Antropología

La primera guerra se produjo mil años antes de lo que se pensaba. Y en España

Para llegar a esta conclusión se analizaron los restos óseos de casi 400 humanos hallados en una cueva de la Rioja Alavesa. Cerca del 25% tenían heridas traumáticas.

Neolítico
Ubicación y disposición de los restos analizados. Fernández-Crespo et al. NatureFernández-Crespo et al. Nature

La historia de los conflictos humanos, en términos históricos, científicos y tecnológicos, aún no se comprende del todo debido a la escasez de evidencias principalmente. Ahora un nuevo estudio, publicado en Nature, señala que 5.000 años atrás, en pleno neolítico, se habría producido el primer periodo de guerra. Y se produjo en España.

El estudio, liderado por Teresa Fernández Crespo, analizó más de 300 conjuntos de restos óseos de 5.000 años de antigüedad excavados en la Rioja Alavesa. Los resultados indican que tanto el número de personas heridas como el porcentaje desproporcionadamente alto de hombres afectados, sugieren que las lesiones fueron el resultado de un período de conflicto, que podría durar al menos meses.

Los conflictos durante el período Neolítico europeo (hace aproximadamente entre 9.000 y 4.000 años) siguen siendo poco comprendidos. Investigaciones anteriores han sugerido que los conflictos consistían en incursiones cortas que duraban no más de unos pocos días y que involucraban a pequeños grupos de hasta 20 a 30 personas y, por lo tanto, se suponía que las sociedades primitivas carecían de las capacidades logísticas para soportar conflictos más largos y de mayor escala. Anteriormente, se pensaba que el conflicto de este tipo más antiguo en Europa ocurrió durante la Edad del Bronce, aproximadamente entre 4.000 y 2.800 años atrás en el Valle de Tollense, Alemania.

El equipo de Fernández-Crespo examinó los restos óseos de 338 personas en busca de evidencia de lesiones curadas y no curadas. Todos los restos procedían de un único lugar de enterramiento masivo en una cueva poco profunda y de acuerdo con la datación de radiocarbono tenían entre 5.400 y 5.000 años de antigüedad.

Junto a ellos también se descubrieron 52 puntas de flecha de pedernal en el mismo sitio, retos que análisis previos encontraron que 36 de ellas tenían daños menores asociados con el impacto en un objetivo. El equipo de Fernández- Crespo también descubrió que el 23,1% de los individuos tenía lesiones esqueléticas, y el 10,1% tenía lesiones sin curar, una proporción sustancialmente más alta que las tasas de lesiones estimadas para ese momento: casi el doble.

También encontraron que el 74,1% de las lesiones no curadas y el 70,0% de las heridas curadas habían ocurrido en hombres adolescentes o adultos, una tasa significativamente más alta que en las mujeres, y una diferencia no observada en otros sitios europeos de mortalidad masiva del Neolítico.

La tasa general de lesiones, la mayor tasa de lesiones entre los hombres y los daños observados previamente en las puntas de flecha, sugieren que muchas de las personas en el lugar del entierro estuvieron expuestas a la violencia y pueden haber sido víctimas del conflicto. Las conclusiones del estudio señalan que la tasa relativamente alta de heridas curadas sugiere que el conflicto continuó durante varios meses. Las razones del conflicto no están claras, pero los autores especulan sobre varias causas posibles, incluida la tensión entre diferentes grupos culturales de la región durante el Neolítico tardío.

“Las evidencias de estrés biológico y malnutrición y el sedentarismo en la región, sugieren un impacto social mucho mayor de lo que se pensaba, y en un nivel que no se conocía en el registro del neolítico europeo”, concluye el estudio.