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“Vida oculta”: Un mártir llamado Terrence Malick

"Vida oculta"
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Director y guión: Terrence Malick. Intérpretes: August Diehl, Matthias Schoenaerts, Valerie Pachner, Michael Nyqvist, Bruno Ganz. EE.UU, 2020. Duración: 180 minutos. Drama.

¿Cuándo empieza un plano y termina otro? Es una pregunta que parece sencilla, pero que esencializa cuestiones capitales de puesta en escena que, hace años, desde «El árbol de la vida», Terrence Malick está dinamitando con una concepción del montaje que podríamos llamar aleatoria y multifocal. Es por ello que el ritmo de sus películas parece ir a la vez hacia adelante y hacia atrás, como si se resistieran a abandonar el círculo vicioso de una existencia rumiante, que se debate entre los deberes del cosmos y los placeres y dolores de la tierra. En ese sentido, Franz Jagerstätter se alinea en el universo habitado por los héroes de sus últimos filmes –«To the Wonder», «Knight of Cups» y «Song to Song»–, aunque parta con ventaja sobre ellos: la Historia está de su lado, tiene algo a lo que oponerse (el Tercer Reich), y eso afianza sus dudas en un terreno más reconocible, el del mártir crístico que, repudiado por sus congéneres, entablará un diálogo con lo trascendente, esa imagen de Dios que, para Malick, es el amor puro entre un hombre y una mujer. «Vida oculta» se alimenta de un caso real para proponer una historia simple como una montaña. En un amasijo de contradicciones parece apostar por la poética de los «Heimatfilm», tan queridos por la Alemania que simpatizaba con los nazis, para reivindicar justo lo contrario, la fuerza de voluntad de un objetor de conciencia de la causa hitleriana que vive su comunión con la Naturaleza más allá de lo que supone como ADN de su identidad patriótica. Es una película religiosa, aunque su panteísmo epistolar la aleja del sermón catequésico de «To the Wonder». Podría decirse que es el filme más accesible de la última etapa de la filmografía de Malick, pero eso no lo exime de una cierta autoindulgencia en el trazo, un exceso de confianza a la hora de dirimir precisamente cuánto debe durar un plano, o qué hay entre las imágenes.