
Espacio
El James Webb localiza una galaxia que podría guardar el rastro de las primeras estrellas
Un equipo de astrónomos ha identificado con el telescopio James Webb una galaxia remotísima, LAP1-B, cuya luz nos llega desde los primeros 800 millones de años del universo

Durante décadas, los astrónomos han buscado a las llamadas estrellas de Población III: la primera generación estelar del universo. Se piensa que nacieron apenas unos cientos de millones de años después del Big Bang, cuando el cosmos estaba hecho casi solo de hidrógeno y helio. Eran estrellas enormes, muy calientes y fugaces, pero cruciales porque iniciaron la fabricación de elementos pesados y encendieron la historia de las galaxias.
El problema es que, si existieron tal como se cree, están lejísimos y en grupos pequeños, así que su luz llega hoy extremadamente débil. Por eso han sido tan difíciles de detectar: incluso con telescopios potentes, encontrar su huella es como intentar ver una cerilla encendida al otro lado del universo.
En ese contexto, el telescopio espacial James Webb se ha convertido en la mejor herramienta para esta caza. Su visión infrarroja permite observar galaxias muy tempranas y analizar su composición química. Además, los astrónomos llevan tiempo aprovechando otro aliado: las lentes gravitacionales, cúmulos de galaxias cuya enorme masa actúa como lupa natural y amplifica la luz de objetos aún más lejanos.
Una galaxia ultralejana aparece como posible refugio de estrellas primordiales
Con ese método, según el medio especializado, Space, un equipo internacional ha identificado en los datos del JWST una galaxia llamada LAP1-B que podría contener estrellas de Población III. La señal se ha detectado gracias a que el cúmulo MACS J0416.1-2403, situado entre la Tierra y el objeto, aumentó su brillo unas 100 veces mediante lente gravitacional.
LAP1-B está tan lejos que su luz ha tardado cerca de 13.000 millones de años en llegar. Por eso el Webb la observa como era cuando el universo tenía unos 800 millones de años, en plena época de reionización, el periodo en que las primeras estrellas y galaxias empezaron a "despertar" el cosmos y a transformar el gas primordial.
El espectro de la galaxia muestra un entorno casi sin metales (en astronomía, elementos como carbono u oxígeno). Eso encaja con lo esperado en estrellas formadas antes de que el universo se enriqueciera con materiales pesados. Además, la energía de la luz registrada apunta a estrellas muy masivas y calientes, como predicen los modelos para la Población III.
Los autores subrayan que aún no se trata de una confirmación definitiva. La baja presencia de metales podría explicarse también por gas excepcionalmente puro sin necesidad de Pop III ya demostradas. El siguiente paso será buscar más objetos similares detrás de otras lentes gravitacionales y comparar con simulaciones más finas.
Si la hipótesis se consolida, LAP1-B sería la primera ventana directa a las estrellas que encendieron el universo y marcaron el inicio de la formación galáctica.
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