Librerías: se mira, pero no se toca
El protocolo de Cultura para la reapertura de estos establecimientos, remitido en la tarde del domingo, incluye un punto polémico: los clientes no podrán tocar los libros cuando las librerías reabran el lunes 11
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Había expectación por volver a sentir ensancharse la vida, más allá de las consabidas tiendas de alimentación. Las librerías abrieron ayer entre cierta confusión y muchas limitaciones. En Madrid lo hicieron aproximadamente un tercio de ellas, que se preparaban en una especie de ensayo general para el que será el día de la vuelta a esa normalidad que no sabemos cómo de normal será. En el sector, cierto malestar porque algunas cosas no encajan: sin ir más lejos, los horarios. La mayor parte de las librerías abren a las 10 de la mañana y a esa hora los adultos deben permanecer en casa, ya que es el turno del paseo de los mayores. «Bueno, en rigor, todos los clientes de librerías con cita previa, que son los únicos que pueden ir a comprar, pueden estar en la calle si presentan el resguardo de la cita, ya sea mostrando un correo o un mensaje de móvil a un policía que se lo requiera», comenta Pablo Bonet, secretario del Gremio de Libreros de Madrid. Bueno, ya sabíamos que en la larga marcha hacia la normalidad también subiremos algunas colinas kafkianas.
Prohibido hojear
«Ha habido lectores muy aficionados a sus librerías que tenían la cita con antelación, así que algunas de las que han abierto nos dicen que no les ha ido mal. Pero pensamos que lo más importante es recordar que estamos aquí, que poco a poco volvemos», cuenta Bonet. Durante todo el día de ayer, las redes sociales se fueron poblando de homenajes de los lectores a sus lugares favoritos. Sin embargo, pese al regocijo, hay asuntos que preocupan al sector. El Ministerio de Cultura remitió a las diferentes asociaciones y gremios de librerías de España en la tarde del domingo un protocolo para llevar a cabo la reapertura, que será plena el 11 de mayo. En él establece algunas medidas, como la desinfección del local dos veces al día, la puesta a disposición del público de guantes, mascarillas y gel desinfectante, y, además, la prohibición al cliente de tocar los libros. «Esto es algo que no entendemos, porque cuando alguien va al Mercadona toca los tomates y los demás productos con guantes. En una librería es vital poder hojear y oler los libros, es la esencia de nuestra actividad. Esperamos que nos aclaren esto, porque pensamos que, con guantes y desinfección, se puede hacer sin mayor problema», señala Bonet. Sin eso, cuentan algunos libreros, «la gente irá a comprar los libros donde no se debe», es decir, a los gigantes de distribución «online». Durante la jornada de ayer hubo cierta confusión y eso que la atención era individual. La mayor parte de establecimientos de Madrid permanecía cerrado, aunque en Cataluña abrieron más de la mitad. Las que levantaron la persiana lo hicieron con un empleado y solo para la entrega de pedidos o para la compra con cita previa. La librería Alberti revelaba que su primera venta del día había sido «El infinito en un junco» (Siruela) de Irene Vallejo y que otro título muy solicitado fue «La madre de Frankenstein» (Tusquets), de Almudena Grandes.
Firmas en el local
En Cervantes y compañía, en la calle Pez de Madrid, Marina Sanmartín comenta que van a utilizar esta semana como prueba. «No estamos abiertos. Eso será el día 11. Lo queremos hacer con todas las garantías, con las medidas sanitarias que vamos a cumplir a rajatabla e incluso con un horario adaptado, si se puede, a las salidas de las personas, para que si quieren pasen por la librería al salir a pasear». Está ilusionada: «Nos han apoyado muchísimo, la respuesta ha sido espléndida por parte de quienes no eran clientes, de gente que no nos conocía. Ha sido bonito». Otros se preparan para el futuro inmediato con ideas originales, como en Tipos Infames de Madrid, que organiza una firma en el local con la autora Marta Sanz, con cita previa. «Nos falta cerrar el día, pero vamos a intentar hacer algo distinto y será más pronto que tarde», comentó a Europa Press uno de los propietarios, Alfonso Tordesillas.
La librería Puerta de Tannhäuser es Premio Nacional al Fomento de la Lectura 2016 y Premio al Fomento de la Lectura en Extremadura 2017.Está en Plasencia. Durante esta semana cuentan que van a ir adaptándose a las medidas sanitarias. Ayer ya abrieron. Algunas personas se acercaron a recoger sus pedidos on line, previa petición. “Esta semana va a ser de transición y prueba para irnos adaptando. Vamos a seguir recibiendo pedidos y enviando a su vez on line. Todo va a ser muy progresivo”, asegura Álvaro Muñoz, el 50 por ciento del negocio. Insiste en que las librerías conforman el eslabón más débil de la cadena del libro y que cuando sobrevino la pandemia “no sabíamos cómo reaccionar. Nosotros, al estar en Plasencia, tenemos un área de influencia limitada, pero nuestra vocación ha sido siempre trascender a la localización geográfica”.
El servicio on line, que abrieron hace cinco años, había sido hasta ahora una parte significativa pero no determinante, aunque en esta circunstancia “es lo que nos ha permitido salvar la librería”, comenta. Mucha gente les ha descubierto a raíz del coronavirus y su máxima es estar siempre cerca del cliente y conservar la relación librero-lector. Sus envíos los han realizado por mensajería “a toda España” y se han reservado el correo con el lema de “cuando maduren las cerezas” para el momento en que los envíos se puedan hacer por este sistema postal. Los clientes ya quieren volver, “lo están deseando, pero necesitamos que lo hagan con todas las garantías de seguridad, por ellos y por nosotros”, señala Muñoz. Las presentaciones, alrededor de 30 que hacen al año o los cuentacuentos de los sábados, tendrán que esperar un poco de tiempo, “quizá con encuentros virtuales. Ya lo iremos viendo, Aún es pronto”.
La mayor parte de los libreros se preparan, sin embargo, detrás de la persiana cerrada, reubicando mostradores y estanterías, limpiando, colocando y, sobre todo, tratando de adquirir las medidas de protección requeridas. Para el próximo 11 de mayo, de nuevo, las dudas son las que mandan: ¿mampara o pantalla de plástico en la cara? ¿habrá mascarillas para todos? ¿la desinfección del local, cómo debe hacerse?