Amamantando la vida
La disminución de la libido en la lactancia materna
Solo los canguros y los humanos mantienen relaciones sexuales durante la lactancia
En ocasiones al hablar sobre la disminución de la libido con alguna madre lactante, percibo en ella una sensación de ser la única que experimenta una disminución del deseo sexual tras el nacimiento de su bebé. Sin embargo, la disminución del deseo sexual es frecuentísimo, diría, que es más probable que ocurra que no. Por lo que creo que se debería hablar mucho más sobre este tema, que es poco tratado durante la gestación, tal vez, porque las futuras madres están inmersas en otras cuestiones, e incluso, si durante esta etapa experimentan un menor deseo sexual, es vivido como algo natural, consecuencia de todos los cambios que han producido durante la gestación, como, por ejemplo, cambios en la percepción de la imagen corporal, la disminución del nivel de energía, presencia de síntomas fisiológicos y molestias corporales, sumándose a estos un cierto nivel de ansiedad por infundadas creencias populares o tabúes, que hacen que algunas parejas de manera equivocada tomen la determinación de disminuir, a medida que avanza la gestación o incluso abolir totalmente las relaciones sexuales.
Igualmente, una vez acontece el parto, es frecuente prestar poca atención a la sexualidad, principalmente, porque como ya sabemos no se recomienda tener relaciones coitales antes de cuarenta días, y aunque se puede recuperar la intimidad de la pareja de otras formas, en estos primeros días, los padres dan máxima prioridad al bebé. Así que, pasado este tiempo, y llegado el momento en el que se supone que toca retomar la vida sexual, es cuando muchas parejas se preguntan qué está pasando, porque parece no apetecer.
Por lo tanto, para que no os coja desprevenidas/os la falta de libido durante la lactancia, hoy vamos hablar sobre ello.
Niveles hormonales
A nivel fisiológico, con el inicio de la lactancia materna los niveles hormonales cambian descendiendo de forma especial el deseo sexual.
Tras el parto, las mujeres van a experimentar una serie de cambios en la secreción de algunas hormonas (estrógenos y testosterona), las cuales son importantes para el mantenimiento de la libido y la fertilidad. Estas hormonas se quedan a menos cero cuando la mujer ha parido, mientras en contrapartida otras hormonas responsables de la producción de la leche (prolactina) aumentaran.
Estos bailecitos hormonales que vive la mujer en el periodo de lactancia hacen que la respuesta sexual pueda verse temporalmente afectada ¡Pero esto no es patológico! Hormonalmente podemos compararla a la situación que experimentan las mujeres durante la menopausia, apareciendo a la vez otros signos comunes a la misma, como la sequedad vaginal y los sofocos. Como he mencionado no se trata de un trastorno, sino de algo puramente fisiológico, que protege en cierta manera a la especie, impidiendo que durante este periodo de lactancia las hembras no puedan engendrar más crías.
Canguros y humanos
En el reino animal, los machos cortejadores perciben el olor que desprende la hembra durante la crianza y no se aproximan, de hecho, solo los canguros y los humanos tienen relaciones sexuales durante la lactancia, el resto de hembras de los mamíferos no se ponen en celo durante esta etapa, una defensa evolutiva de la sabia naturaleza, que permite que las hembras estén volcadas en el cuidado y la alimentación de sus crías.
A lo dicho anteriormente también podemos sumarle que, durante la lactancia, se segrega gran cantidad de oxitocina, hormona que genera en la madre una gran cantidad de felicidad y placer, así que, las necesidades en este aspecto están cubiertas de forma indirecta por la lactancia por estas hormonas
No obstante, aunque todos estos factores hormonales mencionados son importantes en cuanto a desencadenar un descenso del apetito sexual, no son la única causa en la disminución de la libido en la mujer lactante, a este se le suman otras múltiples causas que vamos a ver a continuación.
Estado emocional
Principalmente mencionar el parto en sí, que este puede afectar al estado emocional y físico de la mujer. Un parto supone un gran un esfuerzo físico y un gran gasto de energía Algunos partos pueden ser difíciles y seguramente la recién estrenada madre necesite un tiempo para recuperarse a nivel físico y mental. Si ha habido episiotomía, puede hacer que la región perineal quede lastimada o más sensible y en consecuencia que las relaciones sexuales resulten más dolorosas durante cierto tiempo, del mismo modo una cesárea, conlleva una herida que puede causar disconfort o dolor.
Dolor y temor
De igual modo, no solo el miedo a experimentar dolor inhibe el deseo sexual después del parto, también el temor a un nuevo embarazo puede ser, entre otras, razones suficientes para que disminuya el apetito sexual. A su vez, los cambios que sufre el cuerpo de la mujer después de parir, no son siempre bien aceptados por todas las mujeres, ciertos complejos que antes no existían, pueden afectar a la autoestima de la mujer haciendo que se sienta menos atractiva, menos cómoda y con menos ganas de tener relaciones sexuales.
No podemos obviar otro aspecto contextual relacionado con el nuevo papel de ser madre/padre, como la fatiga, la falta de sueño y el cansancio que suponen cuidar a un bebé las veinticuatro horas del día, de día y de noche, algo agotador tanto desde el punto de vista físico como emocional, un cansancio que se acentúa en la madre ante el cometido de ser la responsable de alimentar al bebé y la incertidumbre que conlleva la duda de si será capaz de producir suficiente leche para poder llevar a fin tal cometido.
Barrera a la espontaneidad
También es normal que el hombre se vea condicionado por algunos de estos factores y pueda rechazar el encuentro sexual. La llegada de un bebé a la familia dificulta la intimidad, el sexo y el contacto físico, en definitiva, una importante barrera a la espontaneidad para quienes acaban de ser madre/padre y empiezan a experimentar la maternidad/paternidad.
En conclusión, con el tiempo y una buena comunicación entre la pareja las cosas vuelven a su lugar.
El diálogo es fundamental para que cada miembro de la pareja conozca las sensaciones y los sentimientos del otro, es necesario que la pareja sea comprensiva con el cuerpo de la mujer, y ser conocedores que en el sexo existen otras muestras afectivas, distintas demostraciones de cariño, abrazos, caricias a través de las cuales hacer sentir a la mujer amor y confianza para ir afrontando seguridad en esta etapa tan importante de la vida de la pareja.
Es en este punto es donde la pareja asume un importante papel para no convertir una situación normal en un problema.
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