El caballete lateral también merece mención: es grande, sólido y mantiene la bici completamente firme incluso con peso atrás. No se hunde ni cede al mínimo toque, algo que se agradece cuando aparcas en aceras irregulares o con bolsas cargadas. En conjunto, transmite la sensación de bici robusta y bien terminada, pensada para usarse de verdad en el día a día.
Review
ENGWE L20 3.0 Boost: una bici plegable urbana con más sentido que muchas e-bikes de lujo
He pasado varios días con la ENGWE L20 3.0 Boost llevándola al trabajo, usando el portabultos para pequeñas compras y paseando por carriles bici y caminos fáciles. Esta es mi experiencia
Probablemente no necesites una e-bike de 4.000€. Lo que necesitas es una bici que funcione cada día, que no te deje tirado a mitad de semana y que sea cómoda incluso cuando llegas cansado. Y eso es, justo, lo que propone la ENGWE L20 3.0 Boost: una eléctrica plegable, urbana y robusta, con sensor de par, frenos hidráulicos y una carga rápida que de verdad cambia la rutina. No es la más ligera ni la más sofisticada, pero sí una de las más prácticas que he probado últimamente.
Montaje y primeras sensaciones: sólida y bien pensada
ENGWE suele cuidar el embalaje y aquí se nota. La bici llega bien protegida, con espuma y bridas por todos lados. Viene casi montada, y en unos 40 minutos la tienes lista si te lo tomas con calma. El kit de herramientas incluido cumple, aunque para el montaje de la rueda delantera siempre es más cómodo usar tus propias llaves. En la caja vienen también los guardabarros, el portaequipajes, los pedales, el cargador de 8 A y la batería de 48 V / 13,5 Ah, que se encaja sin holguras bajo el cuadro.
La primera impresión al verla montada es buena: cuadro de aluminio con acabado limpio, barra baja que facilita subirse sin esfuerzo y una postura claramente urbana. Es una bici grande, sí, pero compacta: ruedas 20×3.0, manillar ancho (680 mm) y un diseño pensado para moverte por la ciudad sin parecer que llevas un tanque. Eso sí, sus 33 kg de peso te recuerdan que no está hecha para subirla por las escaleras todos los días.
Plegarla es rápido (tiene cierres firmes y estables), pero no es una mini-plegable tipo Brompton: es más bien para guardarla en un trastero o en el maletero de un coche grande.
En marcha: asistencia suave y empuje suficiente
Lo primero que notas al pedalear es la naturalidad de la asistencia. El sensor de par detecta al instante la presión sobre los pedales y responde sin tirones. No hay ese segundo de vacío típico de las bicis con sensor de cadencia. Simplemente pedaleas, y la ayuda llega justo cuando la necesitas.
El motor trasero de 250 W (48 V) da más de lo que su ficha técnica sugiere, sobre todo por el par de 75 Nm. En llano, con nivel 2 o 3, puedes moverte rápido y sin esfuerzo. En cuestas o cuando llevas peso, el nivel 4 o 5 saca toda la fuerza del conjunto.
Y si aun así te quedas corto, el botón Boost hace su magia: un empujón inmediato que te saca de un apuro en rampas o incorporaciones. No es un acelerador, pero se le acerca lo justo para ser útil y seguir siendo legal.
La bici mantiene bien la velocidad una vez que alcanzas los 25 km/h, y la transmisión Shimano de 7 velocidades cumple con lo que se espera en una bici de este tipo: sencillo, fiable y con pasos de marcha bien escalonados. El pulsador tiene ese clásico doble mando (pulgar e índice) que resulta preciso incluso con guantes. Es una transmisión pensada para ciudad, pero suficiente también para rutas más largas si mantienes una cadencia alegre.
A la izquierda del manillar están los botones de asistencia eléctrica (+ / −), el claxon y el botón Boost.
Cambiar entre niveles es rápido y el salto de potencia entre cada modo está bien medido; puedes pasar de una ayuda suave a una más contundente sin perder naturalidad en el pedaleo.
Comodidad y frenada: suspensión que cumple y frenos que inspiran confianza
ENGWE ha acertado al mantener la doble suspensión en esta versión. La horquilla delantera absorbe bien baches y bordillos, y se puede bloquear para ganar eficiencia en tramos lisos. Detrás, el amortiguador no hace milagros, pero sí elimina ese golpeteo incómodo en adoquines o asfalto irregular. Si buscas una bici que suavice tus trayectos urbanos, cumple con creces.
Las ruedas 20×3.0 redondean el conjunto: más cómodas que unas 2.0, pero sin el lastre de las 4.0 “fat”. Van perfectas para ciudad y caminos de tierra compacta, y además traen una capa antipinchazos de 3 mm que te da algo de tranquilidad.
Los frenos hidráulicos con discos de 180 mm son de lo mejor del conjunto: potentes, progresivos y silenciosos. Detienen la bici sin esfuerzo incluso en bajadas pronunciadas. Y la iluminación también está bien resuelta: faro delantero de 30 lux con claxon integrado y luz trasera que se intensifica al frenar.
El soporte trasero viene de serie y está mejor resuelto que en otros modelos urbanos. Su estructura de acero y el refuerzo lateral le dan una rigidez que transmite confianza. Oficialmente soporta hasta 25 kilos, aunque por cómo está construido y anclado al cuadro parece capaz de aguantar bastante más sin inmutarse. Es ideal para montar una cesta, unas alforjas o incluso llevar la compra sin comprometer la estabilidad.
En conjunto, se nota que ENGWE ha pensado en un uso diario: frenar, arrancar, girar y moverte con seguridad sin tener que preocuparte por los detalles.
Batería y autonomía: el cambio real está en el cargador
La batería de 48 V / 13,5 Ah (648 Wh) ofrece una autonomía real que depende del modo y del terreno, pero las cifras que he visto se ajustan bastante a lo prometido:
- En PAS 1, puedes llegar fácilmente a los 110–120 km.
- En PAS 3, rondar los 90–100 km.
- En PAS 5, lo normal son 70–80 km reales.
No está nada mal para una bici de este peso.
Lo mejor, sin duda, es el cargador de 8 A: pasa de vacío al 100 % en unas 2 horas. Es un detalle que cambia por completo la experiencia. Ya no tienes que dejarla enchufada toda la noche: la conectas mientras comes o trabajas y la batería vuelve al completo antes de que te des cuenta.
El puerto de carga está bien protegido, la batería se extrae con llave y puede cargarse dentro o fuera de la bici. Todo el sistema tiene protección IPX7/IPX6/IPX5, así que la lluvia no es un problema.
El único punto flojo: la pantalla no muestra el porcentaje exacto de batería, solo una barra de cinco segmentos, lo que a veces te deja un poco a ciegas cuando estás cerca del final.
Valoración final: práctica, legal y con sentido común
La ENGWE L20 3.0 Boost no intenta ser una bici de exposición. Es una herramienta de transporte fiable, con la comodidad suficiente para usarla a diario y sin los problemas típicos de muchas eléctricas urbanas.
El sensor de par y el botón Boost marcan la diferencia en la conducción: hacen que la ayuda sea más inteligente y menos robótica. La carga rápida es un lujo al que cuesta renunciar cuando lo pruebas. Y los frenos hidráulicos, junto a las ruedas 20×3.0, le dan ese plus de seguridad y suavidad que la mayoría de plegables no tienen.
A cambio, no es una bici ligera ni la más manejable plegada, y la pantalla podría ser más clara. Pero por el precio que tiene, el equilibrio entre rendimiento, comodidad y autonomía está muy bien conseguido.
Si buscas una e-bike práctica, que cumpla la ley y te haga moverte cada día sin pensar en recargar, la L20 3.0 Boost es de esas que no necesitan convencerte: te convencen cuando la usas.
Los artículos publicados en la sección “De compras” están pensados para ayudarte a descubrir productos que pueden interesarte. Algunos de los enlaces incluidos son de afiliados lo que significa que si realizas una compra a través de ellos La Razón podría recibir una pequeña comisión sin que esto influya en nuestras recomendaciones ni en el precio que pagas.