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Los sueños lúcidos son un superpoder: desbloquearlos transformará tu vida

Los sueños, ese mundo onírico y esquivo, podrían tener una influencia más real de lo que imaginamos en nuestra vigilia

El sueño lúcido puede tener su repercusión palpable en el día a día
El sueño lúcido puede tener su repercusión palpable en el día a díaFreepik

El reino de los sueños, a menudo percibido como un espacio ajeno a la realidad, está siendo objeto de una atención creciente por parte de la neurociencia. Estos estados oníricos, lejos de ser meras divagaciones, podrían albergar un potencial considerable para influir en nuestra vida consciente incluso más que las propias horas de sueño.

Dentro de esta disciplina, los sueños lúcidos emergen como un campo de estudio de particular interés. Quienes experimentan este fenómeno son conscientes de estar soñando, lo que les permite en ocasiones ejercer cierto control sobre el desarrollo de sus propias narrativas oníricas.

Esta capacidad está llevando a investigadores a explorar cómo se podría canalizar dicha influencia con el objetivo de obtener beneficios tangibles para el individuo en su día a día, algo con lo que según estudios recientes se pueden sumar cinco años de vida.

Cuando el sueño se convierte en herramienta

La neurocientífica Emma Peters, investigadora en la Universidad de Berna, en Suiza, lleva años profundizando en los estados oníricos menos comunes, como el sueño lúcido, una cuestión que le atrae desde su etapa universitaria. Esta fascinación se ha traducido en una línea de investigación que busca aprovechar el control de los sueños y sus posibles beneficios, incluso con aplicaciones en el mundo de la vigilia, investigación que recoge la publicación Popular Mechanics. Peters ha logrado inducir el sueño lúcido en participantes de sus estudios mediante entrenamiento mental y estimulación sensorial.

En sus experimentos, los participantes, mientras estaban despiertos, asociaban un determinado pensamiento con un estímulo físico, como una luz parpadeante o una vibración. Posteriormente, durante la fase REM del sueño, dispositivos vestibles aplicaban la misma estimulación, permitiendo vincular el comportamiento cognitivo con una respuesta corporal específica.

Se les pedía a los soñadores que realizaran tareas simples, como flexionar músculos de las extremidades o mover los ojos de un lado a otro. Al despertar, estos participantes informaron sobre lo que habían percibido mientras dormían. La investigadora apunta que fueron capaces de distinguir cuántas veces habían sido estimulados, un detalle de notable interés.

Una de las aplicaciones más destacadas que Peters ha identificado es la posibilidad de practicar tareas durante el sueño. Esto podría traducirse en una mejora del rendimiento al estar despierto. Como ejemplo, cita el caso de una participante que practicó la conciencia de su vejiga llena durante el sueño para poder despertarse a ir al baño, evitando así permanecer dormida con la vejiga llena.

Otros participantes con control sobre sus sueños han informado de la capacidad de crear destinos oníricos complejos, similares a un "mundo virtual" al que podían regresar conscientemente, incluso a ubicaciones específicas. Una participante llegó a recrear su hogar y familia en el estado lúcido, lo que le permitía volver a ese escenario. Si surgían pensamientos negativos, la persona podía detener el sueño lúcido a voluntad.

La influencia onírica en la vigilia

El doctor Ben Rein, neurocientífico de la Universidad de Stanford, considera que el soñar es una forma de simulación cerebral relevante. Según Rein, incluso los sueños no lúcidos pueden ejercer una influencia en nuestras vidas conscientes. Relata casos de pacientes que experimentaron sueños emocionalmente intensos que permanecieron con ellos horas o incluso días después de despertar.

En una ocasión, una paciente se vio tan afectada por un sueño en el que su marido la engañaba –a pesar de que él era inocente en la realidad– que le resultó difícil afrontarle al despertar. Rein sostiene que no hay duda de que cualquier ser humano que recuerde un sueño sabe que pueden influir en el pensamiento al despertar, y que los efectos emocionales pueden persistir.

Estudios previos realizados con ratones y ratas han desvelado un "portal mental" que conecta el mundo del sueño con el de la vigilia. En un experimento, se observó cómo las neuronas cerebrales, denominadas "células de lugar", que ayudan a la navegación y la memoria espacial, codificaban la ubicación de los ratones mientras exploraban. Al estimular estas células en ciertas áreas del cerebro durante el sueño, y también una parte del cerebro que procesa recompensas, los ratones mostraron una preferencia por esa zona al despertar.

Lo notable de este experimento es que la estimulación cerebral no se produjo durante la fase REM del sueño. Esto sugiere que, incluso fuera de esta fase, la actividad neuronal durante el descanso puede influir en la percepción y el compromiso de un individuo con el mundo al estar despierto.

Rein enfatiza que el soñar es una vía para el aprendizaje. La actividad cerebral que se produce durante el sueño parece, al menos en parte, repasar las experiencias vividas durante el día para consolidarlas en la memoria. Por tanto, usar los sueños para reflexionar sobre problemas tiene una validez importante.

Pese a los beneficios potenciales, Rein muestra escepticismo sobre el uso excesivo del sueño lúcido. Argumenta que si el ser humano estuviera destinado a tener tanta autoconciencia en los sueños de forma regular, probablemente habría evolucionado en muchas especies para estas alturas. Aunque reconoce su utilidad para quienes padecen trastorno de estrés postraumático o pesadillas frecuentes, advierte que su práctica excesiva podría perturbar la calidad del sueño.