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Biología marina

La NASA advierte que el Atlántico está viviendo una invasión nunca vista

Una de las consecuencias es la emisión de gases tóxicos, como sulfuro de hidrógeno y amoníaco, que pueden causar problemas de salud como problemas respiratorios y dolores de cabeza en los humanos.

El antes y el después del crecimiento desmedido de estas algas NASANASA

Un equipo de científicos de la Universidad Atlántica de Florida ha publicado un estudio histórico que analiza cuatro décadas de cambios en el sargazo pelágico, un alga que flota libremente y desempeña un papel vital en el ecosistema del océano Atlántico.

Hasta ahora, se creía que estas algas habitaban principalmente las aguas pobres en nutrientes del Mar de los Sargazos, pero el estudio señala que el sargazo es un organismo marino de rápido crecimiento y amplia distribución, cuya expansión a través del Atlántico está estrechamente vinculada tanto a procesos naturales como al enriquecimiento de nutrientes inducido por el ser humano.

Desde su primera aparición en 2011, este cinturón se ha formado casi todos los años, excepto en 2013, y en mayo alcanzó un nuevo récord de biomasa de 37,5 millones de toneladas. Esto no incluye la biomasa de referencia de 7,3 millones de toneladas estimada históricamente en el Mar de los Sargazos. Así, en total, hablamos de unos 45 millones de toneladas, lo que equivale, aproximadamente, a unas 590 millones de personas de 80 kilos, en pocas palabras: más de diez veces la población de España en algas.

De acuerdo con la NASA, “en cantidades dispersas en mar abierto, el sargazo contribuye a la salud del océano al proporcionar un hábitat para tortugas, invertebrados, peces y aves, al producir oxígeno mediante la fotosíntesis. Pero una cantidad excesiva puede dificultar el movimiento y la respiración de ciertas especies marinas. También obstaculiza el 70% de la luz en el océano y, cuando se hunde en el fondo en grandes cantidades, puede sofocar los corales y las praderas marinas. En la playa, el sargazo descompuesto libera gas de sulfuro de hidrógeno y huele a huevos podridos. Esto tiene el potencial de causar problemas importantes tanto para la ecología marina y la salud humana”.

“Nuestra revisión profundiza en la evolución del sargazo: cómo crece, qué impulsa ese crecimiento y por qué observamos un aumento tan drástico de la biomasa en el Atlántico Norte – señala Brian Lapointe, líder del estudio, en un comunicado -. Al examinar los cambios en su composición de nutrientes, en particular nitrógeno, fósforo y carbono, y cómo estos elementos varían a lo largo del tiempo y el espacio, comenzamos a comprender las fuerzas ambientales más amplias en juego”.

Experimentos de laboratorio e investigaciones de campo que se remontan a la década de 1980 confirmaron que el sargazo crece más rápido y es más productivo en aguas neríticas enriquecidas con nutrientes que en las aguas oligotróficas del océano abierto. Estudios controlados revelaron que las dos especies principales, Sargassum natans y Sargassum fluitans, pueden duplicar su biomasa en tan solo 11 días en condiciones óptimas. Estos estudios también establecieron que el fósforo suele ser el principal nutriente limitante para el crecimiento, aunque el nitrógeno también desempeña un papel fundamental.

“La expansión del sargazo no es solo una curiosidad ecológica, sino que tiene un impacto real en las comunidades costeras. Las floraciones masivas pueden obstruir las playas, afectar la pesca y el turismo, y representar riesgos para la salud – concluye Lapointe -. Comprender por qué el sargazo crece tanto es crucial para gestionar estos impactos. Nuestro análisis ayuda a establecer la conexión entre la contaminación terrestre por nutrientes, la circulación oceánica y la expansión sin precedentes del sargazo en toda una cuenca oceánica”.

Todo esto genera numerosas consecuencias negativas. Una de ellas es que las densas capas de sargazo bloquean la luz solar, impidiendo la fotosíntesis de los corales y las praderas marinas. También crean zonas de bajo oxígeno al descomponerse, llevándose por delante la vida marina en estas zonas.

Por otro lado, el crecimiento excesivo puede asfixiar o atrapar la vida marina, incluyendo crías de peces, tortugas y delfines al tiempo que aumenta el número de especies invasoras provocado por la descomposición rica en nutrientes impulsa el crecimiento de especies invasoras que reemplazan las praderas marinas nativas y otros organismos.

Finalmente, en la costa, la descomposición del sargazo libera gases tóxicos como sulfuro de hidrógeno y amoníaco, que pueden causar problemas de salud como problemas respiratorios y dolores de cabeza en humanos.