Coronavirus

Sociedad

La solidaridad de una anciana modista que cose mascarillas para su residencia

Eulalia dedica su tiempo a confeccionar estas protecciones con telas de colores

Coronavirus patrullas militares en estaciones de RENFE
Prácticamente todo el mundo utiliza ya la mascarilla para salir a la calleJuan Carlos CárdenasEFE

La experiencia de los años a los que Eulalia Sánchez ha dedicado a la confección y diseño de prendas de vestir ha hecho que ahora, con 74, vuelva a sentarse ante una máquina de coser, ya más moderna, y elabore mascarillas para empleados e internos de su residencia, Azahar del Mediterráneo, en Castelló. “Aquí tenemos una chica que nos da trabajos manuales y gimnasia, lo hacemos todo con ella, y me preguntó si quería hacer mascarillas; yo acepté y enseguida me trajo un patrón, telas, retales, gomas y colores”, relata Eulalia a EFE.

El modo de elaboración se basa en seguir unos patrones y forrarlas con sábanas blancas por la parte inferior, “de forma que no rocen en la parte de la boca cuando las lleven por la calle o en la residencia”, y decorarlas con los retales de colores. El morado, azul y marrón han sido los colores que más ha utilizado Eulalia, así como las telas estampadas y con brillantes, para que cuando los sanitarios salgan de la residencia puedan llevarlas por la calle, ya que en el trabajo llevan las sanitarias.

Desde que se inició el periodo de confinamiento, los residentes pasan gran parte de su día dentro de sus habitaciones para evitar contagios, por lo que la modista con más experiencia de la residencia pasa las hora del día elaborando las mascarillas con su máquina de coser Singer, automática y transportable. Eulalia ha confeccionado tantas mascarillas que ha perdido la cuenta: “Las voy haciendo poco a poco, porque no tengo ya tanta agilidad en las manos”, asegura para añadir que sobre su mesa tiene catorce ya listas para ser utilizadas.

Sus compañeros han mostrado su entusiasmo por la iniciativa que está llevando a cabo esta anciana en el centro, y sus familiares, conocedores de su afición y encanto por la costura, la han apoyado desde el primer momento. “Siempre he sido modista, he trabajado siempre desde casa”, asegura Eulalia, que recuerda que llegó a Castelló desde Extremadura cuando se casó con su marido, y trabajó durante unos años para una tienda de ropa de niños, donde arreglaba pantalones, faldas y vestidos para las primeras comuniones.

“En mi casa toda mi familia ha llevado la ropa que yo he hecho, incluso vecinos y personas que me conocían”, rememora. En la residencia todos se encuentran bien: “Ahora no tenemos casos todavía, y esperamos que no venga aquí el coronavirus. Nosotros nos portamos bien, respetamos las leyes, estamos en las habitaciones y no tenemos más remedio que aguantar en ellas”.

Para hacer más entretenidos estos días dentro del centro, a diario hacen clases de gimnasia en los pasillos respetando los metros de seguridad. “Hacemos gimnasia de recuperación, porque aquí los que estamos no podemos hacer de otro tipo; gimnasia rítmica no es”, bromea.

El confinamiento y la eliminación de otros talleres en la residencia ha hecho que Eulalia tenga más tiempo para confeccionar estas mascarillas, y cita a un sobrino suyo que trabaja en un centro de psiquiatría en Extremadura, donde también se están tejiendo mascarillas durante este estado de alarma.

La subdirectora del centro, por su parte, afirma que en la residencia se lleva bien el confinamiento: “Es verdad que cuando llegas a casa y ves las noticias te asustas. Ahora mismo tenemos muchas llamadas de las familias, pero no hemos tenido ningún susto y espero no tenerlo”.

La falta de material no es un problema para este centro de geriatría, ya que de momento no necesitan más, pero ante la posible necesidad cuentan con las manos y las ganas de Eulalia para poder confeccionar las mascarillas que hagan falta y para quien las necesite.