Fotografía
Anécdotas del periodismo en pantalón corto
La saga Vidal refleja los inicios de la radio, la televisión y la prensa durante el siglo pasado, en el Centre del Carme
Cada vez que la saga Vidal -cuatro generaciones de fotoperiodistas- inaugura una exposición una parte del legado histórico más íntimo de los valencianos queda al descubierto.
Sorprende que el archivo más importante y mejor custodiado y dinamizado de fotografías valencianas no tenga una espacio permanente de exposición al estilo del Robert Capa Contemporary Photography Center. Sin duda, los Vidal lo tendrían si hubieran nacido en Budapest. Es lo que tiene el ser valenciano.
En el Centre del Carme y organizado por la Dirección General de Comunicación de la Generalitat Valenciana se expone la muestra Anecdotario del Periodismo Valenciano que permanecerá abierta hasta el 9 de junio, y que muestra, desde dentro, las peculiaridades del que para muchos es el mejor oficio del mundo, así como los compañeros de viaje necesarios durante décadas como los kiosqueros, vendedores de prensa, trabajadores de los talleres y otros mucho más anónimos pero fundamentales, que ven la luz gracias a la agudeza y tino de la familia Vidal: nos referimos en este punto al motorista que traía la lista de los números premiados en la Lotería de Navidad, desde Madrid a Valencia, por aquella N-III de Dios, a lomos de una mítica, pero sin duda lenta, incómoda y peligrosa motocicleta BSA. Algo impensable hoy, pero imprescindible para el periodismo en aquel momento.
Las cuatro generaciones de fotógrafos Vidal siempre se han caracterizado por ser la expresión máxima de lo que se denomina fotoperiodista, un término que no abarca a todos los profesionales de la fotografía y que se manifiesta como un don que se tiene o no. Hay imágenes congeladas por el objetivo de un Vidal que informan más que la crónica periodística más extensa.
Muchas de estas «crónicas» en blanco y negro que detienen el tiempo son las que integran la estupenda muestra.
Impresionante la fotografía de los milicianos leyendo (mejor dicho, uno lee, los otros escuchan) el Mercantil Valenciano recién llegado al frente de Teruel durante nuestra Guerra Civil.
O la instantánea de un Luis Vidal de doce años y en pantalón corto, cubriendo profesionalmente, cámara en ristre, una vuelta ciclista.
Gentes fundamentales para el periodismo de entonces, como los y las vendedoras de prensa, uniformados, con el fardo bajo el brazo y la voz clara para gritar las noticias. Y kioscos repletos de gente guardando cola para comprar los diarios (en la instantánea, del año 57, días después de la riada).
Y cómo no, los periodistas, compañeros de antaño, con sus hábitos, rutinas y su importante papel social porque como dice Luis Vidal Ayala, comisario de la muestra, «el germen del periodismo existía y existirá siempre».
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