Crisis en el PP-CV

Las 48 horas que agotaron la paciencia de Génova

La inminente declaración de Maribel Vilaplana y el funeral de Estado aceleran la salida de Mazón

Maribel Vilaplana está citada a declarar hoy como testigo en la causa de la dana
Maribel Vilaplana está citada a declarar hoy como testigo en la causa de la danaEuropa Press

Coincidió con el día de difuntos. Ese momento en que se dio cuenta de que estaba solo y envuelto en sombras. Este sábado, el presidente de la Generalitat valenciana y del PP regional, Carlos Mazón, aún mantenía su intención de seguir adelante e incluso se reafirmaba en su objetivo de cambiar a algunos miembros de su Consell para afrontar con más brío una reconstrucción posdana a la que se aferra para llegar a 2027.

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Ni siquiera la comida de sus presidentes provinciales junto al secretario general del partido regional el pasado viernes le debió hacer dudar de su capacidad. Pero tras ese encuentro uno de los presidentes, el valenciano Vicent Mompó, confirmaba su voluntad de ser el relevo de Mazón, y dijo que contaba con el apoyo de todo el partido. El resto de comensales, sin tan desmedido entusiasmo, quería lanzar una llamada de atención a Génova que, hasta el sábado, no había pulsado las inquietudes de los populares valencianos y se había limitado a trazar la estrategia en la que solo figura un nombre, el de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá.

Pero el mismo sábado, los rumores se desataron como las ánimas y ya todo el mundo decía que la situación era insostenible. Los escasos tamtanes que llegaban de Madrid eran contradictorios, sobre la posibilidad de dimitir o de que lo «dimitieran», lo que lleva a pensar que en Génova tampoco se tenía una decisión clara tomada, algo muy gallego.

El anuncio de Cuca Gamarra de que Feijóo llamaría a Mazón acabó con las conjeturas sobre una continuidad a toda costa de este, que no quiso valorar el anuncio ni anticipó nada de esa conversación en ciernes.

Y la tensa espera del fin de semana se salpimentó con el ingreso hospitalario de la periodista que comió con Mazón el día de la dana, aquejada de un cuadro de ansiedad. Maribel Vilaplana ha de declarar hoy ante la jueza instructora en calidad de testigo. Ha de decir verdad y tras el interrogatorio de magistrada y fiscal, someterse a las preguntas de cerca de cuarenta acusaciones personadas.

El relato no admite ya más variaciones y la ligereza bochornosa con la que Mazón parece ser que se tomó la situación esa tarde fatídica le ha abocado a una situación irreversible, si bien aquello que le fulmine políticamente le puede descargar de responsabilidad judicialmente. Así las cosas, las opciones que se abren son varias, y dependen en gran medida de Vox. Los de Abascal han de dar el visto bueno a que el PP gestione un relevo «interno» en las Cortes valencianas y que alguno de los 40 diputados asuma la presidencia de forma interina. En esta situación, hay dos nombres claros y que además simbolizan una pugna entre el PP valenciano y el PP de Madrid. De una parte, el secretario general del partido, Juan Francisco Pérez Llorca, portavoz del PP en la Cámara autonómica y uno de los que comieron el viernes en esa sobremesa que bendijo aparentemente a Vicent Mompó como relevo.

Enfrente está María José Catalá, que goza de popularidad como alcaldesa de Valencia y que superó con nota el examen de la dana. Cuenta además con el apoyo de Génova y eso levanta recelos por el ninguneo habitual que Madrid ejerce sobre las provincias, también en el ámbito orgánico del Partido Popular.

Hasta la fecha, la alcaldesa de Valencia siempre ha descartado emprender una carrera autonómica, pero nunca ha tenido el brete a un milímetro de su persona. Ahora, sí.

Y si Vox no da su apoyo, algo que puede pasar dado que la formación de Santiago Abascal no para de subir en las encuestas electorales, la única opción es la disolución del Parlamento autonómico y el adelanto electoral.

En estas circunstancias, parece que Mompó lleva un cuerpo de ventaja para ser el candidato en unas próximas elecciones, si bien su candidatura puede tener los pies de barro si se construye de espaldas a la agrupación del PP de la capital del Turia, la más importante dentro de la provincia que el propio Mompó preside.

La baza con la que Mompó trata de ampliar su escueto currículo es que ha sido capaz de lograr la Diputación de Valencia para el PP con el apoyo de exsocialistas, cuando todo el mundo pensaba que la Corporación acabaría regida por el puño y la rosa. Y aún más importante, no ha necesitado hacer coalición con Vox, como sí ha hecho Catalá, pese a resistirse.

De la conversación entre Carlos Mazón y Alberto Núñez Feijóo saldrá un nuevo capítulo de la historia de la política valenciana.