Sandra Gómez, socialista y “ecofeminista”, así es la vicealcaldesa de Valencia

Sandra Gómez es la vicealcaldesa de Valencia. Militante socialista desde los 18 años se define en su cuenta de Twitter como ecofeminista, amante de los perros, vecina del Marítimo y futura “mami”. Asidua de las redes sociales, las utilizó también para confirmar el mes pasado su embarazo.

En las últimas 24 horas ha recibido un sinfín de críticas por una pintura que ha compartido en su cuenta de Instagram en la que se ve a la Virgen María pariendo con la ayuda de San José. La imagen la acompañó con una frase: “Hasta Dios nació del coño de una mujer”.

Gómez es abogada penalista yantes de dar el salto a la primera línea de la política se dio a conocer por ejercer la acusación particular del PSPV la parte del “caso Noós” que afectaba al Ayuntamiento de Valencia. Todos los ex altos cargos del PP a los que se les acusaba quedaron absueltos.

En 2015 aparcó, según dijo de manera temporal, su carrera de abogada para dedicarse de lleno a la política. Ocupó el número 2 en la lista del PSPV para la alcaldía y fue nombrada concejala de Protección Ciudadana del primer gobierno de coalición de Joan Ribó (Compromís).

Un año después dejó estas competencias para convertirse en la portavoz municipal y primera teniente del alcalde de Valencia. Este ascenso se produjo tras la dimisión del que había sido candidato a la alcaldía de Valencia por el PSPV, Joan Calabuig, y se abría así paso a encabezar la lista en las últimas elecciones con el objetivo de que los socialistas superasen en la ciudad a Compromís.

Sin embargo, no lo logró. El PSPV fue la tercera fuerza más votada. Ribó logró diez concejales, la popular María José Catalá 8. Gómez se quedó con siete ediles, pero el necesario pacto con Ribó la convirtió en vicealcaldesa de la Valencia.

Gómez frecuenta las redes sociales y no es la primera vez que protagoniza una polémica en la que molesta a los católicos. Durante el primer estado de alarma criticó al arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, por haber sacado a la Virgen de los Desamparados a la puerta de la Basílica el día de la patrona de la ciudad y propiciar una concentración poco responsable de personas. Hasta el alcalde Joan Ribó le llevó la contraria y restó importancia al gesto del arzobispo.