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“Hogar”, “Diane” y “Les garçons sauvages”: estos son los estrenos para esta semana de las plataformas digitales

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La Razón
  • Sergi Sánchez

    Sergi Sánchez

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Crítica de “Hogar”: La vida que te mereces ★★★✩✩

Dirección y guión: Álex y David Pastor. Intérpretes: Javier Gutiérrez, Mario Casas, Bruna Cusí, Ruth Díaz, David Ramírez. España, 2020. Duración: 103 minutos. Thriller. Netflix
«Hogar» se ha convertido, sin querer, en la película española de la era del coronavirus. Las casualidades no existen: en esta historia de envidias de clase e invasiones domésticas, el auténtico villano es tan invisible y letal como el COVID-19. La culpa, claro, es del neocapitalismo, que enciende la ira de los que han sido expulsados del paraíso del estatus y las vistas panorámicas, y ahora se arrastran de entrevista en entrevista de trabajo soportando el desprecio arrogante de los que cobran paga de beneficios a fin de mes. En la pirámide alimentaria de los ricos y los pobres el descenso social tiene el precio, al borde de los cincuenta, de la invisibilidad. Eso es lo que le ocurre a Javier –al que Javier Gutiérrez interpreta con el sibilino mal rollo con que impregnaba otro personaje acomplejado y maquiavélico, el protagonista de «El autor»–, el creativo publicitario que inventó el eslogan «La vida que te mereces» porque quería vivir en un anuncio de suplemento dominical. Quería tener la familia perfecta, el trabajo perfecto y la casa perfecta, aunque siempre, de fondo, había un grifo que goteaba, un error, y él parece condenado al desenfoque, como una sombra. Tanto «Infectados» como «Los últimos días», los dos primeros largos de los hermanos Pastor, eran películas apocalípticas que, extraña época la nuestra, se parecen mucho a nuestro presente. Quizá los cineastas catalanes tienen mucho más talento para la radiografía social de lo que nos pensábamos, y aunque «Hogar» es un verdadero disparate, es un disparate entretenidísimo y sociológicamente significativo. Que Javier se convierta en un psicópata después de mudarse con su familia a un barrio obrero puede resultar un poco abrupto, y más porque su plan maestro, retorcido como pocos, de destrozarle la vida al inquilino de su antigua y lujosa casa (Mario Casas), parece de los que necesitan toda una existencia para diseñarse, y mucha, muchísima buena suerte para que salgan bien. «Hogar», que juega en la liga del thriller psicológico de fascinación y acosos al estilo de filmes como «De repente, un extraño» o «Mientras duermes», tiene una cierta tendencia a tensar demasiado los hilos de la verosimilitud, pero sus retruécanos son tan excéntricos que resulta imposible apartar la mirada de la pantalla doméstica que tienes enfrente. Su moraleja es muy contemporánea: puede que el dinero no haga la felicidad, pero al menos te compra una casa con piscina y cocina en isla donde puedes representarla.
Lo mejor: Lo que dice sobre las derivas neuróticas del neocapitalismo liberal y lo disparatada que es
Lo peor: ¿La subtrama del pederasta pretende acaso dignificar al sociópata protagonista?

Crítica de “Les garçons sauvages”: En una isla salvaje sin género ★★★★✩

Dirección y guión: Bertrand Mandico. Intérpretes: Pauline Lorillard, Vimala Pons, Diane Rouxel, Anaël Snoek. Francia, 2017. Duración: 110 minutos. Aventuras fantásticas. Filmin
Inseminado en el cruce de caminos donde se encuentran William S. Burroughs y Jules Verne, bendecido como la boda profana entre Jean Genet y Guy Maddin, el filme que aplaudirían filósofos de la fluidez de género como Paul B. Preciado, «Les garçons sauvages» es un viaje lisérgico a través de la iconografía «queer» más ecléctica. Elegida por «Cahiers du Cinéma» como la mejor película de 2018, la ópera prima de Bertrand Mandico es a la vez una aventura marítima y un provocativo ensayo contra el binarismo identitario. Cinco chicos, interpretados todos ellos por cinco actrices, aprenden a controlar sus instintos violentos a través de la dominación y el placer, en una isla donde el blanco y negro de Cocteau se transforma en el color «camp» de «Pierre et Gilles» con la rapidez con que un hombre se transforma en mujer, sus genitales cayendo como hojas de otoño perdidas en la marea.
Lo mejor: Su celebración de la identidad de género en un festival de imágenes poéticas y transgresoras
Lo peor: Algunos pueden encontrar esta ópera prima pretenciosa o amanerada

Crítica de “Diane”: La penitencia como bondad ★★★★✩

Dirección y guión: Kent Jones. Intérpretes: Mary Kay Place, Jake Lacy, Estelle Parsons, Andrea Martin. EE. UU., 2018. Duración: 95 minutos. Drama. Movistar +
Lo primero que hace Diane (extraordinaria Mary Kay Place) es disculparse. Es un gesto que repetirá varias veces mientras reparte, agitada, su generosidad a lo largo y ancho del censo de amigas y familiares que necesitan su ayuda. Viendo el primer largo de ficción del prestigioso crítico Kent Jones, premio a la mejor película en Tribeca 2018, el que esto firma pensó de inmediato en los relatos de Charles Baxter, en el «Fourteen» de Dan Sallitt, en una clase de película que pertenece al imaginario del Medio Oeste norteamericano. He aquí el retrato de una mujer que entiende la bondad como penitencia, pero cuya fortaleza le impide hipotecar su autonomía, ni siquiera por un hijo que cambia las drogas por el Evangelio. Es precioso el modo en que el filme se acelera, las elipsis se hacen más abruptas y la soledad de Diane se poetiza, como un haiku que transforma la vida, cualquier vida, en un acertijo.
Lo mejor: Es un grandioso retrato femenino de una actriz que debería haber corrido mejor suerte
Lo peor: Que se pueda confundir con una película «indie» del montón, porque no lo es