Cargando...

Toros

El decano de los periodistas taurinos en España cumple años al pie del cañón

Paco Picó llega a los 92 años de la misma forma en la que siempre ha vivido: trabajando

El decano de los periodistas taurinos en España cumple años al pie del cañón La Razón

Francisco Picó llega hoy, 22 de mayo, a los 92 años de edad. Y lo hace como siempre lo ha hecho desde hace casi 70 años: trabajando, no en vano cada día publica su colaboración en Avance Taurino y sigue preparando el que será su sexto libro, "También se torea con el pico".

Nacido en la alicantina ciudad de Callosa d'En Sarrià, el día de la Santísima Trinidad, desde bien pequeño se trasladó a Valencia, donde su padre, funcionario del Cuerpo de Correos y Telégrafos, fue destinado a las oficinas de la entonces llamada Bajada de San Francisco. Tampoco tardó mucho en comenzar a trabajar para ayudar en casa, empleándose como botones en el Banco Popular, en el que llegó a ser director de una oficina.

Gran aficionado a los toros desde bien pequeño, en 1958 comenzó a colaborar como corresponsal taurino en Valencia para para el diario ABC. Luego lo hizo para Nuevo Diario, regresando de nuevo a ABC en 1975 e incorporándose a La Razón desde la creación de este diario. En 1975 se hizo cargo de la sección de toros de la Delegación en Valencia de la Agencia Efe y, desde 1993, es colaborador fijo y habitual de Avance Taurino, donde sigue publicando a diario, siendo ahora mismo el decano de los periodistas taurinos de España.

La música y el mundo militar han sido otras de sus grandes pasiones, cubriendo durante muchos años como enviado especial las maniobras que se realizaban en Chinchilla, por lo que, en el año 2000, Su Majestad el Rey le distinguió con la concesión de la Cruz al Mérito Militar con Distintivo Blanco, previa solicitud de varios generales, jefes y oficiales del Cuartel General de la Fuerza de Maniobra.

Lector impenitente, no hay materia que le sea ajena y, como buen periodista, de todo tiene noción y amplios conocimientos. Además, y esto le da a su personalidad un atractivo añadido, pese a su aspecto severo y circunspecto, tiene un extraordinario sentido del humor, siendo fuente inagotable de anécdotas y sucedidos que sabe narrar como nadie. Me equivoco, como alguien excepcional, naturalmente. Recuerden que hablo del señor Picó.