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Dormir al borde del barranco del Poyo y no encontrar casa para poder irte un año después: "Vives en tensión"

El precio se había disparado un 18% en la zona cero en seis meses y los vecinos reclaman oferta de vivienda para poder salir de las zonas inundables

Dormir al borde del barranco del Poyo y no encontrar casa para irte: "Vives en tensión"
Dormir al borde del barranco del Poyo un año después: "Vives en tensión"David Soler CrespoLa Razón

Juanvi Enguídanos se compró su casa en 2017 con su mujer, Cynthia, en la misma calle donde había vivido «toda la vida» en Chiva. Seis años después tuvieron a su hijo, y con la casa pagada, la vida parecía resuelta, hasta que el pasado 29 de octubre le cambió la vida. Desde su balcón, vio como una ola de agua se llevaba las terrazas de sus vecinos en el piso inferior y, barranco abajo, destrozaba la casa donde había vivido su tío toda la vida.

El pasado mes de diciembre volvió a entrar en su casa una vez les aseguraron a los vecinos que la cimentación no había sufrido daños y era seguro, pero todavía recuerda el susto. «Miraba para abajo por la ventana y veía todo roto», dice a LA RAZÓN con cara de asombro.

Ahora no quiere que su hijo crezca en la misma calle que lo hizo él. «Tengo claro que en cuanto pueda, me voy». Juanvi admite haber mirado ya opciones, pero se ha desesperado ante el aumento de precios y la falta de oferta.

Alquilar o comprar una casa en Chiva es una odisea. «Antes podías conseguir un alquiler por 450 o 500 euros, pero ahora con las ayudas de la Generalitat de 800 euros ese es el precio mínimo que han puesto, de ahí para arriba», indica. Hace unas semanas salió un chalet alejado a la venta por 99.000 euros. «A las 10:30 pusieron el anuncio, a las 14:00 fui a verlo por fuera y le dije a mi mujer, llama que nos lo quedamos. Nos dijeron que ya estaba vendido», dice resignado.

El joven, amante de la meteorología y que sigue los radares con precisión cada vez que se aproximan lluvias, tenía la maleta preparada el 29 de septiembre de este año por si acaso ante la alerta roja prevista por Aemet. «Ya lo había dicho a mi hermano de ir a su casa, si no llega a cambiar el viento podrían haber caído 100 litros o más aquí», asegura.

El edificio en el que vive se construyó 1970, una época donde sí se permitía construir en zonas inundables, pero Juanvi sabe ahora que vivir tan cerca del barranco no es seguro. En una reunión con representantes de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), los técnicos admitieron a los vecinos que lo ideal sería que todas las edificaciones al borde del barranco del Poyo en Chiva desapareciesen, pero en cuanto preguntaron por qué no se hacía, les contestaron: «¿Vuestro ayuntamiento tiene los más de 50 millones de euros que costaría?». Sería «un barrio nuevo» una utopía a día de hoy.

En septiembre, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, anunció las primeras 80 viviendas protegidas de las 250 planificadas en el Plan Vive Dana para zonas afectadas destinadas a Albal y Torrent, una cifra que no cubriría ni todos los afectados en Chiva.

En las dos semanas posteriores a la riada, su vecina Toñi Genovés y su hija Laura Ridaura durmieron en el portal de su edificio. No tenían dónde ir más allá del colegio público donde podían dormir en el suelo, y querían protegerse ante los robos. Después estuvieron hasta el 6 de enero en un hostal facilitado por el ayuntamiento. Por aquel entonces el consistorio, junto con la Generalitat, se plantearon el construir casas prefabricadas, una opción que Toñi prefería a volver a su hogar, pero aquellas opciones quedaron en agua de borrajas.

Toñi y Laura viven alquiladas en su piso, y aunque preferirían vivir en otro lugar, no han encontrado nada para alejarse del barranco. «En Chiva no encuentras ahora pisos en alquiler por menos de 900 euros y de una habitación, si son dos ya 1.200 o así», dice, algo que no se pueden permitir. «Llegué a ver un loft por 750 euros», admite Laura. «Pero claro, ¿cómo nos metemos ahí mi madre y yo?», dice. La propietaria, aunque no les cobró el alquier durante el tiempo que estuvieron sin poder entrar, ahora les ha subido 70 euros el alquiler mensual.

Una subida preocupante

A los seis meses de la riada, la Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (ASICVAL) ya avisó de que en los municipios afectados por la dana se había aumentado la demanda y el precio conforme se contraía la oferta. La demanda para comprar aumentó un 22%, mientras que el precio se incrementó un 18,8%, con una caída de viviendas en venta en estas zonas del 31,3%, y cifraban un precio medio de 171.428 euros. En una rápida visita por los portales inmobiliarios se ve que es difícil encontrar en Chiva una vivienda por debajo de ese precio, a no ser que esté al borde del barranco, afectada por la dana o directamente para reformar entera.

En el caso de L’Horta Sud los efectos de la dana se suman a la presión sobre la vivienda en la capital, lo que ha hecho que se llegue a los 2.297 euros por metro cuadrado en el tercer trimestre, según el último informe de la Cátedra del Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de València (UPV). Esta cifra representa un aumento del 19% respecto al primer trimestre de 2024 y de más del 100% con respecto al último de 2019. Entonces había 118 propiedas de obra nueva disponibles en la comarca, por 19 hoy.