Cargando...

Salud

Cáncer de ovario, la enfermedad silenciosa cuya detección precoz es clave

Este jueves 8 de mayo es el Día Mundial del Cáncer de Ovario, una enfermedad que es la quinta causa de muerte por cáncer en la población femenina

De izquierda a derecha: Dr. Santos, Dr. Sanchís, Dr. Romero y Raquel López La Razón

Como ocurre con muchos tipos de cáncer, el riesgo de desarrollar cáncer de ovario aumenta con la edad. Por ello es más frecuente en mujeres mayores de 63 años y poco habitual antes de los 40. Aunque solo representa el 3% de todos los tumores que afectan a las mujeres, es la quinta causa de muerte por cáncer en la población femenina. Se estima que en 2025 se diagnosticarán más de 3.748 nuevos casos en España, de los cuales alrededor de 300 serán en la Comunitat Valenciana.

El cáncer de ovario es uno de los más difíciles de detectar, ya que sus síntomas suelen confundirse con molestias comunes, especialmente de tipo digestivo. Y esta confusión representa uno de los principales obstáculos para lograr un diagnóstico temprano. Su detección solo es posible mediante pruebas de diagnóstico por imagen, lo que complica aún más su identificación en fases iniciales.

Detectarlo en fases tempranas sitúa la tasa de curación en torno al 90% de los casos

Aunque el cáncer de ovario no es uno de los tumores más comunes, representa la primera causa de mortalidad por cáncer ginecológico, por lo que detectarlo en fases tempranas, cuando su tasa de curación se sitúa en torno al 90%, es uno de los principales retos a los que se enfrentan la oncología. Sin embargo, y como explica el Dr. Josep Sanchís, jefe clínico del Servicio de Ginecología de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología (IVO), a diferencia de otro tipo de tumores, en la actualidad “no existen ningún método eficaz para la detección precoz del cáncer de ovarios, lo que explica que el 70-80% de casos se diagnostiquen en un estadio avanzado”.

Síntomas y principales factores de riesgo

“Las revisiones ginecológicas rutinarias mediante examen pélvico y ecografía vaginal tienen un papel fundamental”, apunta el Dr. Sanchis. Además, hay que estar atentas a algunos síntomas como el hinchazón abdominal por la acumulación de líquidos, la sensación de ‘empacho’ con comidas ligeras, que puede ir acompañado de molestias en la zona pélvica, cambios en el ritmo intestinal y, en pocas ocasiones de la aparición de hemorragias vaginales entre ciclos menstruales o en mujeres menopáusicas. Ante cualquiera de esos síntomas, los expertos recomiendan acudir a un especialista para realizar las pruebas pertinentes.

A estos síntomas se unen otros factores de riesgo como son la edad, la ausencia de embarazos, el consumo de estrógenos en postmenopausia, o la herencia genética. En este último caso, en el momento en que se identifica una carga familiar o genética, se desarrollan programas de detección precoz “e incluso cirugías profilácticas”, explica el Dr. Ignacio Romero, médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del IVO, quien recuerda que el uso de anticonceptivos en periodos superiores a cinco años, la lactancia, el embarazo, o la alimentación saludable, son algunos factores que pueden ayudar a reducir el riesgo de padecerlo.

Tal y como explica el Dr. Josep Sanchís, “la cirugía sigue siendo el pilar fundamental del tratamiento de estas pacientes, aunque nuevas terapias biológicas conocidas como terapias diana se están desarrollando en los últimos años, y han aportado resultados esperanzadores”. El Dr. Sanchís también destaca la evolución de la cirugía gracias a los avances tecnológicos. “Aunque algunas técnicas como la laparoscopia han permitido obtener mayor precisión y una mejor conservación de órganos, los grandes avances quirúrgicos han llegado de la mano de la cirugía robótica. Este procedimiento quirúrgico permite realizar las intervenciones ginecológicas más complicadas, en situaciones concretas, con una mayor tasa de éxito. Actualmente la cirugía robótica o mínimamente invasiva se puede aplicar con seguridad en la mayoría de los casos tempranos de cáncer de ovario y de forma específica, en algunos casos seleccionados de estadios avanzados”.

Junto con la cirugía y la quimioterapia, la radioterapia también ha demostrado un papel importante en este tipo de tumores. En este sentido, tal y como destaca el Dr. Miguel Ángel Santos, médico adjunto del Servicio de Oncología Radioterápica del IVO, “a pesar de los avances en los tratamientos sistémicos, un porcentaje no despreciable de las pacientes que han obtenido una respuesta completa a la primera línea, recaen y fallecen como consecuencia de la enfermedad. Es en este intervalo donde la radioterapia ha comenzado a utilizarse con buenos resultados”.

El Dr. Santos explica también que, en últimos años, nuevas técnicas como la SBRT (radioterapia estereotáctica corporal) se vienen utilizando en pacientes con recaída ganglionar pélvica o abdominal, donde se administran dosis de radiación localizada a altas dosis evitando la irradiación de órganos vecinos y evitando así la aparición de posibles complicaciones. Además, la radioterapia tiene un papel muy importante en el tratamiento paliativo, tanto sobre masas que provocan dolor (radioterapia antiálgica) o sobre lesiones responsables de sangrados (radioterapia hemostática). “En 2024 en el IVO tratamos a 25 pacientes en el servicio de radioterapia con diagnóstico de cáncer de ovario, la mayoría de ellas con intención radical sobre lesiones que escapan a la primera línea de tratamiento y otras con intención paliativas con el objetivo de mejorar los síntomas”, añade.

Avances y nuevas líneas de investigación

En la actualidad, la medicina está incorporando nuevas herramientas para mejorar el diagnóstico y tratamiento del cáncer de ovario. Por un lado, ya se están utilizando de forma habitual pruebas avanzadas de biología molecular que permiten conocer mejor las características del tumor y personalizar el tratamiento. También han demostrado ser útiles ciertos fármacos orales llamados inhibidores de PARP, que han ayudado a controlar mejor la enfermedad en algunos casos.

Como explica el Dr. Romero, se están investigando tratamientos innovadores, como los llamados “fármacos inteligentes”. Estos medicamentos son capaces de liberar la quimioterapia de forma más precisa directamente en el tumor, ya que reconocen proteínas específicas que están presentes en las células cancerosas. Además, también se están explorando los posibles beneficios de la inmunoterapia en este tipo de cáncer, aunque por el momento los datos aún no son concluyentes.

Abordaje multidisciplinar

Centro de referencia internacional en el diagnóstico y abordaje del cáncer, el IVO fue pionero hace cerca de 50 años, en ofrecer en España un enfoque integral a través de sus Comités de Tumores, tal y como explica el Dr. Romero: “La complejidad de esta enfermedad hace que sea fundamental individualizar el tratamiento de cada paciente y esto es posible gracias a los comités multidisciplinares donde participan especialistas como ginecólogos, oncólogos médicos, oncólogos radioterápicos, radiólogos, patólogos, biólogos moleculares, psicólogos y médicos nucleares, que examinan el historial del paciente y toman decisiones conjuntas”. Un organismo que resulta “clave por ofrecer una visión muy completa de cada paciente”, subrayan desde el IVO.

El cáncer de ovario constituye una de las líneas prioritarias del centro oncológico valenciano. En concreto, desde el Servicio de Biología Molecular se centran en “buscar biomarcadores de pronósticos y predictivos de respuesta a fármacos”, como explica la Dra. Raquel López Reig, investigadora del IVO.

El laboratorio de Biología Molecular del IVO cuenta con una infraestructura muy enfocada a estudios de secuenciación genética en oncología (tejido FFPE, en fresco, congelado, sangre, etc.…) tanto a nivel de diagnóstico como de investigación. En concreto, en el estudio de la inestabilidad genómica como biomarcador de respuesta a inhibidores de PARP, una de las líneas de investigación del laboratorio se ha enfocado en la puesta a punto y validación de una nueva tecnología para la obtención de la inestabilidad genómica, la secuenciación de baja cobertura, la cual permitirá obtener un mayor rendimiento de los datos de secuenciación, simplificando el proceso y haciéndolo más coste-efectivo. “Mediante esta novedosa técnica no solo obtendremos el estatus de inestabilidad genómica del tumor, sino también los distintos marcadores genómicos disponibles, como carga mutacional del tumor (TMB por sus siglas en inglés) o firmas mutacionales específicas del tipo de tumor”, subraya la Dra. López-Reig.

Pero, además, el IVO tiene abiertas otras líneas de investigación relacionadas con el cáncer de ovario, como el estudio de expresión génica y del microambiente tumoral, “enfocadas en la búsqueda de biomarcadores y modelos de respuesta, particularmente a inmunoterapia. En este sentido, el laboratorio ha desempeñado un papel tanto a nivel de investigación como proveedor de servicios, dada la experiencia en el campo”.

Otro de los “campos emergentes” en materia de investigación se centra en el estudio del microbioma: “Tratamos de identificar y cuantificar las diferentes poblaciones microbianas de la muestra, estableciendo modelos de predicción de la respuesta a tratamientos como la inmunoterapia o la agresividad del tumor mediante el uso de técnicas de inteligencia artificial como el machine learning”, explican desde el IVO. De manera paralela, se está desarrollando una colección de líneas celulares primarias, establecidas a partir de tejido tumoral de pacientes, que se utilizará como plataforma de screening de tratamientos disponibles y en desarrollo, con el objetivo de seleccionar el fármaco que mejor se adapte a las características del tumor analizado. “De esta manera somos capaces de comprender mejor la biología de los tumores y diseñar y elegir terapias personalizadas”, asegura la investigadora del servicio de Biología Molecular del IVO que incide en que “el desarrollo de este tipo de proyectos es posible gracias a las colaboraciones nacionales e internacionales con otros grupos de investigación especializados en el campo".