remitían a su vez a las declaraciones de una tercera persona llamada Solange. Fue entonces cuando dio con el error.

El origen de todos los males

Solange no había descartado que aquello fuera una monomanía, de hecho, «Solange era un experto de arte al que invitaron a escribir un artículo en el diario de los museos de parís en el 1938 con motivo de la adquisición del Louvre de este cuadro, y allí lo cuenta todo en tan solo una página. La primera hipótesis que lanza es que sí se trata de una monomanía. La segunda es que, tal vez, Géricault fuera a Vendeen y pintara un tipo que estaba por allí vestido con el traje regional». Al parecer llevamos casi 100 años arrastrando un error de Berger por no remitirnos a los textos originales. Es más, «un par de historiadores de la época dijeron algo así como que Géricault era un pintor tan genial que logró pintar negros sin estar en África y vandeanos sin estar en la Vendeen». Y, remitiéndonos al mismo Solange, si Géricault nunca estuvo en la Vendeen, es muy posible que el cuadro fuera una de las diez monomanías. «En resumen: no había ningún motivo para pensar que esto no fuera una monomanía, pero sí varios argumentos a favor».

Una vez más, el doctor Burgos ha logrado publicar sus investigaciones pictóricas en The Lancet, aunque todavía no ha hablado con el Louvre, «porque hasta que no estuviera publicado el artículo, todo lo que les pudiera haber dicho se habría visto como una opinión. Géricault es su Goya y es peliagudo que ahora venga un español a decirles “no sé qué”. A mí me ha costado dos Lancet que me hagan algo de caso en el mundo del arte, pero en el mundo del arte francés supongo que me costará algo más».

Parece bastante claro que el Hombre de Vandeen es, efectivamente, la octava monomanía y eso significa que, ahí afuera, siguen quedando otras dos por ser descubiertas. «No tengo que ser yo quien lo encuentre». Confiesa el doctor Burgos. «Simplemente me encantaría que un día pudiéramos ver la serie completa, o conocerla al menos, porque estando varios en manos privadas…» El doctor Burgos no quiso terminar aquella frase, pero algo nos dice que seguirá hojeando catálogos en busca las dos monomanías perdidas, le lleve los años que le lleve.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Que la fisiognomía sea una pseudociencia no significa que no podamos encontrar signos en el rostro que nos revelen características mentales de una persona, lo que ocurre es que no son la causa de esa personalidad, sino la consecuencia. Por ejemplo, una oreja de coliflor nos dice que estamos ante un deportista de contacto y, posiblemente una persona que se muestra confiada. Hay que entender ese detalle para comprender por qué la fisiognomía era una pseudociencia.

REFERENCIAS (MLA):

  • Javier S. Burgos. «Monomania of political strife by Géricault». The Lancet Neurology (2023)
  • Javier S. Burgos. «Monomania of drunkenness by Géricault». The Lancet Neurology (2022)
  • Javier S. Burgos. «A new portrait by Géricault». The Lancet Neurology (2021). 20(2):90-91.