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El Gobierno sumará más de 50 científicos a la Administración Pública con el nacimiento de la ONAC

El presidente de Gobierno ha presentado la Oficina Nacional de Asesoramiento Científico en la sede del CSIC y ha expuesto sus principales líneas de acción: personas, investigación aplicada y mecanismos y protocolos de institucionales

Es grande, es diferente y es ambiciosa. Esos tres adjetivos son suficientes para captar nuestra atención y así es como se presenta la nueva Oficina Nacional de Asesoramiento Científico de la Moncloa (ONAC), que estará insertada en la Secretaría General de Políticas Públicas, Asuntos Europeos y Prospectiva Estratégica y será dirigida por Josep Lobera.

Es pronto para saber si sus propuestas serán un éxito o si se queda en buenas intenciones, pero lo que está claro es que la ONAC ha nacido repleta de iniciativas. Esta mañana, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado la oficina y algunas de sus principales líneas de acción que, en resumen, pretenden crear un nuevo ecosistema de asesoramiento científico con el que conectar al Ejecutivo con las universidades y centros de investigación.

Una brecha entre la academia y la administración

La idea responde a un problema bien conocido: la disparidad existente entre lo que los investigadores responden con sus investigaciones y lo que la administración se pregunta. Establecer una serie de vías de comunicación entre el Gobierno, las universidades y los centros de investigación públicos, podría ayudar a cerrar esta brecha y que, sin descuidar la investigación básica, se puedan afinar mejor las necesidades que la población tiene y que la investigación aplicada podría ayudar a resolver.

Una comunicación que también fluiría en la dirección opuesta, permitiendo a los políticos tomar más decisiones basadas en la evidencia empírica y, con suerte, introducir esta toma de decisiones basadas en la evidencia en la cultura política de nuestro país.

Más de 50 perfiles

Este modelo se inspira en experiencias de éxito en otros países como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, que ya han demostrado su efectividad integrando la ciencia en la toma de decisiones gubernamentales. Modelos que, frente a otros más individualistas, no dependen de una figura única, sino de todo un ecosistema que pretende asegurar una mayor adaptabilidad y eficacia.

De hecho, si queremos poner números, estamos hablando de unos 50 u 80 perfiles científicos que estén implicadas de manera recurrente en la administración a partir de octubre. Pero, para seguir un orden lógico, podemos seguir el mismo orden que plantea la ONAC cuando clasifica sus propuestas en tres categorías: personas, investigación aplicada y mecanismos y protocolos institucionales.

Personas

En la primera, “personas”, se engloban una serie de medidas para integrar a más científicos en las administraciones públicas, por ejemplo, mediante la creación de una figura de asesor científico en los gabinetes ministeriales (concretamente uno por ministerio, incluido el ministerio de Ciencia).

Otra medida sería el lanzamiento de un programa de estancias que permitirá a los científicos de universidades e instituciones investigadoras españolas trabajar en la administración durante periodos de entre seis y ocho meses con condiciones similares a las que tendrían en una estancia académica en el extranjero. Por ejemplo: a partir del 1 de abril, la participación en este proyecto será acreditable por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA).

Además, se establecerá una unidad de asesoramiento científico en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) destinada a facilitar la transferencia de conocimiento entre el CSIC y las administraciones públicas. Todo ello supone una cantidad de personas que podría alcanzar las 100 en no mucho tiempo, pero que empezará por un número más humilde a la vuelta de verano.

De hecho, las primeras competitivas, tanto para el CSIC como para los ministerios se publicarán en el Boletín Oficial del Estado (BOE) hoy mismo. Las estancias, sin embargo, no serán inmediatas, y es probable que se lancen a finales de este año o principios del próximo.

Investigación Aplicada

Otro componente clave del proyecto es el fomento de la investigación aplicada. Para ello, la ONAC desarrollará un programa de becas que, con una convocatoria de dos millones de euros para financiar proyectos de experimentación, análisis de datos públicos y otras formas de investigación aplicada. En definitiva: proyectos que aborden preguntas y problemas relevantes para los ministerios.

Esta estrategia pretende recompensar la investigación que tenga una aplicación directa en la resolución de problemas sociales y gubernamentales, fomentando que la investigación financiada tenga un impacto tangible en la vida de los ciudadanos.

No obstante, habrá que ver qué efectos tiene esta medida sobre las investigaciones básicas que, aunque no persiguen una aplicación, sabemos que acaban siendo fundamentales para construir, sobre ellas, conocimiento aplicado. Una cuestión especialmente importante si tenemos en cuenta que, debido al tardío e imprevisible retorno económico de la investigación básica, estas no cuentan con mucha atención de las empresas privadas y, por lo tanto, precisan de la inversión pública.

Mecanismos y Protocolos Institucionales

El tercer componente del proyecto se centra en la creación de mecanismos y protocolos institucionales que permitan una respuesta rápida y efectiva en momentos de crisis y urgencia. La pandemia de COVID-19 ha demostrado la necesidad de contar con sistemas bien diseñados que faciliten la toma de decisiones basadas en la evidencia científica disponible. Ahora podemos aprovechar lo que la pandemia nos enseñó para afinar nuestros mecanismos de acción y protocolos de cara a futuras emergencias.

El proyecto contará con un presupuesto general de 10 millones de euros anuales, lo que sitúa a España (en relación con su PIB) por encima de la mayoría de los países de su entorno en términos de inversión en asesoramiento científico. Una medida que responde a una necesidad evidente, porque España será de los países más castigados por el cambio climático, con todo lo que eso puede suponer para la agricultura y, por lo tanto, la economía.

Nuevas terapias, falsas terapias, pérdida de la biodiversidad, crisis energética… son muchos los retos que se presentan ante nosotros y, sea o no mediante la ONAC, lo que está claro es que necesitamos resolverlos cuanto antes.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La Oficina Nacional de Asesoramiento Científico no es una iniciativa nacida a de la nada, toma como referencia organismos de otros países punteros en materia de ciencia. Sin embargo, aunque esto es un aval interesante, no significa que vaya a funcionar igual de bien en nuestro país. Hay toda una serie de variables sociales inconmensurables entre países que pueden hacer fracasar medidas que en otros países hubieran triunfado. Incluso partiendo de unos buenos mimbres, es importante que la estructura se vaya adaptando a medida que se desarrolla.

REFERENCIAS (MLA):

  • Presidencia de Gobierno / Oficina Nacional de Asesoramiento Científico “España pone en marcha su ecosistema nacional de asesoramiento científico” Nota de prensa (20 de junio de 2024)