Biología

Científicos descubren un farolillo de hadas que se creía extinta

Los farolillos de hadas son unas de las plantas más desconocidas del mundo y este descubrimiento arroja luz sobre su evolución

Farolillo de hadas de Kobe
Farolillo de hadas de Kobe, ejemplar de una especie que se creía extinta desde hace 30 años Kenji SuetsuguPhytotaxa

Cuando pensamos en la crisis de la biodiversidad lo normal es que nos venga a la cabeza un oso polar en una banquisa que se funde o un rinoceronte abatido por los furtivos. Son imágenes reales y preocupantes, pero no son las más representativas. Los animales más populares ensombrecen la situación de algunos de sus parientes, menos conocidos, pero mucho más amenazados.

Por suerte, cada vez tomamos más conciencia de que estamos perdiendo diversidad más allá de los grandes mamíferos y que los insectos, anfibios y reptiles, por feos que le parezcan a la población, también merecen nuestra atención. Pues bien, hay un giro más en este guion porque incluso en estos casos solemos olvidar que el problema de la pérdida de biodiversidad también se extiende a otros reinos que no son animales. Sin ir más lejos, las plantas y una nueva investigación nos han alegrado la semana, porque acaban de redescubrir una especie que se creía extinta desde hace 30 años, el farolillo de hadas de Kobe. La construcción de un complejo industrial destruyó en 1992 el único lugar donde se había observado esta especie. Ahora, parece haber resurgido a unos 30kilómetros de la ciudad.

Una luz en la oscuridad

Demos algo de contexto a esta buena noticia porque podríamos decir incluso que, al haber pasado más desapercibida y encontrarse en la base de muchos ecosistemas, la crisis de la biodiversidad es incluso más preocupante desde el punto de vista botánico. Estamos perdiendo especies que ni siquiera sabíamos que teníamos y algunas de ellas podrían ser de gran importancia para nosotros. Cuántas medicinas no se han descubierto a partir de las plantas. Por no hablar de que sus estrategias de supervivencia pueden ser clave para el desarrollo de mejores cultivos o que, incluso si olvidamos todos estos aspectos pragmáticos y, por qué no decirlo, egoístas, el conocimiento que nos podría ofrecer esta flora perdida ya es valioso en sí mismo.

Porque no todas las plantas son iguales. Ya no se trata de que sean grandes o pequeñas, leñosas o carnosas, verdes o coloradas… La biodiversidad botánica transgrede incluso algunos de los aspectos más fundamentales de lo que consideramos “vegetal” y ese es el caso de los farolillos de hadas, unas plantas que viven bajo tierra, no hacen la fotosíntesis y carecen por completo de hojas o tallo. Su aspecto recuerda precisamente a eso, faroles diminutos que bien podrían ser propiedad de una comuna de hadas que se esconde entre los matorrales. Para un ojo menos fantasioso (aunque igualmente inexperto)pueden parecer hongos que brotan del suelo, como si fueran setas de una belleza inquietante. En realidad, simplemente son plantas. Vegetales que hace mucho tiempo dejaron de necesitar la luz y hundieron sus cuerpos bajo la tierra para emerger, únicamente, cuando necesitaran reproducirse. De hecho, eso es lo que vemos, sus órganos reproductores alzándose sobre el suelo, atrayendo nuestra inocente mirada que sigue pensando en hadas y duendes.

Preciosos parásitos

Sabemos poco sobre ellas, de hecho, hasta hace unos años se creía que obtenían su alimento de la materia orgánica en descomposición, pero ahora sabemos que esconden un secreto más perturbador. Resulta que las especies de estos faroles parecen estar robándole el alimento a hongos y que son realmente estos hongos quienes se alimentan de materia en descomposición. El nombre para los seres que parasitan hongos de este modo es “micoheterótrofos” y, básicamente, consiguen que el hongo les suministre los nutrientes que necesitan y que tan trabajosamente han logrado producir a partir de las materias de su entorno.

A este desconocimiento se suma que la mayoría de las especies parecen distribuirse en zonas muy localizadas del mundo y el parentesco que muestran sus 90 especies es un verdadero rompecabezas por el que, especies separadas cientos de kilómetros, parecen más emparentadas entre sí que con sus vecinas. Sin ir más lejos, esta especie de farolillo de hadas, la Thismiakobensis que hasta ahora se creía extinta, ha ayudado a trazar el parentesco de la Thismia americana que solo se avistó durante un corto periodo de tiempo en una pradera de Chicago y que ahora se considera extinta. La Thismia americana parecía encontrar su pariente más cercano en la Thismiarodwayi, típica de Australia y Nueva Zelanda. Ahora creemos que la Thismiakobensis podría ser su verdadero pariente más cercano. Tal vez, ambas especies son descendientes de un farolillo de hadas que pudo extenderse entre América y Japón a través del estrecho de Bering en tiempos remotos, cunado el nivel del mar era mucho más bajo y la tierra emergía entre ellos.

Estas son las maravillas vegetales que pasan desapercibidas ante nuestros ojos. Porque no todo son tigres y osos pandas. Ahí afuera hay millones de especies que, para sobrevivir a este mundo hostil, han desarrollado habilidades realmente fantásticas.

[H3:QUE NO TE LA CUELEN:]]

  • En realidad, los farolillos de hadas no brillan. Su nombre solo hace referencia a su aspecto y con su forma y color tienen suficiente para atraer a los animales que las polinizan.

REFERENCIAS(MLA):

  • Rediscovery of the presumably extinct fairy lantern Thismia kobensis (Thismiaceae) in Hyogo Prefecture, Japan, with discussion on its taxonomy, evolutionary history and conservation. Phytotaxa