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«Urge el cambio; pasar de pensar en poseer y disponer de productos solo cuando se necesiten»

Entrevista a María Navarro/GERENTE ASOCIACIÓN DE DISEÑADORES DE LA COMUNITAT

María Navarro
María NavarrolarazonLa Razón

La Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV) organizó en Valencia el primer Foro de Economía Circular y Diseño en un contexto de creciente preocupación por la emergencia climática.

-A muchos, eso de «economía circular» puede parecerles un término complicado, ¿cómo lo explicaría?

- «Economía circular» es un nuevo modelo económico sostenible que se plantea como alternativa al actual sistema lineal, basado en extraer-fabricar-usar-tirar, que requiere de grandes cantidades de energía, está acabando con los recursos naturales y llenando el planeta de residuos. En la economía circular, y a través del diseño, estos desechos preservan su valor y generan negocio, al ser recuperados una vez llegan al final de su ciclo de vida y reutilizados. Es decir, se trata de imitar el comportamiento de la naturaleza, donde todo elemento sirve para alimentar a otro, desapareciendo así el concepto de basura. Otro de los principios en los que se basa la economía circular es mantener la vida útil de los productos y materiales durante el tiempo más prolongado posible.

-¿Qué relación tiene con el medio ambiente y la ecología?

-La economía de los «ciclos cerrados», como también se conoce a la economía circular, es restauradora. Esto quiere decir que no solo contribuye a reducir los efectos nocivos en el medio ambiente, sino que trata de crear impacto positivo. Defiende una forma de producir y consumir mucho más responsable, cuestión que aborda la ONU.

-¿Cuándo (y por qué) dejamos de primar la cantidad por encima de la calidad?

-La industrialización trajo muchos avances positivos, pero también facilitó el consumismo. Productos más baratos y más accesibles para todas las personas, lo que llevó a asociar conceptos como prosperidad y bienestar a tener abundancia en posesiones. Ahora urge cambiar este paradigma del éxito y trasladar el valor de poseer al valor de disponer de productos y servicios cuando se necesiten.

-¿Eran nuestros padres más ecologistas que nosotros?

-Ecologista es un término relativamente actual, pues fue en 1972 cuando se planteó por primera vez la preocupación por el medio ambiente. Lo que sí debemos aprender de nuestros padres son aquellas conductas que practicaban y que están muy alineadas con el consumo responsable. Por ejemplo, un uso limitado de los automóviles privados en lugar de transporte público o caminar, más ocio relacionado con la naturaleza, reparar aparatos eléctricos o electrodomésticos cuando fallan, apostar por la compra de productos locales o reutilizar envases para varios usos.

-¿Cómo influye el diseño en esta economía circular?

-El diseño es clave para la transformación del sistema, porque interviene desde la fase inicial del producto o servicio, donde se determina más del 80 por ciento del impacto ambiental. Todo lo que nos rodea está diseñado. El proceso de diseño se debe plantear siempre bajo los principios de la economía circular como contribución indispensable al cambio. Para afrontar los desafíos que conlleva reconstruir una nueva economía sostenible se debe trabajar desde una perspectiva novedosa y creativa que permita repensar el sistema. Esta mirada es la que aporta el diseño como factor de innovación.

-¿Qué es el ecodiseño y qué aporta?

-En realidad, el diseño ya de por sí es «eco». Me refiero a que al diseñar, una de las variables que contempla el profesional es que sus propuestas sean lo más sostenibles posible, no tiene sentido de otra manera. Si hubiera que definir el ecodiseño lo haría indicando que es una característica del proceso de diseño que trata de minimizar los impactos ambientales a lo largo del ciclo de vida de un producto o servicio. Y es aplicable a todos los sectores, ya que una característica definitoria es su transversalidad. El ecodiseño aporta competitividad, innovación, diferenciación, rentabilidad y, como no, sostenibilidad.

-¿Dónde se encuentran las oportunidades de negocio de este tipo de economía?

-Desde el sector público a los sectores industriales privados, las organizaciones sin ánimo de lucro o las «startups» y, por supuesto, el sector social. Todos tienen un papel decisivo en este giro necesario hacia la sostenibilidad. Así como la economía circular genera nuevas oportunidades de obtener ganancias con menos esfuerzo, es decir, busca negocios rentables, también implica asumir una responsabilidad mayor.

-¿Cómo se convence a una sociedad consumista de que hay que consumir menos?

-Al tratarse de un cambio de cultura, de mentalidad, de educación, conlleva un proceso a largo plazo. Pero no queda otra opción que la sociedad circular si queremos garantizar un futuro vivible y digno para las nuevas generaciones. Una buena razón sería la salud. La continua extracción de materias primas y la fabricación de productos generan emisiones de CO2 que con la economía circular se podrían reducir a un 48 por ciento para el año 2030. Otro motivo más pragmático sería que las familias podrían llegar a ahorrar unos 3.000 euros anuales.

-¿La obsolescencia programada es un mito?

-Existe y es parte del sistema lineal en el que vivimos. En la economía actual los productos deben venderse para mantener el ingreso y el PIB, por ello se fabrica con fecha de caducidad, para poder vender más y asegurar rentabilidad. Sin embargo, en la economía circular el crecimiento está relacionado con la cantidad y calidad de los recursos disponibles. Los modelos de negocio circulares apuestan por la eficiencia al mantener los productos y materiales en uso permanente, ofreciendo opciones como, por ejemplo, el servicio de venta por uso.

-¿Cuáles son los retos del diseño en la Comunitat de cara a ser un referente en economía circular?

-El reto más decisivo sería poder contribuir a través del diseño a la definición de una política regional y a un plan de acción en materia de economía circular. Hacerlo desde el diseño tiene todo el sentido cuando se entiende que el diseño ofrece un proceso estratégico de resolución de problemas y necesidad, siempre poniendo el foco en las personas.