Medio Ambiente
Cultivos trampa o castración, las alternativas ecologistas a la caza
Los arroceros de L’Albufera denuncian daños causados por los animales; los ecologistas proponen otras soluciones distintas a la caza
El pasado mes de mayo, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) denunciaba los daños causados en los arrozales cercanos a L’Albufera de Valencia por animales como flamencos, patos o jabalíes, estos últimos los más llamativos no solo por su tamaño y capacidad para comerse los cultivos, sino porque cada vez es más frecuente su presencia en núcleos urbanos.
Los agricultores pedían que se adopten medidas para el control de esta fauna y, sobre todo, líneas de ayudas para los productores afectados por los daños causados por estos animales.
Sin embargo, las asociaciones ecologistas dan un paso más, y piden que se adopten alternativas para el control de la población que vayan más allá de la caza, así como que se estudie el por qué, la causa de raíz, de la proliferación de estos animales en dichos entornos.
La bióloga Rosa Mas, perteneciente a la plataforma Defensa Animal Valencia, explica que, en el caso de los jabalíes, se trata de animales que han perdido la costumbre de buscar alimento en entornos silvestres debido a prácticas humanas de caza basadas en los cebaderos artificiales, por lo que recurren a entornos más urbanos y cómodos, como los arrozales.
Mas asegura que existe una explosión demográfica de estos animales causada precisamente por su caza masiva, ya que cuando la población se ve amenazada se reproduce en mayor cantidad.
«Sucede lo mismo con los humanos, en épocas de guerra, pandemia, crisis... nos reproducimos más ante una amenaza externa», explica, y añade que en el caso de los jabalíes, solo existe una hembra que emite feromonas, pero si esta desaparece, el resto de hembras de la manada entran en celo, por lo que se reproducen en mayor cuantía.
Preguntada por cuáles podrían ser entonces las soluciones para este problema en el corto y medio plazo, señala que existen opciones alternativas, aplicadas en otros países, como el denominado «cultivo trampa», que consiste en sembrar una especie silvestre, como el maíz, alrededor del cultivo que se desea proteger, de manera que los animales no sobrepasan este cordón atraídos por el primer cultivo que encuentran.
Añade que la castración de los machos es otro sistema también utilizado en otros lugares con buenos resultados, así como el uso de repelentes químicos con olores desagradables, aunque advierte de que esta fórmula, utilizada sobre todo en entornos urbanos como urbanizaciones, ha perdido efectividad puesto que los jabalíes, «que son animales inteligentes», ya han descubierto que no se trata de productos peligrosos para ellos.
«Tenemos un problema de base», dice esta bióloga, «porque el problema es que no sabemos cuál es el problema, no sabemos si hay superpoblacion, si son poblaciones errantes o estables, no sabemos si hay un grupo que se ha desequilibrado», asegura, por lo que reclama que «se realice un estudio pormenorizado de por qué estan ahí, no solamente si hay más o menos. Queremos saber qué es lo que está causando este crecimiento».
Según un informe realizado por la Dirección de Medio Natural de la Conselleria de Agricultura del Botànic, en el año 2022, las previsiones de grupos de investigación a nivel nacional y europeo establecen que la Comunitat presenta una tasa de crecimiento de la población de este mamífero «alta, así como un alto potencial de expansión en los próximos años».
El informe añade que «posiblemente la mayoría de las poblaciones de la región se encuentran en una situación cercana a su mayor nivel de productividad y teóricamente aún quedaría un amplio margen de aumento de sus poblaciones en los próximos años». Durante la temporada 2020-2011 se abatieron un total de 35.559 ejemplares de jabalíes en la Comunitat, el máximo histórico de la serie disponible para esta especie.
Cambio de hábitat
En el caso de los flamencos, Mas recuerda que estos animales no tenían por costumbre instalarse durante esta época del año en la zona de Valencia, sino que se localizaban mucho más al sur, pero una modificación en sus hábitats, provocada por el cambio climático, ha provocado que podamos disfrutar aquí de la belleza de esta especie, pero también de los inconvenientes que acarrea, si bien la bióloga apunta que estas aves solamente pisan el cultivo sin provocar graves daños.
En el caso de los patos, asegura Mas, sucede lo mismo que con los jabalíes. Es decir, se reproducen en mayor cantidad al verse amenazados por el método de caza.
[[H3:«Estamos ante un desastre»]]
Preguntada por la ausencia del caudal ecológico para L’Albufera, esta experta asegura que el nivel del mar sube cada año en esta zona a razón de 1,6 milímetros. «Como no es algo escandaloso, como un tsunami, no hacemos caso, pero es algo que está sucediendo, y la salinidad del agua de L’Albufera es cada vez mayor», asegura, lo cual califica como un «desastre».
Si el problema se mantiene y no llega el tan mencionado caudal ecológico, la salinidad continuaría aumentando y «podría significar el fin de L’Albufera, algo que todavía no ha pasado porque se van haciendo obras para paliar el problema», señala.
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