Naturaleza

Nemo es agresivo y territorial, pero al menos sabe contar

Un nuevo estudio publicado en Journal of Experimental Biology muestra que los peces payaso cuentan las rayas de los cuerpos de otros peces para distinguir amigos y enemigos

Un pez payaso de la especie Amphiprion Ocellaris nada en un acuario
Un pez payaso de la especie Amphiprion Ocellaris nada en un acuarioCitronWikimedia Commons

Los peces payaso son unos animales muy reconocibles gracias, en parte, a la película de Pixar ‘Buscando a Nemo’. En dicha película nos muestran unos peces tranquilos y familiares que habitan entre los urticantes brazos de la anémona, que les protege. Aunque esta última parte sí que es cierta, la película dulcificó en gran medida el comportamiento de los peces. Tras estudiar la etología de los peces payaso se ha observado que son muy territoriales y agresivos con todo aquello que consideren una amenaza, para ellos o para sus anémonas.

Cultivando a Nemo

En el Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa, las investigadoras Kina Hayashi, Noah Locke y Vincent Laudet trabajan con distintas especies de peces payaso. Les interesa sobre todo cómo se reproducen y las estrategias que siguen con distintas especies a la hora de ser más o menos agresivos. Por lo general, a los peces payaso de una especie no les importa la presencia de peces payaso de otras especies, pero sí que atacarán a los de la misma. En esta danza curiosa de tolerancia y odio, a investigadores les intrigaba cómo son capaces de distinguir unas especies de otras, por lo que idearon un experimento de etología animal.

Lo primero que necesitaron eran unos huevos de pez payaso común comunes (Amphiprion ocellaris), que obtuvieron sin dificultad. Durante los 6 meses siguientes cuidaron del pequeño banco de peces payaso asegurándose que estaban completamente aislados y que no podían ver otros miembros. Al cumplir los 6 meses, los investigadores les presentaron a otras especies, entre las que se incluían pez payaso de cola amarilla (A. clarkii), pez payaso querubin (A. sandaracinos) y el pez payaso ensillado (A. polymnus), así como ‘intrusos’ de su propia especie. Al grabar sus reacciones, observaron como toleraban más o menos a los miembros de especies distintas, pero atacaban ferozmente a los de su misma especie.

Por qué a unos sí y a otros no

Los miembros de pez payaso querubín, que no tienen rayas blancas laterales, apenas recibieron ataques, mientras que los ensillados y los de cola amarilla, que tienen dos y tres rayas blancas laterales respectivamente, sí que sufrieron algún ataque aislado. Esto llevó a los investigadores a sospechar que el número de rayas tenía algo que ver con los ataques. Pero esta sospecha necesitaba de una demostración, por lo que diseñaron otro experimento sencillo.

Para la demostración, separaron los bancos de peces en grupos pequeños, de 3 individuos, y les fueron colocando en el acuario un modelo de un pez payaso. Algunos de estos modelos no tenían rayas blancas, eran completamente naranjas, mientras que otros tenían una, dos o tres. Tras analizar el comportamiento se dieron cuenta que los modelos sin bandas blancas no sufrían ataques, mientras que los otros sí. De cuando en cuando, perseguían al modelo con una única raya, pero eran casos aislados, con los que eran muy agresivos eran con los de dos y tres rayas.

Dos y tres, malo

Los peces payaso comunes nacen con 2 bandas y así se mantienen durante los primeros 11 días de vida. Posteriormente, mientras el pez crece, se va formando la tercera raya. Por ello, los investigadores creen que los peces payaso ven a los peces con dos rayas como posibles amenazas, ya que en un futuro podrían competir por el territorio o por la anémona. La conclusión a la que han llegado con este artículo es que los peces payaso comunes jóvenes pueden distinguir las especies que suponen una amenaza de las que no en función del número de bandas blancas laterales. Esto les permite centrar su atención en posibles intrusos que podrían tratar de desalojarlos, mientras que prestan menos atención a los peces de otras especies que es posible que tengan menos interés. O, en otras palabras, los peces payaso saben distinguir entre 1, 2 y 3, por lo menos en lo referente a bandas laterales.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La relación de mutualismo de las anémonas y los peces payaso es muy interesante. A cambio de protección, el pez payaso aporta nutrientes a la anémona (sus excrementos), la limpia y la mantiene libre de parásitos, y aumenta el flujo de agua alrededor de los tentáculos.
  • El pez payaso no es inmune a la anémona, pero sí que posee una capa de mucosa suficientemente gruesa como para que el aguijón no alcance su piel. Además, el pez payaso ha de realizar una serie de pasos para que la anémona se acostumbre a su presencia.
  • Todos los peces payaso nacen machos y viven en sociedades matriarcales. Cuando la hembra dominante muere o se encuentra débil, un pez payaso cambiará de sexo para convertirse en la nueva hembra dominante. Este cambio se sexo sólo se puede realizar una vez.

Referencias (MLA):